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Ejercicio: atención a
la respiración
Respiramos mucho mejor cuando el cuerpo está erguido que cuando está en una
posición más o menos encorvada. Pues bien, ha llegado el momento de enseñar
a los niños a adoptar una postura correcta de meditación, tanto si están
sentados en una silla como en el suelo y con las piernas cruzadas. A los más
pequeños les resulta muy fácil colocarse en la llamada posición del loto, es
decir, apoyando cada pie sobre el muslo opuesto, y si lo practican desde
ahora, esa elasticidad les durará toda la vida. Sin embargo, para estar
cómodos durante un determinado período de tiempo, deben sentarse sobre un
cojín duro, que levante las nalgas del suelo entre siete y diez centímetros,
dependiendo de la longitud de las piernas.
Repíteles todas las veces que haga falta que la espalda debe estar recta y
la cabeza erguida, con los ojos mirando ligeramente hacia abajo. Los hombros
tienen que tirar hacia atrás, aunque sin forzar la posición. Ésta es una de
las posturas más naturales para el cuerpo. Al principio, los ojos deben
estar cerrados, para evitar las distracciones, y las manos apoyadas en el
regazo, con las puntas de los dedos en ligero contacto. Luego, dirige la
meditación del modo siguiente:
Concentraos en vuestra respiración, en la sensación de frescura que sentís
en la nariz al aspirar y en la sensación de calidez al expulsar el aire. No
dejéis que vuestra atención siga la respiración hasta los pulmones.
Imaginaos que sois un centinela y que estáis haciendo guardia en este punto,
observando detenidamente a cualquiera que entra o sale por las puertas de la
ciudad. Si los pensamientos intentan cruzarse en el camino, tratadlos como
si fueran simples ciudadanos que quieren distraeros, y no les prestéis la
menor atención.
Si los niños ya saben contar, les puede ayudar un poco más a concentrarse
pidiéndoles que cuenten "uno", en la primera aspiración y respiración, luego
"dos" en la segunda, y así sucesivamente hasta diez. Al llegar a diez,
deberían volver atrás hasta el uno y reiniciar la secuencia. Cada vez que se
pierdan en el recuento, volverán al uno. |
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