|
EL SOÑADOR Y EL SUEÑO
La no resistencia es la clave para el mayor de los poderes del universo. A
través de ella, la conciencia (el espíritu) se libera de su prisión en la forma.
No resistirse internamente a la forma (a lo que es o a lo que sucede) es negar
la realidad absoluta de la forma. La resistencia hace que el mundo y las cosas,
incluida nuestra propia identidad, parezcan más reales, más sólidos y más
duraderos de lo que son. Dota al mundo y al ego de un peso y de una importancia
absoluta que hacen que tomemos al mundo y a nuestra persona muy en serio.
Entonces confundimos el juego de la forma con una lucha por sobrevivir y, al ser
ésa nuestra percepción, se convierte en nuestra realidad.
El sinnúmero de sucesos y de formas que adopta la vida, es por naturaleza,
efímero. Todo es pasajero y fugaz. Las cosas, los cuerpos, los egos, los
sucesos, las situaciones, los pensamientos, las emociones, los deseos, las
ambiciones, los temores, el drama... llegan fingiendo ser importantísimos, y
antes de que te des cuenta se han ido, se han desvanecidos en la nada de donde
salieron. ¿Alguna vez fueron reales? ¿Fueron algo más que un sueño, el sueño de
la forma?
Cuando nos despertamos por la mañana y abrimos los ojos, el sueño de la noche se
disuelve y decimos, "fue sólo un sueño, no fue real". Pero tuvo que haber algo
real en el sueño o de lo contrario no habría podido suceder. Cuando se aproxima
la muerte, podemos mirar hacia atrás y preguntarnos si la vida fue apenas otro
sueño. Ahora mismo, si recuerdas las vacaciones del año pasado o el drama de
ayer, podrás ver que son muy parecidos al sueño de anoche.
Está el sueño y también el soñador del sueño. El sueño es un juego breve de las
formas. Es el mundo: real en términos relativos pero no absolutos. Y está el
soñador, la realidad absoluta en la cual van y vienen las formas. El soñador no
es la persona, la persona es parte del sueño. El soñador es el substrato en el
cual aparece el sueño, lo que hace posible el sueño, la dimensión atemporal
detrás del tiempo, la conciencia que vive en la forma y está detrás de
ella. El soñador es la conciencia misma, es lo que eres.
Nuestro propósito ahora es despertarnos dentro del sueño. Cuando estamos
despiertos en el sueño, el drama creado en la tierra por el ego llega a su fin y
aparece un sueño más benigno y maravilloso. Es la nueva tierra.
|
|