|
EL EGO PATOLÓGICO
En el sentido más amplio de la palabra, el ego es patológico, independientemente
de la forma que adopte. Cuando analizamos el origen de la palabra "patológico"
derivada del griego antiguo, descubrimos cuán apropiada es cuando se la utiliza
para calificar al ego. Aunque normalmente se use para describir una condición de
enfermedad, viene de pathos que significa sufrimiento. Esa fue exactamente la
característica de la condición humana que descubrió el Buda hace 2.600 años.
Sin embargo, la persona que está aprisionada por el ego no reconoce el
sufrimiento como tal, sino que lo ve como la única respuesta apropiada para una
determinada situación. En su ceguera, el ego es incapaz de ver el sufrimiento
que se inflige a sí mismo y que inflige a otros. La infelicidad es una
enfermedad mental y emocional creada por el ego, la cual ha alcanzado
proporciones epidémicas. Es el equivalente interior de la contaminación
ambiental de nuestro planeta. Los estados negativos como la ira, la ansiedad, el
odio, el resentimiento, el descontento, la envidia, los celos y demás, no se ven
como negativos sino que se consideran totalmente justificados y además no se
perciben como nacidos de nosotros mismos sino de alguien más o de algún factor
externo. "Te hago responsable de mi sufrimiento". Esto es implícitamente lo que
dice el ego.
El ego no puede distinguir entra una situación y la interpretación o la reacción
frente a ella. Podríamos decir, "Qué día más espantoso" sin darnos cuenta de que
lo espantoso no está en el frío, ni en el viento, ni en la lluvia, ni en
cualquiera que sea la situación. Ellos son lo que son. La espantosa es nuestra
reacción, nuestra resistencia interior y la emoción creada por esa resistencia.
Shakespeare dijo, "Nada es bueno ni malo, solamente lo que pensamos confiere esa
calidad". Además, el ego suele equivocarse al considerar que el sufrimiento o la
negatividad le producen placer porque se fortalece a través de ellos hasta
cierto punto.
Por ejemplo, la ira o el resentimiento fortalecen enormemente al ego porque
intensifican la sensación de separación, enfatiza lo ajeno de los demás y crea
una fortaleza aparentemente inexpugnable de "virtud" aparente. Si pudiéramos
observar los cambios fisiológicos que se producen en el cuerpo cuando estamos
poseídos por esos estados negativos, los efectos adversos que tienen sobre el
funcionamiento del corazón y los sistemas digestivo e inmune y un sinnúmero de
funciones corporales, veríamos con toda claridad que esos estados son
ciertamente patológicos y que son formas de sufrimiento y no de placer.
Cuando vivimos en un estado negativo, hay algo en nosotros que ansía la
negatividad, que siente placer en ella o cree que puede ayudarnos a conseguir lo
que necesitamos. De otra manera, ¿quién querría aferrarse a la negatividad,
hacer desgraciados a los demás junto consigo mismo, y provocar enfermedades
físicas? Por consiguiente, cada vez que hay negatividad en nosotros y logramos
detectar en ese momento que hay algo que goza con esa negatividad o cree que
tiene un propósito útil, tomamos conciencia del ego directamente. Tan pronto
como eso sucede, la identidad pasa del ego a la conciencia y eso significa que
el ego se empequeñece mientras que la conciencia se agranda.
Si en medio de la negatividad podemos reconocer que estamos creando sufrimiento
para nosotros mismos, será suficiente para elevarnos por encima de las
limitaciones de los estados egotistas y las reacciones condicionadas. Abriremos
una infinidad de posibilidades, otras formas mucho más inteligentes de manejar
cualquier situación. Quedaremos en libertad para deshacernos de la infelicidad
con el sólo hecho de reconocer esa falta de inteligencia. La negatividad no es
inteligente. Siempre le pertenece al ego, éste puede ser astuto, pero no
inteligente. La astucia persigue sus propios fines mezquinos. La inteligencia ve
el todo más grande en el cual todas las cosas están conectadas. El motor de la
astucia es el interés egoísta y su punto de vista es muy estrecho. La mayoría de
los políticos y los hombres y mujeres de negocios son astutos pero muy pocos son
inteligentes. Todo lo que se logra a través de la astucia es perecedero y con el
tiempo se destruye a sí mismo. La astucia divide; la inteligencia incluye.
|
|