EL PENSAMIENTO
La
capacidad de pensar es el rasgo distintivo, genérico y peculiar del ser humano.
Consiste en relacionar dos o más ideas de forma que de esta combinación se
obtenga una nueva.
El
pensamiento, normalmente, actúa como un proceso mediador entre todo lo que
percibimos del exterior y la respuesta que damos. Su manifestación básica es
«razonar», que consiste en integrar estímulos, percepciones, información y
recuerdos y crear nuevos conceptos. El desarrollo de un concepto requiere dos
procesos: abstracción y generalización. Abstraer es separar mentalmente una
cualidad de otras, y considerarla aisladamente. Cuando las abstracciones se
relacionan entre sí, se produce el mecanismo contrario, la generalización.
En la
actividad se integran otras funciones mentales. Los signos, señales y símbolos
del exterior actúan como un estímulo, que pone en marcha la actividad mental. La
percepción actúa como una fuente que provoca el pensamiento. La memoria es
imprescindible para el razonamiento lógico y los conceptos almacenados en ella
se relacionan con ideas y estímulos nuevos. El lenguaje constituye la forma más
natural de expresión del pensamiento, aunque no todo el pensamiento se expresa
mediante el lenguaje, ni lo hace siempre a través de él.