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PENSAMIENTO MADURO
Significa descartar y disolver
mediante la consciencia y el conocimiento todo pensamiento inapropiado, y
permitir, seleccionar e incluso fomentar todo pensamiento adecuado. Este
saber tratar al pensamiento surge gracias a la atenci ón
y la vigilancia de la mente. Así, el parloteo mental no se desencadena y los
estados mentales nocivos que surgen por el proceso de identificación no nos
afectan. El pensamiento maduro nace de observar, atenta y
desapasionadamente, todo aquello que va surgiendo y desvaneciéndose en el
escenario de la mente. De esta forma uno se convierte en un atento y ecuánime
testigo de los procesos mentales, aprende a no ser dominado por ellos y a
pensar cuando hay que pensar y a dejar de hacerlo cuando hay que dejar de
hacerlo.
As í
como se piensa se es, y el pensamiento puede ser adecuado o inadecuado según
corresponda a la verdad. El pensamiento apropiado es constructivo, en tanto
que el inapropiado, además de añadir ofuscación, se vuelve sumamente
perjudicial. El pensamiento maduro se aproxima mucho al adecuado, en tanto
que el inmaduro se encuentra más próximo al inadecuado. A menudo la mente es
un río de pensamientos inconclusos, mecánicos y fragmentados, es decir
neuróticos e inútiles, que roban la calma y condicionan negativamente. Son
pensamientos movidos por recuerdos, supuestos, sentimientos de culpa,
imaginación estéril, deseos, aversiones y fantasías. Son pensamientos
intrusos, parásitos u obsesivos, perturban el ánimo e impelen a actuar
inapropiadamente. Nacen como consecuencia del caos, la desarmonía y la
confusión
que hay en el interior de la persona y se manifiestan de esa misma forma en
la superficie de la mente y en el mundo exterior.
Para entender bien lo que es
el pensamiento maduro es necesario ser consciente y ver el pensamiento neur ótico
e inmaduro, como surge debido a impulsos internos que, a su vez, originan
tanta confusión
dentro y fuera de uno mismo.
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