La
quirosofía, como estudio e interpretación del significado de los signos de la
mano, engloba en su concepto el de quiromancia, que se centra en la
interpretación del pasado, explicación del presente y predicción del futuro a
través de dichos signos.
Aunque la
quiromancia carece del respaldo científico oficial, lo cierto es que es el
resultado de experiencias llevadas a cabo durante más de 40 siglos.
Parece
ser que sus orígenes tuvieron lugar en Oriente, concretamente en China y la
India. Desde entonces y hasta hoy el estudio de las manos ha sido considerado
como adivinación, como un medio para profetizar, aunque sea una profecía
individual.
Se afirma
que las líneas de la mano son auténticos ideogramas que reflejan la personalidad
del portador; y así como no hay dos huellas digitales iguales, se estima que
tampoco existen dos manos iguales, como distintas las formas de pensar, vivir y
sentir del género humano.
Según los
quirománticos, las líneas de la mano sirven para conocer, incluso
anticipadamente, el pensamiento, carácter y funcionamiento del individuo. Se
dice que cada persona tiene escrita su historia en las palmas de las manos.
Las manos
registran, según la quiromancia, los efectos fisiológicos, emocionales y
mentales de la persona, pero no reflejan cuestiones externas y ajenas a la
propia personalidad, como herencias, negocios, loterías, etc.
La
quiromancia goza en general de mala fama por la cantidad de fraudes a que se ve
sometida. Pero realmente hay serios estudios del tema que esperan que en un
futuro próximo sea considerada más ciencia que superstición. De hecho, en
medicina, se estudia la configuración de las manos para diagnosticar una serie
de enfermedades que en ellas se ven reflejadas.