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PREVENCIÓN DEL
EMBARAZO ADOLESCENTE
Se denomina métodos anticonceptivos a los mecanismos y modos que impiden la
fecundación. Estos métodos los tienen que conocer los adolescentes. La
información la obtendrán en un centro de planificación familiar para jóvenes, en
el médico de familia y, por supuesto, en la familia. Son los especialistas los
que tienen que recomendar qué tipo de anticonceptivo es el que le va mejor,
píldora, preservativo..., dependiendo de la situación particular de cada
persona, y previo reconocimiento médico.
Es necesario fomentar el uso del preservativo. Facilitar su acceso y abaratar el
precio para los adolescentes. Los padres y el ámbito educativo serán quienes les
enseñen cómo utilizarlos correctamente.
Existe una serie de dificultades aducidas por algunos hombres para la
utilización del preservativo:
• Pérdida de espontaneidad.
• Interrupción de la relación.
• Problemas en la relación sexual. Retrasos en la eyaculación, pérdida de
erección...
• Difícil acceso.
• No disponibilidad, recelo de la pareja por suscitar pérdida de confianza en la
fidelidad del otro.
• Inexperiencia en el uso.
• Vergüenza y dificultad para hablarlo con la pareja.
Salvo algunas excepciones, el uso del preservativo no representa ningún problema
para la interacción sexual y es altamente eficaz como anticonceptivo y como
método de prevención de enfermedades de transmisión sexual.
De
todas formas, los preadolescentes y los adolescentes de hoy no son inmunes
a las constantes alusiones al sexo que les llegan a través de la
televisión, el cine, la radio, las líneas telefónicas, los anuncios, la
música... Dichas alusiones se refieren a un solo aspecto de la sexualidad:
el placer. En esta aberrante situación social, de "información sesgada",
mediatizada y unilateralizada (alguien ha dicho que nuestros jóvenes se
convierten en "hemipléjicos sexuales"), la población juvenil debería
recibir francos y clarificadores consejos de sus padres, maestros,
educadores y sanitarios para que sean conscientes de las consecuencias que
puede acarrear su decisión con respecto a su vida sexual: embarazo,
enfermedades de transmisión sexual, abortos, hijos...
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que las
adolescentes constituyen un grupo muy vulnerable a las consecuencias de su
actividad sexual (por ejemplo, los embarazos de adolescentes siempre se
catalogan de alto riesgo) y con índices más altos de mortalidad
maternoinfantil (es decir, tanto para la madre como para el niño). Para
prevenir estos problemas es necesario un diálogo abierto con los jóvenes.
Así, los adolescentes que comienzan a reflexionar acerca del tema de la
relación sexual deben tener pleno acceso a conocimientos sobre la
abstinencia y los métodos anticonceptivos, con o sin prescripción médica.
Toda orientación relacionada con la anticoncepción durante la adolescencia
debe iniciarse con la afirmación de que la abstinencia es el único método
de control de la natalidad absolutamente eficaz y que, a la vez, es el más
aplicado por la mayoría de los adolescentes del mundo. Esto ha de quedar
muy claro, porque los adolescentes tienen la impresión de que este grupo
que no es sexualmente activo en la práctica del coito es mucho menor,
cuando en realidad es "una mayoría silenciosa". Ciertamente, no hay muchos
vídeos, películas, libros o canciones sobre las jóvenes vírgenes. Pero las
adolescentes que afirman que no tienen experiencia sexual deben saber que
no son las únicas. Lo más importante es que aprendan a tener seguridad en
sus convicciones y a defenderlas con aplomo, para así poder resistir
legítimamente a la presión y acoso de sus compañeros.
Asimismo, está comprobado que una buena comunicación con la madre sí que
es un buen factor de predicción de una conducta sexual responsable en la
hija adolescente.
Si echamos una ojeada a los métodos anticonceptivos que no necesitan
prescripción médica encontramos los siguientes: el coito interrumpido (más
conocido por las palabras latinas coitus interruptus), las técnicas
naturales de planificación familiar (método de Billings, ritmo, método del
calendario), el preservativo, los espermicidas vaginales (espumas,
gelatinas, cremas) y la esponja anticonceptiva. En el grupo de método que
requieren prescripción médica tenemos, entre otros: el diafragma, el
dispositivo intrauterino (DIU), la supresión hormonal de la ovulación (la
popular "píldora"), la medicación anticonceptiva combinada y hormonas de
depósito prolongado. A continuación veremos cada uno de estos métodos más
detalladamente. |
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