Durante esta media hora dedicada inconcreto al trabajo interior, el ser
humano ha de aprender a reeducar su mente para descubrir qué quiere decir
que Dios es el Centro de la Energía. Todos decimos: Dios es el Ser
Omnipotente, Omnisciente. Bien, tratemos de ver que significa realmente
omnipotente; dediquémonos durante varios meses solamente a tratar de
comprender mejor qué quiere decir que Dios es la fuente de todo poder, de
toda energía, que quiere decir que Dios es omnipotente.
Esto hay que hacerlo mirando, sin necesidad de
reflexionar mucho, de teorizar, de divagar, sino tratando de penetrar más y
mejor en lo que significa todo el poder, el poder absoluto, la fuerza
absoluta, simplemente tratar de penetrar esto de un modo intuitivo, no de un
modo razonador. Si uno solamente se dedica a razonar en este terreno es
posible que se pierda en razones, que ocupe todo el tiempo solamente en
razones que cada vez le alejen más del tema; la razón puede servir de ayuda,
pero la parte eficaz de la meditación está en esta percepción directa e
intuitiva que consiste en darse cuenta más y más de lo que significa fuente
absoluta de todo poder, ser absoluto, fuente de toda energía y de la
conciencia de energía.
Al principio, no es necesario que uno dedique a esta
actividad toda la media hora; si quiere, puede dedicarle quince minutos,
dedicando los otros quince a la oración, de la que ahora hablaremos. Pero
uno tendría que darse cuenta de la importancia que tiene el aprender a abrir
la mente a nuevas verdades. Solamente cuando nuestra mente se abre a nuevas
verdades, podemos expresar estas verdaderas en nuestra vida diaria y en
nuestra conciencia de nosotros mismos.
La mente nunca aceptará vivir y expresar nada, si esto
no está plenamente evidenciado en ella. Es la mente la que conforma, la que
configura todas nuestras actitudes, nuestras acciones y también nuestros
estados. Si seguimos actuando con el cliché que nos hemos ido formando de
que Dios es un Ser muy bueno, pero que me exige solamente el ser muy bueno y
que esto es lo más importante en la vida, si seguimos teniendo esa noción de
Dios que nos han dado, entonces, en nuestra vida real, por mucho que
teoricemos y pensemos en otros aspectos, seguiremos sintiéndonos como un
niño bueno o malo, y nada más. Es preciso que la mente penetre y se abra a
esa verdad, a esa nueva verdad, que uno ya acepta porque se lo han dicho, y
la acepta también porque la intuye como correcta y, además, necesaria, pero
que uno no ha asimilado todavía.
Por lo tanto, es preciso hacer ese trabajo en plena
concienciación mental de qué quiere decir Dios Fuente de Poder. Y esto es
necesario. Para ello es preciso que la mente se aplique a mirar esto para
entenderlo, aunque uno crea que ya lo entiende, aunque uno tenga la
impresión de que lo sabe muy bien. Es necesario que siga ejercitando cada
día lo mismo. El trabajo de crecimiento se hace insistiendo sobre lo mismo,
resistiendo la tendencia a cambiar, a variar, a buscar cosas que distraigan;
se trata precisamente de lo contrario a distraerse, se trata de concentrarse
- concentrarse en el sentido de reunir toda la capacidad, toda la energía
mental en un punto-, y esta concentración debe ser reiterada, día tras día,
para que realmente la mente comprenda y se abra a esta nueva verdad y a sus
implicaciones. Entonces podremos expresar en nuestra vida exterior y en
nuestra conciencia lo que es el corolario, las consecuencias de esa verdad
axiomática inicial.
Si no se hace este trabajo de un modo regular, sostenido,
sistemático, día tras día, es inútil que nadie espere cambiar en este
aspecto.