Sugerencias, pruebas y conclusiones
No me siento
cualificado como para emitir un juicio sobre los diferentes modos de
concebir la inmortalidad y los medios propios para lograrla que hemos ojeado
a lo largo del panorama general que hemos efectuado.
De todo ello queda
que se ha percibido siempre que el hombre por sí mismo no es capaz de llegar
hasta el Absoluto: necesita un mediador. Esta es la razón de ser de las
religiones, que se esfuerzan en conservar y difundir la obra de aquel
mediador, quien sea en cada caso. Sin embargo en la realidad el verdadero
mediador está en nosotros mismos. Ninguna doctrina, ninguna, nos llevará a
encontrar lo que el hombre busca en la reencarnación... la paz, la
tranquilidad, el cese de la angustia y el miedo. Ese es el origen
fundamental de todo credo reencarnacionista, ese es el origen de que existan
tantos modos de reencarnarse, como pueblos habitan éste planeta.
La reencarnación es
una teoría seductora. El pensamiento de haber vivido otro destino, en otra
época, parece apasionante. Pero ¿existen pruebas de la reencarnación? La
palabra prueba es, en principio, muy inadecuada, pues la certidumbre de los
grandes sabios, sus comprobaciones, no pueden considerarse pruebas en el
sentido científico del termino. ¿Pueden establecerse tales pruebas
científicas? Ésta es la dirección de las investigaciones del doctor
Stevenson que, advirtámoslo, no titula su más célebre obra "Veinte pruebas
de la reencarnación" sino "Veinte casos que sugieren la reencarnación".
Su espíritu
científico le obliga a plantear el tema como una hipótesis.
En los casos
estudiados, los sujetos no fueron sometidos a ninguna hipnosis ni a ninguno
de los métodos de regresión que existen.
Se tuvieron en cuenta
siete elementos para definir y considerar las pruebas:
- deseo de encontrar
a la antigua familia;
- repetidas
afirmaciones de otra identidad;
- costumbres,
comportamientos, reacciones similares a los del difunto;
- deformaciones
congénitas o marcas de nacimiento;
- habilidades,
aptitudes insólitas, conocimientos particulares;
- conocimientos
históricos, erudición;
- reconocimientos de
lugares o de gentes.
Del primer tipo
(deseo de encontrar a la antigua familia) en el que fue investigado un niño
pequeño (cuatro años) de las ocho declaraciones hechas por el niño, siete se
revelaron exactas, sólo el nombre del padre era erróneo.
En todos los otros
elementos e historias, el porcentaje de aciertos tras la investigación fue
asombroso.
Al considerar los
pros y los contras de la reencarnación hay que tener en cuenta dos
divisiones de actividad y pensamiento: la empírica y la ética. Los datos nos
demuestran que hay numerosos fenómenos humanos que sugieren la existencia de
la reencarnación; también es igualmente demostrable que a casi todos ellos
se le pueden dar otras explicaciones, normales o paranormales; sin embargo,
es indudable que después de haberse dado todas las explicaciones posibles,
queda un residuo de fenómenos inexplicables para nuestro estado actual de
conocimientos, como no sea por medio de teorías mucho más inverosímiles que
la de la reencarnación.
También queda el tema
ético en cuanto a dilucidar si la creencia en el renacimiento puede
satisfacer los más elevados ideales de la moralidad humana, al menos en la
misma medida que otros credos religiosos.
El fraude es la
primera explicación. Los ejemplos de fraude deliberado aparecen muy poco en
la literatura, y el doctor Stevenson escribe que él sólo ha conocido un caso
de fraude deliberado. Perpetrar un fraude lo bastante bien como para engañar
al mundo en gran escala requeriría demasiado tiempo y esfuerzo, y no tendría
propósito alguna excepto para el exhibicionista paranoico o para el
fanático.
El engaño
inconsciente, en forma de convicción subjetiva sobre premisas falsas y
supuestas existencias construidas sobre factores tales como actitudes de los
padres, conscientes o inconscientes, absorbidas durante la infancia, sería
algo tan insustancial que quedaría facilmente al descubierto. Sus orígenes
se pueden demostrar en muchos casos por medio de la hipnosis, una técnica
muy útil para descubrir verdades personales desconocidas por el sujeto.
La criptomnesia, la
memoria oculta, explicaría un amplio ámbito de fenómenos y cuenta con
notables capacidades, como por ejemplo la demostrada habilidad para recordar
una página entera escrita en un lenguaje desconocido, vista en una sola
ocasión en una biblioteca, muchos años antes, siempre y cuando el sujeto
caiga en un trance inducido o espontáneo. Si la criptomnesia se alía con
fantasías incubadas en la mente subconsciente, se puede crear un escenario
muy convincente, sobre todo si el sujeto posee una buena educación y puede
suministrar información obtenida de numerosas fuentes.
La paramnesia, o
falsa memoria, es otra fuente de experiencia ficticia del pasado que a
menudo tiene un matiz reencarnacionista. En este caso, los recuerdos de la
vida presente se malinterpretan y se ven coloreados por otros factores,
creándose la ilusión de una existencia en un pasado histórico, lo que
convence al sujeto de que ha vivido antes. Cuando aparece una fuerte
emoción, se incrementa a menudo la certidumbre del sujeto.
Los estados alterados
de conciencia, inducidos de mado "natural" por medio de la meditación o de
técnicas de entrenamiento mental, o de modo artificial por medio de las
drogas, se ven acompañados a veces por fenómenos tan cercanos a experiencias
de vidas pasadas que, si no son lo que parecen ser, arrojan dudas sobre esas
experiencias.
También pueden
existir recuerdos heredados, de carácter popular, racial, ancestral,
familiar o genético. La opinión general parece ser la de que aun cuando los
seres humanos heredamos ciertos recuerdos expresados en instintos de
supervivencia y, posiblemente, en una mayor capacidad para aprender ciertas
habilidades ("recordamos" cómo chupar, y quizá un niño moderno aprenda a
montar en bicicleta con mayor rapidez que su abuelo), éstos son de ámbito
bastante estrecho. Pero realmente si reunieramos todos los casos de aparente
memoria heredada que aparecen en toda literatura sobre psicología anormal,
parapsicología e investigación psíquica, parecería que la facultad es mucho
más común de lo que se ha pensado hasta ahora; y si se demostrara que la
memoria heredada existe, eso podría explicar numerosas experiencias
reencarnacionistas.
La memoria cruza la
frontera entre las explicaciones normal y paranormal, pues otra fuente de
memoria podría ser el subconsciente universal del que habló Jung, y que se
encuentra en el borde de la concepción de la memoria cósmica e incluso de
los registros akásicos. Si algunas mentes humanas son capaces de extraer
información del almacén de memorias de cualquier de estos depósitos, a
través de algún truco psicólogico, aceptándolas luego como propias, eso
podría explicar las experiencias del tipo de la reencarnación.
Si se admite la
validez de los fenómenos paranormales, aparece un amplio abanico de
explicaciones distintas a las de la reencarnacionista para explicar las
experiencias de renacimiento.
Por ejemplo: La
precognición, retrogresión, telepatia de padres, parientes o amigos, y
también podría haber la paramnesia telepatica.
los recuerdos de
vidas pasadas, incluyendo las extraídas de las mentes de pacientes
hipnotizados, pueden tratarse de romances terapéuticos, creados a modo de
anticuerpos mentales para curar las fobias y neurosis de la vida presente, o
, en algunos casos, quizá se trate de valvulas de escape.
los argumentos éticos
contra el renacimiento son que la fe en esa idea conduce al fatalismo, la
pasividad y la depresión. Sin embargo, cualquier fe puede tener resultados
negativos, desde la autosatisfacción y la beatería hasta el fanatismo y la
crueldad.
A pesar de todas las
diferencias que los separan, hay muchos credos en los que se detecta un
cierto tema arquetípico. De alguna forma, encontramos nuestro origen a
partir de Dios; descendemos a la materia; progresamos de regreso hacia Dios.
El propósito del proceso es completamente ético y educativo, y consiste en,
a partir de la inocencia, dirigirnos por medio de la experiencia hacia una
moralidad triumfante victoriosa que nos permita ser dignos de reunirnos con
nuestro Hacedor sobre -¿nos atevemos a decirlo?- términos iguales. La
reencarnación sería la herramienta mediante la que se configura nuestro
destino.
Yo, particularmente
creo en la reencarnación. Pero cada credo reencarnacionista es una verdad, y
como digo siempre, no hay verdades absolutas, en este plano solo podemos
dedicarnos a buscar nuestra verdad, y esa solo la encontraremos por nosotros
mismos, las herramientas (estas si) que debemos utilizar, son el
conocimiento y el discernimiento que nos llevaran a esa NUESTRA VERDAD.
Las
culturas antiguas solían creer en un dios supremo de los muertos, como el
azteca Mictaltecuhtli.
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