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La educación del cuerpo astral
Así
como el mantenimiento del cuerpo físico está centrado en el vientre, en
donde se producen las transformaciones que nos procurarán todos los
elementos que repondrán las energías gastadas en nuestra constante
actividad, el mantenimiento del cuerpo astral, ubicado en el pecho, se
produce a través de los pulmones, por medio del aire que respiramos.
Así pues, el que
desee dedicarse a la Magia deberá preocuparse de educar convenientemente no
sólo el cuerpo físico (a través de una adecuada alimentación y un ponderado
uso de los excitantes), sino también y preferentemente el cuerpo astral.
Esto último se logra mediante un adecuado régimen respiratorio. Es sabido,
de todo el mundo, que una respiración afanosa y rápida actúa como excitante
de los centros nerviosos, mientras que una respiración suave y pausada los
relaja. Estas variaciones son reflejadas también por el corazón, ya que
ambos órganos -corazón y pulmones- van estrechamente enlazados,
sincronizados en sus funciones, de modo que el ritmo de la respiración se
extiende a todo el cuerpo y se refleja en él, afectándolo en mayor o menor
grado, activando o retardando su actividad general. La respiración, con
ello, se convierte en una de las actividades más importantes del cuerpo
humano, como lo demuestran entre otras cosas el que todas las técnicas yoga
de autoperfeccionamiento, den precisamente a la respiración una importancia
vital.
Porque el aire, para
el cuerpo astral, es el equivalente a los alimentos para el cuerpo físico.
Un buen dominio y un control absoluto de la respiración mantendrán al futuro
mago siempre en condiciones de adecuar su actividad corporal a lo que
necesite realizar, "programando" así sus necesidades de toda índole, tanto
las físicas como las astrales, de modo que compensen sus necesidades
intelectivas... manteniendo con ello un perfecto y constante equilibrio.
Y, al igual que los
alimentos materiales, este alimento "astral" posee también sus excitantes,
cuyo uso conveniente dará al mago la posibilidad de acrecentar su poder
astral. Los excitantes del aire como alimento astral son los perfumes y las
sustancias volátiles como el éter y el cloroformo, de clara acción sobre los
órganos sensitivos humanos.
Hacer ahora aquí una
lista de los perfumes que actúan como excitantes del cuerpo astral humano
sería demasiado laborioso y extenso. Citemos solamente algunos, como puede
ser el almizcle, cuya acción es equiparable al alcohol con respecto al
cuerpo físico; el incienso, que es un poderoso excitante intelectual; y
principalmente el humo de tabaco, cuya acción principal es instintiva. Todos
ellos, empleados en los momentos y medidas convenientes, producen los
efectos excitantes requeridos de ellos; empleados en demasía, producen
efectos tan perniciosos como los de los excitantes materiales: el éter, y,
principalmente, el cloroformo, por ejemplo (que en el plano astral
sustituyen al alcohol en el plano físico), tienen los mismos efectos que
éste, si bien su "borrachera", que va acompañada de una completa
insensibilidad, es casi instantánea, mientras que la del alcohol es lenta y
progresiva.
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