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Cuidar de sí
mismos
Las habilidades
necesarias para cuidar de sí mismo y del entorno próximo representan, cuando
faltan, un factor crítico para la salud y el bienestar de las personas
mayores.
Suceden muchas repercusiones personales, sociales y económicas que se
derivan del fenómeno conocido como "sobreenvejecimiento" o "envejecimiento
interno" (progresivo crecimiento de las personas de más edad debido a los
cambios en la pirámide de población) de la población mayor. Como
consecuencia, aumenta la probabilidad de que una porción más elevada de
personas mayores se vean afectadas por cambios fisiológicos propios del
envejecimiento y trastornos crónicos de salud, cuya evolución termina
ocasionando pérdidas de autonomía y capacidad funcional. Todo ello repercute
en la competencia de las personas mayores para cuidar de sí mismas, dando
lugar a una elevación importante de sus demandas de apoyo familiar y
atención especializada. Esta situación comporta distintos problemas
personales, sociales y económicos que concretaremos a continuación.
Por ejemplo, el sistema de creencias culturales en la sociedad occidental al
preconizar firmemente valores de autonomía puede ocasionar una disminución
de la autoestima y un fuerte impacto emocional negativo en aquellos mayores
que, por razones de pérdida de salud, se ven obligados a depender y recibir
la ayuda de otros para mantener las actividades de la vida diaria. En otros
casos, la pérdida de habilidades para la vida diaria relacionadas con la
higiene y el aseo personal puede traducirse en el rechazo y el aislamiento
social.
Cuando las personas mayores ya no son capaces de desenvolverse de forma
independiente es la familia quien les presta ayuda y apoyo. Esta atención
obliga a la familia a realizar ciertas modificaciones en su vida diaria,
pudiendo generar reacciones de fatiga, sobrecarga y tensión.
La falta de capacidad de las personas de edad avanzada para desarrollar
tareas de cuidado personal constituye, en los países occidentales, la
primera causa de atención institucionalizada y ayuda domiciliaria. La
prestación de ambos servicios está experimentando una demanda gradualmente
creciente y generando una considerable inversión económica por parte de la
sociedad.
La consideración de estas facetas de autocuidado ha dado lugar a que las
habilidades para la vida diaria se hayan incorporado a las áreas
tradicionales de salud mental, física y área económica, tenidas en cuenta en
la evaluación del estado general de las personas mayores.
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