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Sobre las emociones
Como resultado de su trabajo con la meditación, los niños pueden estar cada
vez más en armonía con su vida emocional y estar más capacitados para
identificar y hablar de sus sentimientos. La meditación ayuda a los niños a
enfrentarse a las emociones conflictivas.
Una de las razones por las que los niños se sienten indefensos ante las
emociones fuertes, como por ejemplo, el miedo y la ira, consiste en la falta
de un verdadero entendimiento de sí mismos. A primera vista, este tipo de
sentimientos pueden parecer muy poderosos, capaces de surgir espontáneamente
y de inundar la mente de los niños con una energía que éstos no pueden
controlar. Una parte del problema que a menudo tienen que afrontar los niños
cuando están aprendiendo a manejar el miedo y la ira consiste en que los
adultos les enseñen a identificar esas emociones como fuerzas oscuras que
provocan el retraimiento del amor y hacen entrar a las personas en un estado
que no debe ser. En consecuencia, muchas veces los niños se distancian de
sus propias emociones, y eso hace que desconozcan completamente su propia
naturaleza. Un caso igualmente perjudicial sería el de unos niños que se
criaran en un entorno que rechazara la expresión del amor y la compasión, o
que rechazara la expresión de la tristeza y la necesidad de bienestar y
comprensión.
Lo cierto es que, cuanto más se les permite a los niños conocer y aceptar
sus emociones, y que tomen consciencia de que son una parte natural y
potencialmente saludable de su existencia como seres humanos, más fácil les
resulta aprender a expresarlos de un modo apropiado, tanto personal como
socialmente. |
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