Trastornos psicológicos
secundarios de ciertas medicaciones
Existe
una gran cantidad de sustancias que pueden producir efectos tóxicos sobre el
sistema nervioso central y, en consecuencia, acarrear trastornos psicológicos
que aparecen en forma aguda. Así actúan medicamentos con efecto directo sobre el
sistema nervioso central (sedantes, hipnóticos, tranquilizantes, antidepresivos
y estimulantes) y otros que, encaminados a tratar enfermedades generales, tienen
efectos secundarios nocivos sobre el sistema nervioso central. Prácticamente el
3 por 100 de las personas bajo tratamiento farmacológico desarrollan trastornos
psicológicos importantes.
El
mecanismo de acción no está claro. Algunos, como los sedantes y los hipnóticos,
generan una acción terapéutica excesiva. Otros que actúan sobre el sistema
nervioso periférico, como los antihipertensivos, provocan efectos secundarios
centrales. Si alteran el metabolismo general, secundariamente éste altera el
sistema nervioso. Por último algunos provocan tolerancia y adicción y en su
retirada aparecen los síntomas psicológicos.
El cuadro
clínico depende del tiempo de fármaco, la dosis, el tiempo de administración, la
enfermedad que padece el sujeto, la edad y la personalidad previa. Influyen los
factores sociales, culturales y ambientales en los que se mueve el sujeto y,
sobre todo, las posibles combinaciones de fármacos.
BARBITURICOS. La intoxicación aguda deprime el sistema nervioso central,
acompañándose de vértigos, trastornos en la marcha y el habla. Confusión,
estupor y coma. Cuando la intoxicación es crónica, se desarrolla tolerancia a la
medicación, el sujeto está somnoliento o confuso, a veces irritable, con
labilidad emocional, querellante o eufórico, descuidado en su trabajo y en su
aspecto personal. La retirada de los barbitúricos produce un grave síndrome de
abstinencia que puede ser mortal, por lo que hay que hacerlo gradualmente.
ANSIOLITICOS. A dosis muy altas provoca desorientación y confusión. Los cuadros
de intoxicación se manifiestan con ira, estallidos de agresividad o
hiperactividad y sensación de despersonalización y alucinaciones. Como con los
barbitúricos, pueden aparecer tolerancia y síntomas de abstinencia.
HIPNÓTICOS. Son más potentes que los ansiolíticos y pueden producir cuadros
tóxicos muy semejantes a los barbitúricos. Provocan convulsiones, depresión
respiratoria, edema pulmonar y coma y su retirada da lugar a delirium tremens.
ANFETAMINAS. Mucho se ha abusado de ellas, hasta el punto que el 50 por 100 de
su utilización era por vía ilegal. Su uso produce una gran tolerancia y la
retirada un ligero síndrome de abstinencia con cansancio, depresión y, a veces,
ideas suicidas. Su efecto más grave es la aparición de la psicosis anfetamínica
que es un cuadro muy semejante a la esquizofrenia paranoide con desorientación,
ideas delirantes, alucinaciones y sensación de miedo y terror. Junto con esto,
los efectos tóxicos se manifiestan con irritabilidad, inquietud, confusión,
reflejos exaltados e insomio; los cuadros graves pueden desembocar en
convulsiones y producir un estado de coma.
NEUROLEPTICOS. En dosis muy altas, producen somnolencia excesiva que puede
llegar a estupor y coma. Una sobredosis aguda acarrea confusión, agitación,
desorientación y una importante hipotensión postural.
ANTIDEPRESIVOS. En personas normales, todo lo más provoca sudación. Durante el
tratamiento puede aparecer secundariamente fatiga, debilidad, inestabilidad,
vértigo, dolor de cabeza, temblor y raramente convulsiones. La sobredosis aguda
se acompaña de agitación, delirio, depresión general del sistema nervioso
central con estupor y coma. En los enfermos esquizofrénicos puede desencadenar
un cuadro psicótico con delirio, desorientación, confusión, paranoia y
alucinaciones.
LITIO.
Normalmente acarrea efectos secundarios generales como diarrea, náuseas, temblor
o aumento de la eliminación urinaria. Si los niveles en sangre aumentan mucho,
aparece confusión, agitación, debilidad, temblor, trastornos en el habla y la
conciencia hasta llegar a convulsiones generalizadas, estupor y coma.
L-DOPA.
Un 20-30 por 100 de los pacientes pueden presentar síntomas psiquiátricos, como
confusión, desorientación y delirio que se acompañan de discinesia. A veces
aparecen cuadros depresivos o hipomaníacos. Los efectos secundarios van a
depender del estado general previo y se reducen si la administración del fármaco
va en aumento progresivamente poco a poco.
AGENTES
CARDIOVASCULARES. Es un grupo amplio de fármacos usados con bastante frecuencia
que engloba los utilizados para tratar las descompensaciones cardíacas,
arritmias cardíacas, hipertensión y cefaleas vasculares.
Los
efectos psicológicos tóxicos de la digitalina aparecen a dosis relativamente
bajas comenzando por inquietud, pesadillas, apatía, dificultades en la
concentración y pasan luego a ser florido con deterioro de la conciencia,
alucinaciones y pensamiento delirante. Se observa más en los ancianos y en los
enfermos que han sido apartados de su ambiente habitual.
Los
antiarrítmicos en general provocan cuadros depresivos. Los Beta bloqueantes
originan somnolencia, dolor de cabeza y a dosis altas no sólo depresión, sino
también cuadros psicóticos con alucinaciones visuales.
Entre los
antihipertensivos está demostrado que la reserpina provoca cuadros depresivos
muy semejantes a la depresión endógena y la metildopa tiene un efecto semejante,
pero menos intenso. Los tiocinatos, cuyo uso ha disminuido, pueden acumularse en
el organismo y en un momento dado generar sueño, debilidad, alucinaciones,
confusión y delirio.
Los diuréticos raramente
acarrean efectos psicológicos, pero sí producen descompensaciones metabólicas
graves, aparece debilidad, desorientación, confusión y delirio.
ANESTÉSICOS. Los anestésicos volátiles excepcionalmente acarrean trastornos
psicológicos y cuando lo hacen es consecuencia de una anoxia cerebral en el
transcurso de la anestesia. Los anestésicos locales administrados por vía
intramuscular son absorbidos por la sangre y actúan como estimulantes del
sistema nervioso central originando inquietud, temblores y convulsiones. Esta
reacción puede seguirse rápidamente de depresión de las funciones vítales y
muerte por fallo respiratorio.
HORMONAS.
Las hormonas alteran el funcionamiento metabólico y secundariamente el del
sistema nervioso central, aunque el mecanismo no es del todo conocido. En
cualquier caso, la respuesta es individual y difícil de predecir.
Los
tratamientos con glucocorticoides pueden generar una elevación del estado de
ánimo y algunos pacientes se ponen eufóricos con insomnio, agitación e
inquietud. A dosis altas provocan cuadros psicóticos graves.
Una
sobredosis de hormona tiroidea produce los síntomas típicos del hipertiroidismo
con fatiga, debilidad, temblores, taquicardia, cefalea, ansiedad, agitación,
insomnio e intolerancia al calor. Los antitiroideos pueden precipitar un cuadro
cerebral orgánico con confusión, desorientación, delirio y alucinaciones.
El uso de
hipoglucemiantes se puede acompañar de irritabilidad, deterioro intelectual,
confusión, dolor de cabeza, letargia que puede avanzar a delirio más o menos
florido con convulsiones y coma. La hipoglucemia crónica acarrea cambios de
personalidad y hasta lesiones cerebrales generalmente en forma de demencia,
epilepsia y síntomas neurológicos focales.
ANALGÉSICOS Y ANTIPIRÉTICOS NO NARCÓTICOS. Las dosis muy altas de salicilatos
pueden producir confusión, agitación, delirio y alucinaciones. La fenacetina
puede generar depresión del estado de ánimo, somnolencia, deterioro de la
concentración y psicosis tóxica con alucinaciones.
La
carbamacepina puede producir cuadros tóxicos muy semejantes a los
antidepresivos.
ANTIINFLAMATORIOS. La fenilbutazona a grandes dosis puede producir un estado
delirante con alucinaciones, coma y convulsiones, incluso a dosis bajas (sobre
todo si se administran en forma de inyección) puede generar cefaleas, reacciones
psicóticas y depresión.
La
indometacina provoca cefalea en el 50 por 100 de los pacientes que la utilizan y
llega a generar otros efectos graves, como sensaciones de despersonalización,
confusión, pesadillas, alucinaciones, delirio y convulsiones con coma.
AGENTES
ANTIINFECCIOSOS. Es frecuente encontrar delirio acompañando a una infección por
el proceso tóxico y la hipertermia. Sin embargo, es posible que muchos fármacos
antiinfecciosos produzcan un síndrome cerebral orgánico y cambios en el estado
de ánimo que pueden llegar a reacciones psicóticas agudas. Puede aparecer con
antibióticos, agentes antituberculosos, antivirales y fármacos antiparasitarios
y antifúngicos, pero su presentación, en cualquier caso, no es muy frecuente.
AGENTES
ANTINEOPLASlCOS. Tienen pocos efectos sobre el sistema nervioso central ya que
atraviesan con lentitud la barrera hematoencefálica. Con los derivados de la
vinca (vincristina y vimblastina) se han descrito efectos tóxicos en forma de
estupor, alucinaciones y coma, en dosis extremadamente altas. Alrededor del
segundo o tercer día de tratamiento aparece somnolencia y depresión mental que
son transitorias. El metotrexato reduce los niveles de ácido fólico que altera
el funcionamiento cerebral, esto parece ser el origen de los efectos que
aparecen como confusión, somnolencia, irritabilidad, ataxia y delirio, a menudo
con convulsiones y coma.
DISULFIRAM. La ingestión conjunta de disulfiram y alcohol produce una reacción
desagradable por la producción de acetaldehído. Los efectos secundarios menores
son fatiga y descenso de la libido y la potencia sexual. A dosis muy altas
produce psicosis tóxicas con debilidad, dificultad en la concentración,
trastornos de memoria, desorientación, confusión y somnolencia.