|
RELACIONES
CON LAS PERSONAS AL CUIDADO DE LOS HIJOS
Otro caso
muy frecuente es el de los niños que pasan gran parte de su tiempo al cuidado de
personas, a veces de culturas diferentes, que además hacen las labores
domésticas.
Estas
personas ocupan un papel relevante, sobre todo cuando se encargan de hogares
donde los niños son muy pequeños y los tienen a su cuidado, pasando con ellos
muchas horas. Pese a ello, no se les dan pautas educativas, ni se les concede
importancia.
Las
cuidadoras deben ser bien elegidas: han de ser de total confianza. Es
conveniente solicitar referencias, mantener una profunda entrevista, en la que
apreciemos sus motivaciones, criterios, y captemos su carácter —que debe ser
abierto, jovial—, sus hábitos de limpieza, su salud mental, su interiorización
de la prevención de accidentes. Ver cómo se desenvuelve con el hijo y qué
reacción provoca. No está de más aparecer sin previo aviso en el hogar para
comprobar que todo funciona con normalidad. Los padres deberían tener la
certeza, con sólo verla en acción con sus hijos, de que entiende y quiere a los
niños, de que puede manejarlos con bondad y firmeza. En otro espacio se hablará
sobre las distintas situaciones que el niño provoca según su grado de evolución
y edad, de forma que podamos transmitir criterios y pautas de actuación.
|
|