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LA ELECCIÓN DE LAS ASIGNATURAS Y LA
MUJER
Al comenzar el bachillerato, las chicas dejan de matricularse en asignaturas
de matemáticas (o las evitan) y que las consecuencias de esto son graves,
pues les impiden elegir carreras muy atractivas.
El enfoque tradicional de fiarse de las diferencias de capacidades entre los
géneros (p. ej., la capacidad para las matemáticas) no es apropiada. Se
descubra o no una diferencia significativa entre los géneros, es necesario
comprender por qué los estudiantes escogen o evitan determinadas
asignaturas.
Las diferencias de actuación en matemáticas entre los géneros no aparecen de
forma consistente hasta el décimo grado. A partir de ese momento, es menos
probable que las mujeres se matriculen en asignaturas de matemáticas con
respecto a los varones. Cuando salen de la universidad, sus habilidades
matemáticas son menores que las de los varones, probablemente porque no las
han estudiado.
A su vez, esto es significativo, porque las destrezas matemáticas son
importantes para tener éxito en muchas ocupaciones atractivas. En efecto, se
alude a las matemáticas cuando se habla del "filtro crítico" que impide a
las mujeres el acceso a carreras como las ingenierías, la informática, la
física, las ciencias empresariales o las económicas. Por tanto, los
investigadores no deberían ocuparse tanto de si las mujeres tienen menos
capacidades matemáticas que los varones, sino de por qué dejan de
matricularse en las asignaturas de matemáticas. Si llegamos a entender las
razones que apoyan esas elecciones, podremos ayudar a las mujeres a que se
matriculen en más asignaturas de matemáticas y, quizá, a ampliar sus
posibilidades de elección de carrera.
Para escoger las asignaturas de matemáticas y sus expectativas de éxito en
ellas, son muchos los factores que influyen en una chica. En el campo de los
valores, aparecen los siguientes aspectos:
1. El medio cultural. Es probable que perciba la división de trabajo, según
el género, existente en el la sociedad occidental y se dé cuenta de que las
mujeres no suelen trabajar en campos relacionados con las matemáticas. Más
aún, estas materias constituyen un campo estereotípico masculino. Y el éxito
en una asignatura de matemáticas avanzada puede parecerle competitivo, y la
competitividad no se considera femenina.
2. Objetivos y esquema de sí misma. La mujer joven ya se ha formado un
esquema de sí misma o un autoconcepto y tiene ciertos objetivos
provisionales con respecto a una ocupación. Si entre ellos están el ser ama
de casa o secretaria, las asignaturas de matemáticas carecerán de valor.
En el área de las expectativas de éxito, encontramos los siguientes
factores:
1. Aptitudes y calificaciones. Una mujer ya se ha hecho una idea de
su aptitud para las matemáticas a partir de una serie de indicios, entre los
que están sus calificaciones en cursos anteriores y sus puntuaciones en
tests estandarizados de rendimiento. Es raro que, en la escuela primaria y
en los primeros niveles de secundaria, las calificaciones de matemáticas de
las chicas sean tan buenas como las de los chicos, por lo que, en el
bachillerato, ellas dejan de matricularse en matemáticas y ellos sí lo
hacen. Esa tendencia se explica, en parte, por medio del factor siguiente.
2. Interpretaciones o atribuciones. Es posible que una mujer joven
haya obtenido la calificación de "notable" en matemáticas en todos los
cursos pero no atribuya las buenas calificaciones a sus propias capacidades.
Quizá piense que, hasta ahora, las asignaturas de matemáticas han sido muy
fáciles. En consecuencia, sus expectativas de éxito futuro en esta materia
serán bajas.
Con el conocimiento de
lo que aquí estamos comunicando, las chicas se orientarían más hacia las
matemáticas, lo que tendría la benéfica consecuencia de ampliar sus
posibilidades de elección de carrera. |
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