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EL TRABAJO
Como ya hemos visto,
el que está atrapado en esta estructura elegirá preferentemente una
profesión que lo lleve a relacionarse con mucha gente y en la que desempeñe
un papel importante. Los puestos que le interesa ocupar en la sociedad son
aquellos en los que pueda hacerse popular, tener influencia y, a ser
posible, demostrar su superioridad. Necesitará que le dejen libertad de
acción para ejercer su originalidad y su influencia como a él le plazca. Con
tal de que haya público, podemos encontrar esta estructura tanto en
profesiones tradicionales como en las de movimientos paralelos: políticos,
abogados, médicos, profesores, instructores de todo tipo, artistas de algo
extraordinario, directores de cine o de teatro, terapeutas, jefes
espirituales, sanadores, gurús, etc. Podríamos incluir la profesión de
vendedor porque, en la sociedad en la que vivimos, vender es a menudo
sinónimo de manipular, desgraciadamente. Subrayamos una vez más que no
ponemos en entredicho ninguna de esas profesiones. Sólo decimos que, en
ellas, el psicópata puede con más facilidad poner en juego su mecanismo.
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