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Dejar el hogar.
Dejar el hogar constituye una experiencia arquetípica y familiar. Con el fin
de convenirnos en nosotros mismos, hemos de separarnos psicológicamente de
la matriz de la que hemos nacido. Para lograr esto, puede que debamos
separarnos físicamente de nuestros padres y del hogar, para poder descubrir
nuestros pensamientos, sentimientos, creencias, valores, talento y
necesidades.
Dejar el bogar no significa que la vida familiar sea «mala». Es muy usual
salir al mundo con confianza y esperanza, y lo más probable es que los que
temen este viaje, hayan sufrido problemas familiares.
Hay dolor al alejarse de los seres queridos, y puede ser peor si los que
estamos dejando no desean nuestra partida; pero también hay regocijo en
descubrir que somos capaces de tomar nuestras propias decisiones y asumir la
responsabilidad de nuestra vida.
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