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SUGERENCIAS PARA EL CICLO ACTUAL
He tratado de señalar una situación que existe actualmente e indicar una
situación ideal futura que aún es posible realizar. Esto tiene valor, pero deja
un vacío en nuestra mente, que requiere ser llenado. Surge ahora un interrogante
que podría formularse en los términos siguientes: Dada la exactitud de lo
expuesto sobre las actuales y terribles condiciones y la posibilidad de un
acercamiento al ideal presentado para un futuro distante, ¿será posible
actualmente dar los pasos que conducirán con el tiempo a aplicar los ajustes
necesarios en los aspectos del sexo? Sin duda lo será y formularé mi respuesta
en la forma siguiente:
Cuando ciertos postulados básicos, cuatro en total, hayan sido presentados y
repetidos constantemente al público, ello conducirá finalmente a educar a la
opinión pública de tal modo que se emprenderán las necesarias actividades. Pero
el primer paso consiste en educar al público y en que éste capte las cuatro
leyes esenciales. Cualquier corrección que se haga en las actuales condiciones
se deberá al progreso interno de la humanidad misma y no a la imposición de
leyes externas. El entrenamiento de la conciencia pública debe por lo tanto
seguir adelante constantemente, y así sentaremos las bases para los posteriores
cambios
Quisiera recordarte que las tres próximas generaciones (en las que incluyo la
juventud actual) traerán a la encarnación un grupo de personas bien preparadas
para sacar a la humanidad de la actual encrucijada. Esto debe tenerse muy
presente, pues con frecuencia se olvida. En cualquier época de la historia
humana siempre hubo aquellos que fueron enviados con el propósito de resolver
los problemas que surgen. En último análisis, el problema del sexo es momentáneo
y, aunque no lo crean, deriva de un error fundamental, el error del hombre de
haber pervertido las facultades otorgadas por Dios, para fines egoístas y
materiales, en lugar de consagrarlas al propósito divino. El hombre ha sido
llevado y arrastrado por su instinto animal, y sólo una clara y pura comprensión
mental de la verdadera naturaleza de su problema tendrá suficiente fuerza para
llevarlo adelante hacia la Nueva Era y hacia el mundo de acciones y móviles
correctos.
El hombre
debe aprender y debe captar profundamente el hecho de que el principal propósito
del sexo no es la satisfacción de los apetitos, sino proporcionar los cuerpos
físicos mediante los cuales la vida puede expresarse. Tiene que comprender la
naturaleza del simbolismo que está detrás de la relación sexual, y por ese medio
captar el alcance de las realidades espirituales. La Ley del Sexo es la ley de
las relaciones por las cuales la vida y la forma se unen para que el propósito
divino pueda manifestarse. Es ley fundamental de la creación, y rige cuando se
trata de la Vida que anima un sistema solar, el nacimiento de un animal o la
germinación de una planta.
Sexo es
la palabra que utilizamos para describir la relación existente entre esa energía
que llamamos vida y el conjunto de unidades de fuerza, mediante las cuales esa
energía se expresa y construye una forma. Incluye la actividad que tiene lugar
cuándo los pares de opuestos se unen, y por ese medio producen una tercera
realidad o resultado que atestigua su relación, entonces otra vida aparece en la
forma. Tenemos siempre relación, unificación y nacimiento. Tres palabras que
contienen la verdadera significación del sexo.
Los hombres han pervertido la verdad y se ha perdido el verdadero significado
del sexo. En la actualidad sexo significa satisfacer el deseo masculino por el
placer sensual y mitigar el apetito físico mediante la perversión del aspecto
femenino de ese deseo y apetito. Dicha relación no da los resultados esperados,
sino que conduce a un momentáneo segundo de satisfacción, y todo ello está
confinado a la naturaleza animal y al plano físico. Hablo en forma general y les
recordaré que hay excepciones en todas las generalizaciones. Quisiera también
agregar que no crean que considero solamente responsable del problema actual al
aspecto masculino, al decir que el hombre utiliza a la mujer para su placer. No
puedo significar eso, porque sé que todo ser humano es cíclicamente hombre o
mujer, y que los hombres de hoy han sido mujeres en vidas anteriores. No existe
sexo, según lo entendemos, en lo que concierne al alma; sólo existe el sexo en
la vida de las formas. Únicamente en el proceso de diferenciación, a fin de
pasar experiencias, el encarnante hombre espiritual ocupa primero un cuerpo
masculino y luego uno femenino, redondeando así los aspectos positivo y negativo
de la vida de las formas. Toda la raza es culpable y debe estar activa en el
proceso de crear las correctas condiciones y poner orden en el caos actual.
Por lo tanto, el primer postulado que debe formularse, respecto al cual se tiene
que educar al público, es que todas las almas encarnan y reencarnan bajo la Ley
de Renacimiento. De allí que en cada vida no sólo se recapitulan las
experiencias anteriores sino que se reasumen antiguas obligaciones, se
restablecen antiguas relaciones, se tiene la oportunidad de saldar antiguas
deudas; la posibilidad de retribuir y no progresar, despertar cualidades
hondamente arraigadas, reconocer antiguas amistades y enemistadas, solucionar
detestables injusticias y explicar lo que condiciona al hombre y hace que sea lo
que es. Tal es la ley que ahora reclama un reconocimiento universal y que,
cuando sea comprendida por las personas inteligentes, ayudará a resolver los
problemas del sexo y del matrimonio.
¿Por qué será así? Porque cuando esta ley sea admitida como el principio
intelectual gobernante, todos los hombres recorrerán más cuidadosamente el
sendero de la vida y procederán con mayor cautela para cumplir con las
obligaciones de la familia y del grupo. Sabrán muy bien que lo que "el hombre
siembra cosechará" y lo cosechará aquí y ahora, no en algún místico y mítico
cielo o infierno; tendrán que hacer los reajustes en la vida diaria en la
tierra; la cual proporciona un cielo adecuado y un infierno más que adecuado. La
difusión de esta doctrina del Renacimiento y su reconocimiento y comprobación
científica avanza con toda rapidez, y durante los próximos diez años se debe
prestar mucha atención a este tema.
El segundo postulado fundamental fue enunciado por el Cristo cuando dijo: "Ama a
tu prójimo como a ti mismo". Hemos prestado poca atención hasta ahora a este
enunciado. Nos amamos a nosotros mismos y tratamos de amar a las personas que
nos gustan. Pero amar en forma universal y amar al prójimo, porque es un alma
como nosotros, de naturaleza esencialmente perfecta y con un infinito destino,
ha sido siempre considerado como un hermoso sueño a realizarse en un futuro tan
remoto y en un cielo tan lejano que es mejor olvidarlo. Han transcurrido dos mil
años desde que la más grande expresión del amor de Dios caminó por la tierra, y
dijo de amarnos los unos a los otros. Sin embargo, todavía luchamos y odiamos y
utilizamos nuestros poderes para fines egoístas, nuestros cuerpos y apetitos
para placeres materiales y, nuestros esfuerzos para vivir van dirigidos
conjuntamente hacia fines egoístas personales. ¿Has considerado lo que sería el
mundo de hoy si los hombres hubieran escuchado las palabras del Cristo y
hubiesen tratado de obedecer Su mandato? Muchas enfermedades se habrían
eliminado (las enfermedades originadas por el abuso sexual constituyen un gran
porcentaje de nuestros males físicos y devastan nuestra moderna civilización),
no existirían las guerras, se habría reducido al mínimo el crimen y nuestra vida
moderna sería el ejemplo de una divinidad en manifestación. Pero no ha sido así,
de allí nuestras actuales condiciones mundiales actuales.
La nueva ley tiene que ser enunciada y lo será y puede resumirse en las
siguientes palabras: Que el hombre viva de tal modo que su vida sea inofensiva.
Entonces sus pensamientos, acciones y palabras no producirán daño alguno. Esto
no es inofensividad negativa, sino una difícil y positiva actividad. Si la
anterior fraseología práctica de las palabras de Cristo fueran divulgadas,
aplicadas y practicadas universalmente, surgiría el orden del caos, el amor
grupal reemplazaría al egoísmo personal, la unidad religiosa ocuparía el lugar
de la intolerancia fanática y tendríamos, en vez de libertinaje, la libertad y
el control de los apetitos.
Las dos leyes que he proclamado y los dos postulados que he enunciado parecen
trivialidades, pero éstas son verdades universales y reconocidas, y una verdad
es un pronunciamiento real. Modelar la vida de acuerdo a estos dos
reconocimientos (La Ley del Renacimiento y la Ley del Amor) salvaría a la
humanidad y reconstruiría nuestra civilización. Quizás parezaca demasiado
sencillo provocar un reconocimiento de esta verdad, pero detrás de ello subyace
el poder de la divinidad misma y su reconocimiento es simplemente cuestión de
tiempo, porque la evolución obligará a que se reconozca esta verdad en alguna
fecha lejana. De los discípulos y pensadores actuales depende que se aceleren
estos reconocimientos.
La tercera ley fundamental que traería una solución a nuestros problemas
actuales modernos, incluyendo el del sexo, surge lógicamente de las otras dos.
Es la ley de la Vida Grupal. Nuestras relaciones sociales deben ser observadas y
reconocidas. El hombre no sólo debe cumplir amorosamente sus obligaciones
familiares y nacionales, sino pensar en términos más amplios abarcando a la
humanidad misma, y así expresar la Ley de la Hermandad. La hermandad es una
cualidad grupal. Los niños que nacen ahora vienen equipados con un sentido más
profundo del grupo y una conciencia social más desarrollada que hasta hoy.
Resolverán sus propios problemas incluso el del sexo y se interrogarán a sí
mismos si se les presenta una situación difícil. ¿Tenderá mi acción hacia el
bien grupal? ¿Se dañará o sufrirá el grupo si hago esto o aquello? ¿Se
beneficiará y obtendrá progreso e integración y unidad el grupo? Toda acción que
no esté a la altura de los requisitos sociales será automáticamente rechazada.
En la dilucidación de los problemas el individuo o ente, aprenderá a subordinar
lentamente el bien y los placeres personales a las condiciones y requisitos
grupales. Por lo tanto, podrá observarse que el problema sexual también tendrá
solución. La comprensión de la Ley del Renacimiento, la buena voluntad hacia
todos los hombres expresándose como inofensividad, y el deseo de lograr la buena
voluntad grupal, llegarán a ser gradualmente factores determinantes en la
conciencia racial y nuestra civilización se adaptará con el tiempo a estas
nuevas condiciones.
El último postulado que quiero recalcar es que si se cumplen estas tres leyes
conducirán necesariamente a un deseo urgente de obedecer la ley del país donde
el alma ha encarnado. Es innecesario decir que sé muy bien cuán inadecuadas son
las leyes impuestas por los hombres. Quizás son temporalmente insuficientes para
satisfacer la necesidad. Podrán fallar en su alcance y ser inadecuadas, pero en
cierta medida resguardan a los pequeños y débiles seres y serán consideradas
aplicables por quienes tratan de ayudar a la raza. Estas leyes están sujetas a
cambios, a medida que se hace sentir el efecto de las tres grandes leyes, pero
hasta que no sean reformadas inteligentemente (y eso llevará tiempo), frenarán
el libertinaje y el egoísmo. También podrán causar sufrimiento. Esto nadie puede
negarlo. Pero los sufrimientos no serán tan malos ni los efectos tan duraderos
como lo sería si se derogaran esas leyes y comenzara el consiguiente ciclo
anárquico. Por lo tanto, el servidor de la raza colabora en su vida diaria con
las leyes del país, trabajando al mismo tiempo para subsanar las injusticias que
ellos puedan producir, y para mejorar las imposiciones legales que inciden sobre
el género humano en su país.
Cuando se reconozcan las cuatro leyes -del Renacimiento, del Amor, del Grupo y
del País- tendremos la salvación de la raza.
***
En esta
época todo el mundo está sumido en el caos y en el desorden incidentales al
choque de las fuerzas de sexto y séptimo rayo. Cuando un rayo sale y otro entra
en la manifestación, y sus impactos sobre la Tierra y las formas de todos los
reinos de la naturaleza llegan a un punto en que las dos influencias se
equilibran, sobreviene un definido punto de crisis. Esto ha ocurrido ahora, y la
humanidad sujeta a dos tipos o formas de energía, ha sido desplazada de su
centro, de allí la intensa dificultad y tensión del presente periodo mundial. Su
causa se debe no sólo al impacto de los dos tipos de energía que golpean sobre
las formas de vida con igual fuerza, sino a que la energía de la humanidad misma
(combinación de los rayos cuarto y quinto) es arrastrada al conflicto. A esto
debe agregarse la energía del reino animal (que también es una combinación de
las energías de los rayos tercero, quinto y sexto) que rige la forma física o
animal de todo ser humano. Tenemos, por lo tanto, un encuentro de muchas fuerzas
en conflicto y el Arjuna mundial enfrentando una batalla estupenda -periódica y
cíclica-, que en esta era particular será un factor decisivo y determinante en
el milenario conflicto, a causa de la dominación material y el control
espiritual.
Las
fuerzas que actúan ahora en el planeta son de suprema importancia. Si tenemos
presente que el sexto rayo actúa por medio del plexo solar, al que controla
(estando estrechamente relacionado con el plano astral, el sexto nivel de
percepción), y que el séptimo rayo controla al centro sacro, será evidente por
qué hay tanta emoción, idealismo y deseo, entremezclados y relacionados con el
conflicto mundial, y por qué también -aparte de las tormentas en la palestra
política, económica y en el campo religioso- el sexo y sus variados problemas
han llegado a una etapa de tal interés en la conciencia humana, donde una
solución a estas dificultades, una nueva comprensión de las implicaciones
subyacentes y una franca consideración de la situación, son imprescindibles,
inevitables e inmediatas.
En los próximos dos siglos se resolverán cuatro problemas. Y uno de ellos, el
problema del sexo, involucrará una comprensión más real de la ley de atracción.
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