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CONCEPTO
DE HOMOSEXUALIDAD
Se define a este tipo de orientación sexual como la preferencia erótica
(incluyendo fantasías y experiencias) por personas del mismo sexo, con
disminución del interés erótico hacia las personas del sexo opuesto. Otras
definiciones, dentro de la dificultad de dar una descripción exacta de la
homosexualidad, son, por ejemplo, un patrón persistente de sentimiento
homosexual acompañado de un patrón persistente ausente o débil de
sentimiento heterosexual; una atracción erótica persistente, de tipo
adulto, hacia una persona del mismo sexo y que generalmente, aunque no
siempre, desemboca en una relación sexual.
No es nada nuevo decir que la conducta homosexual existe, en mayor o menor
grado, en casi todas las culturas. Se sabe que de los 76 tipos de
sociedades que pueblan nuestro planeta, en 49 -más de la mitad- la
homosexualidad es considerada por la comunidad como una práctica
aceptable. Es bien cierto que la manifestación de la homosexualidad
depende de que los factores socioculturales sean permisivos o represivos.
Si repasamos la historia, nos encontraremos con las magnificencias
descritas sobre el amor homosexual de los antiguos griegos y romanos, y
referencias bíblicas a la muy probable homosexualidad del famoso rey
David, aunque luego hallaremos contundentes cartas de san Pablo condenando
enérgicamente tales prácticas. La Iglesia católica tiene una postura bien
definida al respecto, habiendo declarado que la atracción homosexual no es
en sí misma éticamente reprobable y que toda persona tiene su dignidad
inviolable con independencia de la orientación e incluso del
comportamiento sexual. Aunque ve la actividad homosexual, que no es lo
mismo que la orientación homosexual, como algo moralmente malo.
Otras creencias y sectores seculares consideran que no hay diferencia
moral entre la conducta heterosexual y homosexual. El significado moral de
las conductas sexuales estaría dado por las circunstancias de la relación
y no por la orientación sexual de los participantes.
La primera descripción de un caso de homosexualidad en la literatura
médica se sitúa en 1869. Si bien la homosexualidad ha sido considerada
como enfermedad o delito hasta la década de los setenta, ya el padre del
psicoanálisis, Sigmund Freud, inició el cambio de mentalidad de la
sociedad con su célebre Carta a una madre americana, fechada en 1935, en
la que afirmaba que no se trata de un vicio ni de una degradación sino de
una variante de la función sexual. De tal manera que, a través del
psicoanálisis, Freud no pretendía "curar" al homosexual sino aportarle paz
mental, armonía y plena eficiencia, independientemente de los caminos de
su tendencia sexual. Luego vinieron los estudios de Kinsey (1948-1953),
apareciendo a la luz pública las primeras estadísticas sobre la incidencia
del fenómeno (aunque se exageró un poco al comunicar la cifra del 10 % de
homosexuales en la población general, cuando en los estudios actuales
parece que se sitúa entre un 1 y un 3 %).
En 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría declara que la
homosexualidad no es un cuadro psicopatológico. Ya partir de esa fecha
empiezan a aparecer publicaciones sobre tendencias homosexuales en
adolescentes. En un estudio en del Programa de Salud para Adolescentes del
Hospital Universitario de Minnesota, sobre 35 000 estudiantes entre 12 y
17 años. Los resultados, publicados en 1.992, indican que la prevalencia
de la atracción homosexual es del 4,5 %, encontrando un 10,7 % de
adolescentes inseguros ante su orientación sexual. |
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