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El
maltrato
"Llega tarde, borracho y me golpea", es una de las expresiones que se presentan
en todas las consultas. Contexto que no es fácil de resolver ya que tiene
implicaciones sociales y económicas, además de las psicológicas.
Usualmente, la persona que maltrata a su pareja, generalmente hombre, tiene un
historial a su vez de maltrato infantil y de insatisfacciones personales,
laborales, familiares y en sus relaciones con la pareja.
Cuando, producto del alcohol, la corteza cerebral se adormece y el individuo se
desinhibe, todos esos fantasmas afloran y, en medio de su rabia y frustraciones,
buscará desquitarse con la persona más cercana y débil emocional y físicamente.
Este atropello puede suceder aunque se sea alcohólico o no. Sacar a esta persona
de su patológica conducta, requerirá ayuda profesional tanto para tratar el
alcoholismo como para controlar la ira y su comportamiento abusivo.
Por su parte, la pareja agredida, usualmente mujer, se siente además de física y
verbalmente atropellada, lastimada corporal y emocionalmente y con la autoestima
por los suelos, no sabe que hacer, se desespera y normalmente se encuentra
atrapada debido a la carencia económica que le impone soportar semejante
sufrimiento.
Después de la tormenta, vienen las disculpas y los perdones, además del
sentimiento de culpa por parte de ambos, del agresor por el daño causado y de la
persona lastimada que empieza a dudar de si misma y a sentirse culpable. Se dan
casos en la que la víctima llega a convencerse de que ha recibido la paliza por
culpa suya, lo cual en ningún caso es cierto.
El dilema radica en que esta situación, una vez que comienza, se instala un
círculo vicioso que será difícil de romper sin la voluntad de ambos y la ayuda
profesional. El punto de partida es que se reconozca que no es suficiente pedir
perdón o decirle a la pareja te amo, después de la agresión, ya que lo
primordial es el compromiso de no hacerle daño al otro. Una vez establecida esta
obligación en la relación de la pareja, habrá que trabajar juntos los otros
elementos como el manejo de las frustraciones, de la ira, de la culpa y de la
autoestima de uno y del otro.
Se debe aceptar que en la vida existen problemas y que lo substancial es
solucionarlos. Que las lamentaciones y culpabilizar a los demás no conduce a
nada. Los dos deben ser compañeros y darse fuerzas mutuamente para ser cada día
mejores.
Sabemos que el maltrato se origina con ofensas verbales y gritos, y que si no se
controla a tiempo acabará siempre en desdicha y, a veces, en tragedia. Si es tu
caso, busca ayuda especializada.
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