Cualquier alimento ácido consumido al mismo tiempo que una fécula o almidón
interrumpe la secreción de ptialina, dato bioquímico en el que todos los
médicos están de acuerdo. Por lo tanto, si comemos naranjas, limones u otras
frutas ácidas (o ácidos como el vinagre) junto con una fécula, no habrá
ptialina en la boca para iniciar la primera fase de la digestión de la
fécula. En consecuencia, la fécula llega al estómago sin los jugos
alcalinos imprescindibles para una correcta digestión, y se produce la
fermentación bacteriana.
Para inhibir por completo la
digestión salival de las féculas en la boca basta con una sola cucharadita
de vinagre, o su equivalente en otros ácidos.
Tenemos
que ingerir ácidos y féculas en comidas separadas. Por ejemplo, si comemos
tostada o cereales para desayunar, tenemos que prescindir del zumo de
naranja (igual que de los huevos). Si vamos a tomar una comida compuesta
básicamente de féculas (arroz o cualquier clase de pasta), prescindir del
vinagre y de todas las proteínas concentradas.