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Posponer el envejecimiento.
Una
proporción considerable de personas mayores está libre de los síntomas de
las enfermedades conocidas. Al menos hasta los 75 u 80 años de edad el
estilo de vida, el ambiente y disponibilidad de los servicios de salud
influyen en la salud física y en las manifestaciones del envejecimiento.
Existe la posibilidad de posponer algunas de las consecuencias asociadas al
envejecimiento, como es el declive morfológico y funcional, y de prolongar
la salud, el bienestar y la independencia de las personas en edades
avanzadas.
También es cierto que una parte importante de las personas mayores padece en
algún grado problemas de salud y experimenta cambios que se deben al curso
normal del envejecimiento. Así, padecen arterieesclerosis, hipertensión o
hipotensión, disminución de la capacidad pulmonar y pérdida de agudeza
sensorial, memoria, fuerza muscular, eficiencia metabólica o circulatoria,
etc.
Cuando estas manifestaciones ya han tenido lugar, la prevención (que se
entiende como la disminución de la incidencia o la no aparición de los
síntomas de las enfermedades) no es el objetivo. Pero, no obstante, el
estilo de vida, puede demorar la progresión de tales cambios y su impacto.
El ambiente y la forma de vivir pueden utilizarse para cambiar y/o retrasar
los procesos biológicos de envejecimiento. Los seres humanos debemos
comprender esto y demandar y crear ambientes en los que se optimice la salud
y el progreso interior. |
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