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EL CAMINO DE LA CRUZ
Existen muchos relatos de personas que dicen que han encontrado a Dios a
través del sufrimiento profundo, y hay una expresión cristiana que habla
«del camino de la cruz», que supongo que apunta hacia lo mismo.
Aquí no estamos hablando de otra cosa.
Hablando estrictamente, esas personas no encontraron a Dios mediante el
sufrimiento, porque el sufrimiento implica resistencia. Esas personas
encontraron a Dios mediante la rendición, mediante la aceptación total de
lo que es, y se vieron obligadas a ello por el intenso sufrimiento a que
estaban sometidas. Debieron de darse cuenta de que, en cierto modo,
estaban creando su propio sufrimiento.
¿Equiparas la rendición con encontrar a Dios?
Puesto que la resistencia es inseparable de la mente, renunciar a la
resistencia —rendirse— marca el fin de la etapa en la que la mente es tu
maestro, el impostor que pretende ser «tú», el falso dios. Todo juicio y
toda negatividad se disuelven. Entonces se abre el reino del Ser, que
había quedado oscurecido por la mente. De repente, surge una gran quietud
dentro de ti, la sensación de una paz insondable. Y en esa paz hay una
gran alegría. Y dentro de esa alegría hay amor. Y en su núcleo más interno
está lo sagrado, lo inconmensurable. Eso que no puede ser nombrado.
Yo no lo llamo encontrar a Dios, porque, ¿cómo puedes encontrar eso que
nunca se perdió, la vida que eres? La palabra Dios es limitante no sólo
por los milenios de percepción errónea y mal uso del término, sino también
porque implica que es una entidad distinta de ti. Dios no es un ser, es el
Ser mismo. Aquí no puede haber relación sujeto-objeto, no puede haber
dualidad, no puede haber tú y Dios. El conocimiento de Dios es la cosa más
natural que hay. El hecho sorprendente e inconcebible no es que tú puedas
llegar a conocer a Dios, sino que no conozcas a Dios.
El camino de la cruz que has mencionado es el antiguo camino hacia la
iluminación y, hasta hace poco, era el único existente. Pero no lo
descartes ni menosprecies su eficacia, porque todavía funciona.
El camino de la cruz requiere una inversión completa. Significa que la
peor cosa de tu vida, tu cruz, se convierte en lo mejor que te ha
ocurrido, porque te obliga a rendirte, a «morir», te fuerza a convertirte
en nada, a ser como Dios, porque también Dios es una no-cosa, una nada.
En nuestros tiempos, en lo que atañe a la masa de seres humanos
inconscientes, el camino de la cruz sigue siendo el único posible. Sólo
despertarán a través de más sufrimiento, y la iluminación como fenómeno
colectivo probablemente vendrá precedida de grandes tumultos. Este proceso
es consecuencia de ciertas leyes universales que gobiernan el desarrollo
de la conciencia, y ha sido vaticinado por algunos videntes. Se describe,
entre otros lugares, en el Libro de la Revelación o Apocalipsis, aunque
encubierto por una simbología oscura y a veces impenetrable. Este
sufrimiento no está causado por Dios, sino por los humanos sobre sí
mismos, y también por ciertas medidas defensivas que va a tomar la Tierra,
que es un organismo vivo e inteligente, para protegerse de los ataques de
la locura humana.
Sin embargo, actualmente hay un creciente número de seres humanos vivos
cuya conciencia está suficientemente evolucionada como para no necesitar
más sufrimiento antes de alcanzar la iluminación. Puede que seas uno de
ellos.
La iluminación mediante el sufrimiento —el camino de la cruz— implica
entrar en el reino de los cielos gritando y pataleando. Finalmente te
rindes porque ya no puedes soportar el dolor, pero el dolor podría
prolongarse mucho tiempo hasta que eso ocurra. Elegir conscientemente la
iluminación significa renunciar al pasado y al futuro y hacer del ahora el
foco principal de tu vida. Significa elegir habitar en el estado de
presencia más que en el tiempo. Significa decir sí a lo que es. Entonces
ya no necesitas el dolor. ¿Cuánto tiempo más crees que necesitas antes de
poder decir: «Ya no crearé más dolor, más sufrimiento?». ¿Cuánto dolor más
necesitas antes de poder tomar esa decisión?
Si crees que necesitas más tiempo, lo tendrás, y también tendrás más
dolor. El tiempo y el dolor son inseparables.
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