La
Ley de la intención y del deseo.
Es inherente a cada
intención y a cada deseo
El
mecanismo para su realización. La intención
Y
el deseo, en el campo de la potencialidad pura,
Tienen un poder organizador infinito.
Y
cuando introducimos una intención
en
el terreno fértil de la potencialidad pura,
ponemos a trabajar para nosotros
este poder organizador infinito. |
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Esta Ley se basa en
el hecho de que la energía y la información están por todas partes en la
naturaleza. En concreto, en el campo cuántico (consciencia pura o
potencialidad pura) no existe nada que no sea energía e información. Todo el
universo, en su naturaleza esencial, es el movimiento de la energía y la
información. La única diferencia entre un árbol y nosotros es el contenido
informativo y energético de nuestros respectivos cuerpos. A nivel material
tanto el árbol como nosotros estamos compuestos de unos mismos elementos:
carbono, hidrógeno, oxígeno...
Nuestro cuerpo no
está apartado del cuerpo del universo, pues a los niveles de mecánica
cuántica no existen límites bien definidos. Somos un remolino dentro del
campo cuántico más general: el universo.
Podemos modificar
conscientemente el contenido energético e informativo de nuestro propio
cuerpo mecánico cuántico. Esta influencia, este cambio consciente es
producido por dos cualidades inherentes de la conciencia: la atención y la
intención.
La atención carga de
energía, y la intención transforma. Cualquier cosa sobre la que dirijamos
nuestra atención cobrará fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa de la que
retiremos nuestra atención se marchitará y desaparecerá. La intención, por
su parte, desencadena la transformación de la energía y de la información.
La intención organiza su propia realización.
La cualidad de
intención sobre el objeto de la atención organizará una cantidad infinita de
sucesos en el espacio-tiempo para producir el resultado que esperamos,
siempre que sigamos las demás Leyes espirituales del éxito. Esto se debe a
que la intención, en el terreno fértil de la atención, tiene un poder
infinito de organización. El poder infinito de organización equivale al
poder de organizar una cantidad infinita de sucesos en el espacio tiempo,
todos a la vez. Vemos la manifestación de este poder infinito de
organización en cada hoja de hierba, en cada flor, en cada célula de nuestro
cuerpo. La vemos en todo lo que está vivo.
Lo que tenemos de
notable, con respecto al resto de la naturaleza, es que los seres humanos
podemos dar órdenes a este poder organizador infinito por medio de la
atención consciente. En nuestra especie, la intención no está fijada ni
encerrada en una red rígida de energía e información, no debemos emigrar ni
aparearnos en determinadas fechas como otras especies, por ejemplo. Tiene
una flexibilidad infinita. Mientras no violemos las otras Leyes de la
naturaleza, a través de nuestra intención podemos darle órdenes,
literalmente, a las Leyes de la naturaleza para que realicen nuestros sueños
y deseos.
La intención sienta
las bases para el flujo espontáneo, libre de esfuerzos y de roces, de la
potencialidad pura que aspira a expresarse de lo no manifiesto en lo
manifiesto.
Pero esta intención
debe utilizarse para el bien de la humanidad, ser deseo sin apego al
resultado y estar asentada en el presente.
Cuando sigamos estos
cinco pasos para realizar nuestros deseos, la intención generará su propio
poder:
1. Entra en el hueco.
Es decir, céntrate en el espacio silencioso que existe entre los
pensamientos, entra en el silencio, en ese nivel del Ser que es tu estado
esencial.
2. Libera tus
intenciones y deseos. En este estado o lugar no hay pensamiento ni
intención, pero intenta entrar y salir con la intención.
3. Mantén la reserva
acerca de tus deseos: no los compartas con nadie, si no es con una persona
que tenga exactamente los mismos deseos y que mantenga vínculos estrechos.
4. Deja que el
universo se ocupe de los detalles. Confía.
Aplicación
práctica.
1. Prepararé una
lista de todos mis deseos. La llevaré conmigo. La repasaré antes de mis
ratos de silencio y de meditación. La repasaré antes de acostarme por las
noches. La repasaré cuando me despierte por las mañanas.
2. Liberaré esta
lista y confiaré.
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