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La Garduña
La Garduña nace, se desarrolla y muere en España y sus colonias, desde
mediados del siglo XV hasta el siglo XIX, siendo esta organización secreta
la pionera de otras muchas sociedades criminales que fueron germinando a
través de la Historia. No es por casualidad que la camorra napolitana nació
en una época en que Nápoles y sus territorios pertenecían a la Corona
Española.
Durante ese tiempo los marginados estaban juramentados y mancomunados en el
seno de esta sociedad secreta creada para delinquir. En ese pasado, el
esoterismo alcanzaba hasta los bandidos. Ritos de admisión, palabras de
paso, símbolos esotéricos, gestos de reconocimiento, propias de las
sociedades secretas iniciaticas, eran también compartidas por poderosos
gremios de delincuentes. Cabe destacar que el símbolo de reconocimiento eran
tres puntos tatuados en la palma de la mano. Este símbolo pasó a la camorra
italiana y, al mismo tiempo, es patrimonio de otras sociedades secretas como
la masonería.
La Hermandad de la Garduña fue fundada probablemente en Toledo. Fue
germinando en diversas bandas incontroladas que asaltaban y robaban las
casas de los "moros" y los judíos para, según se excusaban, ayudar a la
Inquisición.
En la Garduña coexistían hombres y mujeres, ocupando cada uno de ellos
diferentes "oficios" o grados, con diferentes denominaciones; así entre los
aprendices se encontraban los chivatos, fuelles, soplones y coberteras que
se dedicaban a espiar y atesorar información; las sirenas se encargaban de
seducir a víctimas masculinas; En el segundo grado o de compañeros, estaban
los floreadores que eran los encargos de los robos y los punteadores y
guapos encargados de asesinar a las victimas. Los postulantes recaudaban los
tributos, antecedente claro del llamado impuesto de "protección" o el más
reciente impuesto "revolucionario". Así mismo existían jefes de provincias
llamados capataces, maestros o ancianos, eran los encargados de la
iniciación de los nuevos adeptos y en la cúspide se encontraba el Gran
Maestro, poder absoluto de la organización.
La Garduña, como luego imitó la Cosa Nostra en USA, operaba con casi total
impunidad, entre sus afiliados y colaboradores contaba con gobernadores,
jueces, alcaldes y hasta directores de prisión.
A lo largo de su andadura la Garduña se disimuló como una orden religiosa,
arrogándose el derecho divino a robar y asesinar. Como todas las sociedades
esotéricas de la época, la Garduña no tenía al parecer documentos escritos
ni estatutos, a través de la iniciación y las siguientes elevaciones de
grado, se iban comunicando a sus miembros las palabras secretas, los toques
y signos de reconocimiento. La traición a estas normas no escritas, se
pagaba con la vida, conociéndose algunos casos en que miembros que la
hermandad fueron ajusticiados por haber actuado sin la previa autorización
de sus maestros.
Y si bien no tenían documentos escritos relativos a su organización, la
vanidad de sus últimos Grandes Maestros les llevó a escribir el llamado
Libro Mayor donde narraban en tono heroico las fechorías llevadas a cabo.
Este libro de historia negra plagado de raptos, robos y asesinatos, fue
descubierto en el año 1821 en la casa del Gran Maestro Alfonso Cortina.
Como consecuencia de este hallazgo fueron juzgados y ejecutados en la Plaza
Mayor de Sevilla, el 25 de noviembre de 1822 El Gran Maestro, sus
lugartenientes y otros garduñistas reconocidos. Lo que ocurrió después y
hacia donde derivó esta Sociedad Secreta es un misterio, si bien al rastrear
las distintas sociedades secretas delictivas como la Camorra, la Mafia o la
Piratería Caribeña y otras muchas que se sucedieron a lo largo de la
historia, se pueden encontrar demasiadas similitudes con esta Hermandad
criminal. |
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