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Afinidades
Existen diferentes maneras en las cuales se puede manifestar la afinidad
entre una pareja. Entre ellas podemos mencionar como las principales a la
resultante de la atracción física, la generada por la compatibilidad
intelectual y la que nace de una conexión interna.
La más común es la resultante de la atracción física; esta ocurre cuando dos
personas se miran, se encuentran atractivas la una a la otra y se manifiesta
entre ellas un magnetismo que las impulsa a desear establecer un contacto
directo para conocerse mejor y compartir momentos juntos. Este tipo de
afinidad es por lo general muy volátil y de poca duración.
Desde el punto de vista intelectual la afinidad es generada por el
intercambio de ideas que pone de manifiesto la similitud de intereses
intelectuales, sociales, personales, etc. que puedan existir, y que en
algunos casos pueden ser complementarios. La afinidad en este caso tiene una
base más firme, pero aun deja un vacío que se hace palpable al pasar el
tiempo.
Podemos darnos cuenta entonces, que la simple atracción física y la
compatibilidad intelectual no son suficientes para mantener una relación de
pareja por largo tiempo. ¿Qué falta entonces?. Si tomamos en consideración
al ser humano en su totalidad podemos ver claramente que se obvia la parte
más importante de este, su esencia.
Enfocándolo desde este punto de vista, podremos darnos cuenta que no se han
tomado en consideración, hasta ahora, la similitud de los ideales, las metas
y propósitos que tiene cada ser humano individualmente; y su voluntad de
implementarlas de manera práctica para obtener estas metas mediante estudio,
esfuerzo y auto-disciplina.
De existir esta similitud, nace una afinidad interna que llena los vacíos
dejados por la atracción física y la compatibilidad intelectual, pues está
basada en principios muy profundos dentro de cada ser humano.
Para poder alcanzarla es importante que cada individuo este claro con
respecto a lo que desea obtener de la vida en cuanto a sus metas y
propósitos; se conozca a si mismo por lo menos en cierta medida; sea capaz
de comprender a su pareja y compartir con aquella cosas que realmente tienen
valor en la vida.
Esto es de fundamental importancia, pues nadie puede dar lo que no tiene. Es
decir, si alguien piensa que su relación de pareja pudiera estar mejor, es
seguro que debería ser mejor, conviene entonces preguntarse en que se está
fallando aceptando su cuota de responsabilidad antes de responsabilizar
injustamente al otro, pues en una relación de pareja la responsabilidad del
éxito también es compartida a partes iguales.
Mientras una pareja logra conectarse internamente pueden valerse de la
atracción física y la compatibilidad intelectual para construir su relación,
después estas pasan a complementarla.
Recordemos la famosa frase que alguna vez dijo un gran sabio: “Amar se
aprende dando”.
En el amor no hay medias tintas, o se ama o no. No vale la respuesta de
“creo que si”. Las dudas son el primer aviso del naufragio.
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