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DEFINICIÓN DE LA INICIACIÓN
El tema de la iniciación se está generalizando cada vez más entre el público. No
pasarán muchos siglos sin que se restauren los antiguos misterios y la iglesia
posea un grupo interno; en la iglesia del futuro, cuyo núcleo interno se está
formando, la primera iniciación será exotérica, vale decir, que la primera
iniciación constituirá antes de mucho tiempo, la ceremonia más sagrada de la
iglesia y será celebrada en forma exotérica, por ser uno de los misterios
revelados en determinados períodos, y a ella asistirán quienes estén implicados.
También ocupará un lugar similar en el ritual de los masones. En esta ceremonia,
quienes estén preparados para la primera iniciación, serán admitidos
públicamente en la Logia por uno de sus miembros, autorizado para ello por el
gran Hierofante Mismo.
Definición de cuatro palabras.
Al hablar
de la iniciación, la sabiduría, el conocimiento o el sendero de probación, ¿qué
queremos significar? Empleamos las palabras con mucha ligereza sin considerar el
significado involucrado. Tomemos, por ejemplo, la primera de las palabras
mencionadas. Muchas son las definiciones y explicaciones respecto a su alcance,
a los pasos preliminares al trabajo que debe realizarse entre iniciaciones y a
sus resultados y efectos. Una cosa es evidente para el estudiante más
superficial, y es que la magnitud del tema es tal que, a fin de dilucidarlo
adecuadamente, habría que escribir desde el punto de vista de un iniciado. En
caso contrario, todo cuanto se diga podrá ser razonable, lógico, interesante,
sugestivo, pero no concluyente.
La palabra iniciación, deriva de dos palabras latinas: In en, Ire ir; por lo
tanto, es la iniciación de un comienzo o la entrada en algo. En el caso que
estamos estudiando significa, en su más amplio sentido, la entrada en la vida
espiritual o en una nueva etapa de esa vida. Es el primer paso y los
subsiguientes en el sendero de santidad. Por lo tanto, quien recibió la primera
iniciación dio literalmente el primer paso en el reino espiritual, saliendo del
reino puramente humano, para entrar en el superhumano. Así como salió del reino
animal y entró en el humano, en la individualización, así entra en la vida del
espíritu y, por primera vez, tiene el derecho de llamarse "hombre espiritual",
en el significado técnico de la palabra. Entra en la quinta etapa, la última, de
nuestra actual quíntuple evolución. Después de haber palpado su camino a través
del Aula de la Ignorancia, durante muchas épocas, e ingresado en la escuela en
el Aula del Aprendizaje, ingresa en la Universidad o Aula de la Sabiduría.
Cuando egrese de ella se graduará con el grado de Maestro de Compasión.
Podría ser de beneficio estudiar primero la diferencia o conexión entre
Conocimiento, Comprensión y Sabiduría. Aunque en el lenguaje común estos
términos parecen sinónimos, son técnicamente diferentes.
Conocimiento es el resultado del Aula del Aprendizaje. Podría decirse que
constituye la totalidad de los descubrimientos y experiencias humanos y lo que
puede ser reconocido por los cinco sentidos y correlacionado, diagnosticado y
definido por el intelecto humano. Es aquello de lo que estamos mentalmente
seguros o podemos corroborar por el experimento. Es un compendio de las artes y
las ciencias. Concierne a todo lo que trata de la construcción y el desarrollo
del aspecto forma de las cosas y, por lo tanto, del aspecto material de la
evolución, la materia de los sistemas solares en el planeta, en los tres mundos
de la evolución humana y en los cuerpos humanos.
Sabiduría es el resultado del Aula de la Sabiduría. Concierne al desarrollo de
la vida dentro de la forma, al progreso del espíritu a través de los vehículos,
siempre mutables, y a las expansiones de conciencia que se suceden una vida tras
otra. Trata del aspecto vida de la evolución. Debido a que se refiere a la
esencia de las cosas y no a las cosas mismas, es la captación intuitiva de la
verdad, independiente de la facultad razonadora; la innata percepción, capaz de
diferenciar lo falso de lo verdadero, lo real de lo irreal. Es algo más que eso,
constituye la creciente capacidad del Pensador para penetrar cada vez más dentro
de la mente del Logos, comprender la verdadera interiorización del gran
espectáculo del universo, ver el objetivo y armonizarse progresivamente con la
medida superior. Puede ser descrito para nuestro propósito (que consiste en
estudiar el Sendero de Santidad y sus diversas etapas), como el conocimiento del
"Reino del Dios interno" y la captación del "Reino del Dios externo" en el
sistema solar. Quizás podría decirse que es la gradual fusión de los senderos
del místico y del ocultista, la construcción del templo de la sabiduría sobre
los cimientos del conocimiento.
La sabiduría es la ciencia del espíritu, así como el conocimiento es la ciencia
de la materia. El conocimiento es separatista y objetivo, mientras que la
sabiduría es sintética y subjetiva. El conocimiento separa, la sabiduría une. El
conocimiento hace diferencias, mientras que la sabiduría fusiona. Entonces, ¿qué
significa comprensión?
Comprensión puede definirse como la facultad del Pensador, en el tiempo, para
apropiarse del conocimiento como base de la sabiduría, aquello que permite
adaptar las cosas de la forma a la vida del espíritu, recibir destellos de
inspiración, provenientes del Aula de la Sabiduría, y vincularlos a los hechos
del Aula del Aprendizaje. Quizás la idea podría ser mejor expresada si se dijera
que:
La sabiduría concierne al yo y el conocimiento al no yo, mientras que la
comprensión es el punto de vista del Ego o Pensador, o la relación entre el yo y
el no yo.
En el Aula de la Ignorancia controla la forma y predomina el aspecto material de
las cosas. El hombre se centraliza así en la personalidad o yo inferior. En el
Aula del Aprendizaje el Yo Superior o Ego lucha por dominar esa forma, hasta que
gradualmente alcanza un punto de equilibrio, donde ninguno de los dos controlan
totalmente al hombre. Luego, el Ego controla cada vez más, hasta que en el Aula
de la Sabiduría domina en los tres mundos inferiores y, acrecentadamente, la
divinidad inherente asume el control.
Aspectos de la Iniciación
La iniciación o el proceso de experimentar la expansión de conciencia es parte
del proceso normal del desarrollo evolutivo, considerado en amplia escala y no
desde el punto de vista del individuo. Observado desde el ángulo individual,
llega a reducirse hasta el instante en que el ente evolucionante comprende que
(por su propio esfuerzo y ayudado por el consejo y sugerencia de los
Instructores observadores de la raza) ha llegado a una etapa donde adquiere
cierto grado de conocimiento subjetivo, desde el punto de vista del plano
físico. La experiencia es similar a la del alumno en la escuela, cuando se da
cuenta repentinamente que domina la lección y que el tema y el método del
proceso le pertenecen a fin de aplicarlos inteligentemente. Estos instantes de
captación inteligente siguen a la mónada evolucionante en su largo peregrinaje.
Lo que ha sido parcialmente mal interpretado en esta etapa de comprensión, es el
hecho de que en los distintos períodos se acentúa la importancia de los variados
grados de expansión y la Jerarquía se esfuerza en llevar a la raza a la etapa en
que sus entes tengan alguna idea del próximo paso a dar. Cada iniciación indica
el paso del estudiante por el Aula de la Sabiduría hacia un grado superior y,
además, el claro resplandor del fuego interno y la transición de un punto de
polarización a otro; implica la comprensión de la creciente unidad con todo lo
que vive y la esencial unicidad del yo con todos los yoes; da por resultado un
horizonte que se ensancha continuamente hasta incluir la esfera de la creación,
o la creciente capacidad de ver y oír en todos los planos. Es poseer una
acrecentada conciencia de los planes de Dios para el mundo y la capacidad de
desarrollar dichos planes. Es el esfuerzo de la mente abstracta para aprobar un
examen. Es figurar en el cuadro de honor de la escuela del Maestro, dentro de la
realización de esas almas cuyo karma lo permite y su esfuerzo es suficiente para
alcanzar la meta.
La iniciación conduce al monte en que se puede obtener la visión; la visión del
Eterno Ahora, donde el pasado, el presente y el futuro, existen como uno; la
visión de la historia de las razas con el hilo de oro de su genealogía, seguida
a través de numerosos tipos; la visión de la dorada esfera que mantiene al
unísono las múltiples evoluciones de nuestro sistema: dévica, humana, animal,
vegetal, mineral y elemental, a través de las cuales puede verse claramente que
la vida palpitante late con ritmo regular; la visión de la forma mental del
Logos en el plano arquetípico, visión que se acrecienta de una iniciación a otra
hasta abarcar todo el sistema solar.
La iniciación conduce a esa corriente que, cuando se ha penetrado en ella,
arrastra al hombre hasta llevarlo a los pies del Señor del Mundo, a los pies de
su Padre en los Cielos, a los pies del triple Logos. La iniciación conduce a la
caverna en cuyos muros limitadores se conocen los pares de opuestos y se revela
el secreto del bien y del mal. Conduce a la Cruz y al total sacrificio que debe
consumarse antes de lograr la perfecta liberación, donde el iniciado se libera
de todas las cadenas terrenales y nada lo retiene en los tres mundos. Lleva a
través del Aula de la Sabiduría y pone en las manos del hombre, en forma
gradual, la clave de toda información cósmica y del sistema. Revela el misterio
oculto subyacente en el corazón del sistema solar. Conduce de un estado de
conciencia a otro. A medida que entra en cada estado, el horizonte se ensancha,
la vista se extiende y la comprensión es más incluyente, hasta que la expansión
alcanza el punto en que el yo abarca todos los yoes, incluso todo lo móvil e
inmóvil, según una antigua escritura.
La iniciación implica ceremonia. Este aspecto es el que más se ha hecho resaltar
en la mente de los hombres, omitiendo algo de su verdadera significación.
Primordialmente implica la capacidad de ver, oír y comprender, de sintetizar y
correlacionar el conocimiento, aunque no necesariamente el desarrollo de las
facultades síquicas, pero entraña la comprensión interna que ve el valor
subyacente en la forma y reconoce el propósito de las circunstancias
prevalecientes. Es la capacidad de presentir la lección que se ha de aprender en
cualquier acontecimiento dado, y esta comprensión y reconocimiento da por
resultado, cada hora, cada semana y cada año, un progreso y expansión. Este
proceso de gradual expansión resultado del esfuerzo definido y de una ardua vida
y correcto pensar del aspirante, y no de algún instructor esotérico que celebra
un rito oculto, conduce a lo que podría llamarse una crisis.
En esta crisis, donde es necesaria la ayuda de un Maestro, se efectúa un
definido acto de iniciación, que (actuando sobre un centro particular) produce
resultados en alguno de los cuerpos, e incita a los átomos a alcanzar cierta
vibración y permite obtener un nuevo ritmo.
La ceremonia de la iniciación señala un punto de realización, pero no la
realización que a menudo se cree sino simplemente la que los Instructores que
vigilan a la raza, reconocen como una etapa definida en la evolución alcanzada
por el discípulo, la cual proporciona dos cosas:
1. Una expansión de conciencia, que permite a la personalidad penetrar en la
sabiduría lograda por el Ego, y en las iniciaciones superiores, en la conciencia
de la Mónada.
2. Un breve período de iluminación, donde el iniciado ve la parte del sendero
que debe hollar y también participa conscientemente en el gran plan evolutivo.
Después de la iniciación, el trabajo que se debe realizar consiste mayormente en
convertir esa expansión de conciencia en parte del equipo de la personalidad
para ser utilizado en forma práctica, y en dominar esa parte del sendero que aún
debe recorrerse.
Lugar
y efecto de la Iniciación.
La ceremonia de la iniciación tiene lugar en los tres subplanos superiores del
plano mental y en los tres planos superiores, de acuerdo a la iniciación.
Durante las iniciaciones en el plano mental brilla sobre la cabeza del iniciado
la estrella de cinco puntas. Esto corresponde a las primeras iniciaciones que se
reciben en el vehículo causal. Se ha dicho que las dos primeras iniciaciones se
efectúan en el plano astral, pero esta afirmación es inexacta y ha dado origen a
una mala interpretación. Ambas se hacen sentir profundamente en los cuerpos
físico, astral y mental inferior, afectando su control. Debido a que el efecto
principal se siente en estos cuerpos, el iniciado puede interpretar que han
tenido lugar en los planos implicados, pues el vívido efecto y el estímulo de
las dos primeras iniciaciones se producen principalmente en el cuerpo astral.
Pero debe tenerse en cuenta que las iniciaciones mayores tienen lugar en el
cuerpo causal o fuera de éste en el plano búdico o en el átmico. En las dos
iniciaciones finales que liberan al hombre de los tres mundos, se le permite
actuar en el cuerpo vital del Logos y manejar esa fuerza, entonces el iniciado
se trasforma en la estrella de cinco puntas, la cual desciende sobre él, se
fusiona en él y a él se lo ve en el centro mismo de la estrella. El descenso se
realiza por acción del Iniciador que empuña el Cetro de Poder y pone al hombre
en contacto, en forma consciente, con el centro en el cuerpo del Logos
planetario, del cual es parte. Las dos iniciaciones llamadas sexta y séptima,
tienen lugar en los planos búdico y átmico. La estrella de cinco puntas "fulgura
desde adentro de sí misma", según dice una frase esotérica, y se trasforma en
"la estrella de siete puntas", descendiendo sobre el hombre, y éste penetra en
la llama.
Además, las cuatro iniciaciones anteriores a la de adepto, señalan,
respectivamente, la adquisición de determinadas proporciones de materia atómica
en los cuerpos , por ejemplo, en la primera iniciación, una cuarta parte de
materia atómica; en la segunda, una mitad; en la tercera, tres cuartas partes, y
así hasta completar. Puesto que el principio búdico es el unificador (o el
fusionador de todo), en la quinta iniciación el adepto se desprende de los
vehículos inferiores y se afirma en el búdico, desde donde crea su cuerpo de
manifestación.
Cada iniciación otorga mayor control sobre los rayos, si esto puede expresarse
así, aunque no da la idea exacta. Las palabras a menudo confunden. En la quinta
iniciación, cuando el adepto es un Maestro en los tres mundos, controla más o
menos (de acuerdo a su línea de desarrollo) los cinco rayos que se manifiestan
especialmente en el momento en que recibe la iniciación. En la sexta, si pasa al
grado superior, adquiere poder en otro rayo y, en la séptima, ejerce poder en
todos los rayos. La sexta iniciación señala el punto de realización del Cristo y
pone al rayo sintético del sistema bajo Su control. Debemos tener presente que
la iniciación da al iniciado poder en los rayos y no poder sobre los rayos, una
diferencia bien marcada. Cada iniciado lógicamente posee uno de los tres rayos
mayores como rayo primario o espiritual, y en el rayo de su mónada es donde
finalmente adquiere poder. El rayo de amor o rayo sintético del sistema, es el
último que se adquiere.
Quienes desencarnan después de la quinta iniciación, o quienes no llegan a ser
Maestros en encarnación física, reciben sus siguientes iniciaciones en otra
parte del sistema. Todos están, en la Conciencia del Logos. Se ha de tener en
cuenta una gran realidad, que las iniciaciones del planeta o las del sistema
solar, sólo son preparatorias para ser admitido en la Gran Logia de Sirio. Este
simbolismo ha sido bien conservado en la masonería y combinando el método
masónico con lo dicho respecto a los pasos en el Sendero de Santidad,
obtendremos un cuadro aproximado. Ampliemos su significado:
Las primeras cuatro iniciaciones del sistema solar corresponden a las cuatro
"Iniciaciones en el Umbral", previamente a la primera iniciación cósmica. La
quinta iniciación corresponde a la primera iniciación cósmica, la de "aprendiz
aceptado" en la masonería, que hace de un Maestro, un "aprendiz aceptado" en la
Logia de Sirio. La sexta iniciación es análoga al grado segundo de la masonería,
mientras que la séptima hace del adepto un Maestro Masón de la Hermandad de
Sirio.
Maestro,
por lo tanto, es quien ha recibido la séptima iniciación planetaria, la quinta
iniciación solar y la primera iniciación cósmica o de Sirio.
La
Unificación, resultado de la Iniciación.
Debe comprenderse que cada iniciación sucesiva produce la unificación más
completa de la personalidad con el Ego y, en niveles más elevados, con la
mónada. La evolución del espíritu humano es una unificación progresiva. En la
unificación del alma con la personalidad yace oculto el misterio de la doctrina
cristiana de la Expiación, unificación que tiene lugar en el momento de la
individualización, cuando el hombre se trasforma en una entidad consciente y
racional, distinta de la de los animales. A medida que prosigue la evolución,
ocurren sucesivas unificaciones.
La unificación en todos los niveles emocional, intuicional, espiritual y divino
consiste en un continuo y consciente funcionamiento. En todos los casos está
precedida por la combustión a través del fuego interno y la destrucción, por
medio del sacrificio, de todo aquello que separa. El acercamiento a la unidad se
produce mediante la destrucción de lo inferior y de todo lo que obstaculiza.
Tomemos, por ejemplo, la trama que separa los cuerpos etérico y emocional.
Cuando el fuego interno quema esta trama, se produce una continua comunicación
entre los cuerpos de la personalidad, y los tres vehículos actúan como uno. Algo
semejante ocurre en los niveles superiores, aunque el paralelismo no puede ser
detallado. La intuición corresponde a lo emocional y los cuatro niveles
superiores del plano mental a lo etérico. En la destrucción del cuerpo causal,
al recibir la cuarta iniciación (llamada, simbólicamente, “la Crucifixión”),
tenemos un proceso análogo al de la combustión de la trama, que conduce a la
unificación de los cuerpos de la personalidad. La desintegración, que es parte
de la iniciación del arhat, conduce a la unidad entre el Ego y la mónada,
expresándose en la Tríada. Ésta es la perfecta unificación.
Por lo tanto, el propósito del proceso consiste en que el hombre sea
conscientemente uno:
Primero: Consigo mismo y con quienes han encarnado con él.
Segundo: Con su Yo superior y con todos los yoes.
Tercero: Con su Espíritu o "Padre en los Cielos", y así con todas las Mónadas.
Cuarto: Con el Logos, los Tres en Uno y el Uno en Tres.
El hombre
se convierte en un ser humano consciente por mediación del perpetuo sacrificio
de los Señores de la Llama.
El hombre llega a ser un Ego consciente, poseyendo la conciencia del Yo
Superior, en la tercera iniciación, por mediación de los Maestros y del Cristo y
por Su sacrificio, al encarnar físicamente para ayudar al mundo.
En la quinta iniciación el hombre se une con la mónada por mediación del Señor
del Mundo, el Observador Solitario, el Gran Sacrificio.
El hombre se unifica con el Logos, por medio de Aquel de Quien nada puede
decirse.
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