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ENFERMEDAD Y ENERGÍA SEXUAL
 
1) Quisiera ocuparme ante todo, de la premisa básica de que la enfermedad y los impedimentos físicos no son el resultado de pensar erróneamente; probablemente son el resultado de no pensar, o el fracaso en acatar esas leyes fundamentales que rigen la mente de Dios. Un interesante ejemplo de ello es que el hombre no sigue la básica Ley del Ritmo, que rige todos los procesos de la naturaleza, formando él parte de la naturaleza. Gran parte de las dolencias inherentes al uso y abuso del impulso sexual, podemos adjudicarlas al fracaso en actuar con la Ley de Periodicidad. El hombre no está regido por la manifestación cíclica del impulso sexual, y tampoco su vida es gobernada por un ritmo definido, excepto los ciclos por los que atraviesa la mujer, a los cuales se les presta muy poca atención. Sin embargo, el hombre no está regido por tales ciclos y ha roto también el ritmo al cual debe estar subordinado el cuerpo femenino y que -bien entendido- determinaría el uso de las relaciones sexuales, incluyendo lógicamente también el impulso masculino. Este fracaso en vivir de acuerdo a la Ley de Periodicidad y en subordinar los apetitos al control cíclico, es una de las principales causas de las enfermedades; a medida que estas leyes adquieren forma en el plano mental, podría decirse legítimamente que su infracción tiene una base mental. Esto podría ser así si la raza trabajara mentalmente, pero no lo hace. En el mundo moderno de hoy se está cometiendo una definida infracción a estas leyes mentales, particularmente la Ley de los Ciclos que determina las mareas, controla los acontecimientos mundiales y debería condicionar también al individuo y establecer hábitos rítmicos de vida, uno de los mayores incentivos que predispone a la buena salud.

 

2) De las tres enfermedades principales heredadas del pasado podría decirse que la sífilis, o las denominadas enfermedades sociales, son remanentes de los excesos de la época lemuria, siendo de tan antiguo origen que hasta la misma tierra está saturada de los gérmenes de estas enfermedades, hecho totalmente desconocido por la ciencia moderna. En el transcurso de las épocas los hombres han sufrido esa serie de infecciones, y millones murieron y fueron enterrados, contribuyendo con su cuota infecciosa a la tierra. En la época lemuria, el énfasis de la fuerza vital fue puesto sobre el cuerpo físico, su desarrollo, empleo y control y también sobre su perpetuación o reproducción. En ese entonces se iniciaron las dificultades vinculadas con el abuso de la vida sexual; esto fue, en sentido peculiar, el mal esencial primitivo, y este hecho es mencionado en las antiguas leyendas e insinuaciones halladas en los anales y escritos más remotos. Existen muchos testimonios mal interpretados al respecto, y cuando los hombres puedan leer los anales con más exactitud e interpretarlos más correctamente, hallarán el camino de salida pues verán con más claridad las causas subyacentes.
 
El cáncer es un legado de la humanidad atlante al hombre moderno, y el flagelo de esta enfermedad fue el principal factor que devastó a los habitantes de la antigua Atlántida. Las raíces de este terrible mal están profundamente asentadas en la naturaleza emocional o de deseo, y cimentadas en el cuerpo astral. El cáncer es parcialmente el resultado de la reacción a las enfermedades relacionadas con la vida sexual, que tanto prevaleció en los últimos días de lemuria y primeros días atlantes. La gente de tales épocas, viendo los pavorosos males y la extensión de las enfermedades surgidas de la fértil vida en lemuria, resultado de la promiscua vida sexual en todas partes, a fin de lograr la autopreservación detuvieron la afluencia natural del deseo (la afluencia de vida cuando se expresa a través de los centros de reproducción y procreación), y esto a su debido tiempo produjo otros males. El cáncer primordialmente es una enfermedad producida por la inhibición, así como las enfermedades sifilíticas son causadas por la superexpresión y el excesivo abuso de un aspecto del mecanismo del hombre.

 

3) …El gran pecado original en tiempos de lemuria fue de naturaleza sexual, y no sólo se debía a las innatas tendencias sino a la extraordinariamente densa población, a su civilización y a la estrecha relación con el reino animal. En esa época se originaron las enfermedades sifilíticas.
 
Los ignorantes piensan ingenuamente que las razas primitivas están libres de ese tipo de contaminación y que muchas enfermedades sexuales y sus resultados, son preponderantemente enfermedades de la civilización. Esto no es así desde el punto de vista ocultista. El verdadero conocimiento comprueba ser lo contrario. En la infancia de la raza se produjeron erróneos apareamientos, promiscuidad y una serie de perversiones; de acuerdo a las palabras de algunos de los más antiguos libros, que existen en los Archivos de los Maestros, leemos: "La tierra cobró su tributo y la tierra lo hizo con la tierra contaminada e impura, volviendo a la tierra; entonces la vida pecaminosa penetró en la prístina pureza de la antigua madre. En lo más profundo del suelo se halla el mal, emergiendo a la forma de vez en cuando; sólo el fuego y el sufrimiento pueden purificar el mal que la madre ha trasmitido a sus hijos".
 
La raza lemuria prácticamente se destruyó a sí misma por el abuso del centro sacro, que entonces era más activo y predominante. En los días atlantes el centro plexo solar fue el objetivo principal del "fuego entrante". El trabajo de la Jerarquía en días de lemuria fue enseñar a la infantil humanidad la naturaleza, el sentido y significado del vehículo físico, y así como en la siguiente raza fue fomentado el cuerpo emocional y constituyó el objeto de mayor atención, en nuestra raza la mente y el cuerpo mental es sometida a la estimulación.
 
Paralelamente a la actividad de la Gran Logia Blanca (tal como sucedió entonces y sucede hoy) había una actividad de las fuerzas oscuras. Debían producir sus efectos por intermedio del centro sacro, estableciéndose una situación extremadamente viciosa que debilitó el vigor del cuerpo humano, acrecentó grandemente las exigencias de la naturaleza sexual por estimulación del centro sacro, producido artificialmente por la Logia Negra, lo cual trajo como consecuencia numerosas alianzas impías y una amplia difusión de relaciones malignas.
 
Entonces el Logos planetario impuso una grande y nueva ley de la naturaleza, expresada (muy inadecuadamente) por las palabras "el alma que peca, morirá". Esta ley podría ser mejor expresada con las palabras, "Quien abusa de lo que ha construido, lo verá derrumbarse por las fuerzas internas que contiene".
 
A medida que transcurrieron los siglos y la raza lemuria se sometió a los malvados impulsos de la naturaleza animal, aparecieron gradualmente los primeros tipos de enfermedades venéreas; oportunamente toda la raza fue contaminada y produjo su desaparición; la naturaleza cobró sus tributos y exigió inexorablemente su precio. Cabe aquí interrogarse ¿cómo estos primitivos habitantes de nuestro planeta pudieron ser responsables, puesto que no existe pecado donde no hay sentido de responsabilidad ni conciencia de obrar mal? La Jerarquía en esos días tenía sus propios métodos de enseñanza para estos pueblos infantiles, así como se puede enseñar al niño en los primeros años a no adquirir ciertos hábitos físicos. En aquel entonces la humanidad sabía muy bien lo que era el mal, porque se puso en evidencia físicamente y era fácil percibirlo. El castigo fue obvio y los resultados inmediatos; los Instructores de la raza procuraron que la causa y el efecto fueran observados rápidamente.
 
En esa época también aparecieron las primeras tendencias al matrimonio, algo distinto de la promiscuidad; la creación de unidades de familia se convirtió en objeto de atención y constituyó la meta para los más evolucionados. Esta fue una de las primeras tareas emprendidas por la Jerarquía y el primer esfuerzo para realizar cualquier tipo de actividad grupal, impartiendo la primera lección acerca de la responsabilidad. La unidad familiar no era estable como puede serlo hoy, pero aún su relativamente breve comienzo fue un gran paso adelante; la segregación del ente familiar y el desarrollo del sentido de responsabilidad han continuado firmes hasta culminar en nuestro actual sistema matrimonial y en la acentuación, en Occidente, de la monogamia; ha conducido al orgullo occidental acerca del linaje y la alcurnia; al interés por las genealogías y vinculaciones y al intenso horror que siente el pensador occidental por las enfermedades sifilíticas, puesto que afectan a la familia y su descendencia.
 
Sin embargo, dos cosas muy interesantes están aconteciendo hoy. La unidad de la familia, en escala mundial, está siendo destruida debido a los azares de las guerras y a los modernos puntos de vista concernientes al matrimonio y al divorcio. También se están descubriendo rápidas y definidas curaciones de las enfermedades sexuales, lo cual hace que la gente tienda a ser más insensata. Sin embargo, cuando la curación sea perfecta, finalmente salvaguardará a la raza y después de la muerte devolverán al suelo cuerpos libres de toda plaga que ha contaminado la tierra durante infinitas edades. Así se producirá una gradual purificación del suelo. La cremación también ayudará en este proceso de purificación. La destrucción por el fuego y la intensidad del calor engendrado por la aplicación de los métodos militares, también están ayudando, y durante el próximo millón de años veremos que la sífilis (heredada desde Lemuria) desaparecerá, tanto de la familia humana como del suelo del planeta.
 
En el transcurso de las épocas la humanidad entró en la etapa atlante de desarrollo. El control consciente del cuerpo físico quedó bajo el umbral de la conciencia; el cuerpo etérico se hizo en consecuencia más poderoso (un hecho que frecuentemente no es considerado) y el cuerpo físico como un autómata reaccionó acrecentadamente a la impresión y orientación impuestas por la naturaleza deseo en constante desarrollo. El deseo se transformó en algo más que en una simple respuesta al impulso físico animal y a los instintos primitivos; se dirigió hacia objetos y objetivos extraños al cuerpo, hacia las posesiones materiales y aquello que (al ser visto y codiciado) podría poseer. Así como los principales pecados de la época lemuria (si se los puede llamar pecados en su verdadero sentido, teniendo en cuenta la poca inteligencia de la raza) se cometían por el abuso del sexo, análogamente el mayor pecado de los atlantes fue el latrocinio, muy difundido y general.

 

4) En lo antedicho y en conexión con lo expresado sobre la homosexualidad, también he considerado el deseo prevaleciente o reprimido, pero sólo en términos generales y en amplios delineamientos. ¿Me interpretan si les digo que cuando se reprime el deseo (como lo hacen muchos aspirantes hoy) todo tipo de enfermedades resulta posible -cáncer, congestión pulmonar y ciertos malestares del hígado- como también la temible tuberculosis? Las enfermedades producidas por la inhibición son numerosas y serias, como podrán ver por la anterior enumeración. Debería tenerse en cuenta que cuando prevalece el deseo incontrolado y no se lo reprime, aparecerán enfermedades tales como los desórdenes sifilíticos, la homosexualidad, inflamaciones y fiebres. De acuerdo con el temperamento así serán los tipos de enfermedad, pues el temperamento depende de la cualidad del rayo. Según el rayo a que pertenece una persona, será la predisposición a ciertos desórdenes.

 

5) El cáncer es una enfermedad muy definidamente relacionada con los centros, y hallaremos que el centro en la zona donde existe el cáncer está excesivamente activo, con el consiguiente acrecentamiento de la afluencia de energía a través de la sustancia corpórea relacionada. La energía y el sobreestímulo de un centro no sólo puede ser el resultado de la actividad del centro y su consiguiente radiación, sino de la supresión impuesta por la mente sobre cualquier actividad de determinado centro. Esto produce una acumulación de energía, y por lo tanto tenemos nuevamente la acumulación excesiva de energía, concentrada en una zona particular. Una de las principales fuentes del cáncer, relacionada con el centro sacro y por ende con los órganos sexuales, ha sido la bienintencionada inhibición de la vida sexual y de todo pensamiento conectado con la vida sexual, por los aspirantes mal orientados; éstos son quienes hallan en la enseñanza de la Edad Media -la vida monástica y el celibato la línea de menor resistencia. En esa época la buena gente creía que el sexo era algo maligno y pecaminoso, que no debía mencionarse y que constituía una poderosa fuente de perturbación. Las reacciones normales en lugar de ser controladas y trasmutadas en actividad creadora eran violentamente suprimidas y todos los pensamientos acerca de la vida sexual reprimidos. Sin embargo la energía sigue la dirección del pensamiento, con el resultado de que este particular tipo magnético de energía atrajo a un creciente número de células y átomos y de allí el origen de los tumores, quistes y tipos de cáncer, tan prevalecientes hoy.

 

6) Una vida sexual frustrada o una situación donde la persona soltera no pueda expresar en forma normal un proceso natural y universal, y para quien el sexo permanece siendo un misterio (y al mismo tiempo un constante e interno tema de pensamiento inexpresado) llevará a:
 
a. Un estado de gran desvitalización con la consiguiente e inevitable mala salud, que sufren ese tipo de personas denominadas solteronas y solterones. Es innecesario decir que existen muchas personas solteras que encaran la vida saludablemente y no entran en esta clasificación.
 
b. Un constante esfuerzo para atraer la atención del sexo opuesto a tal punto que se convierte en una tendencia nerviosa y muy enfermiza.
 
c. El desarrollo de hábitos homosexuales o esas perversiones que tuercen la vida de muchas personas inteligentes.
 
d. Los tumores -malignos o no- que atacan los órganos genitales y frecuentemente hacen del sujeto un caso de operación.
 
 

Existen otros posibles desarrollos, pero no tengo el propósito de tratarlos. He expuesto lo suficiente para demostrar el peligro del sentido de frustración y del interés morboso en el sexo (aunque a veces no sea reconocido). Esto también puede manifestarse durante el sueño, que vincula estrechamente el cerebro, la mente y los órganos genitales y prueba el hecho de que el deseo astral despierta el apetito físico, lo cual demuestra mi afirmación de que el cuerpo físico responde automáticamente -aún cuando está inconsciente en las horas del sueño- al control astral. Su curación, como lógicamente saben, consiste en llevar una vida externa plenamente creadora, especialmente en beneficio de nuestros semejantes y no simplemente la transmutación del impulso sexual en algún tipo de pensamiento creador, que sencillamente no es más que eso, pero no adquiere configuración o forma en el plano externo de la vida humana.

 

7) Ciertas energías astrales emanan de algunas formas planetarias que no existen bajo la forma de planetas físicos, ni aún en el reino etérico, pero están encerradas en el "círculo infranqueable" de nuestro sistema solar. Representan, en sentido planetario, dos grupos de vidas: Primero, esos cascarones astrales de planetas en descomposición y desintegración, que puede percibir el iniciado, que aún giran alrededor de nuestro sol y, no obstante, están desapareciendo rápidamente. Nuestra luna se unirá a ellos cuando se haya producido la total desintegración de su forma externa. Segundo, las formas astrales de esas vidas solares menores en el arco evolutivo, que van tomando forma lentamente, pero todavía no tienen cuerpo etérico y que, en este período mundial, no tendrán cuerpo físico. Estos dos grupos son las analogías planetarias de esos tipos de hombres que reencarnan y los que pasaron al más allá y lentamente descartan sus cuerpos antes de renacer, o los que abandonaron sus cascarones por completo.
 
Dos de estas formas astrales están muy cercanas a nuestra Tierra, y se van "descomponiendo" muy rápidamente, si así puede decirse, ejerciendo sin embargo una influencia muy poderosa. Debido a esta estrecha relación, originan dos tipos de deseo o tendencia astral entre los hombres. Una, produce gran parte de esta tendencia instintiva a la crueldad que se observa en los niños y en cierto tipo de hombres; la otra tiene efecto sobre la vida sexual, y produce la tendencia a las perversiones que actualmente causan tantas dificultades. Estas tendencias sádicas y perversiones sexuales, reciben mucha influencia fortalecedora, proveniente de esas moribundas emanaciones astrales. En los tiempos antiguos eran aún más poderosas, por estar más próximas a nuestra tierra, de allí las crueldades ritualísticas y los horrores, por ejemplo, de Sodoma y Gomorra. Su potencia está declinando rápidamente, y debe recordarse que no tendrían absolutamente ningún poder si no existieran en la humanidad ciertos instintos, sobre los cuales pueden actuar estas energías. También debe recordarse que su influencia fue constructiva en la época lemuriana, porque en esos días primitivos la lección del sexo y el registro inteligente del dolor, tenían cabida en los proyectos de quienes trataban de llevar al hombre animal, al estado de conciencia humana, no a la conciencia del alma ni a la autoconsciencia. (4‑227/228).

 

8) Las principales causas que producen una angustiosa vida de sueños, consiste en todos los casos, en la frustración o en la incapacidad que tiene el alma para imponer sus deseos o designios sobre su instrumento, el hombre. Estas frustraciones se agrupan en tres categorías:
 
1. Frustración sexual. Este tipo de frustración conduce en muchos casos, especialmente en la persona común, a dar excesiva importancia al sexo y a una incontrolada imaginación sexual, a celos sexuales, pocas veces reconocidos, o a un escaso desarrollo físico.
 
2. Ambición frustrada. Esto produce la retención de los recursos de la vida, una constante angustia interna, despierta la envidia, el odio, la amargura y la intensa antipatía por los que triunfan, y es causa de múltiples anomalías.
 
3. Amor frustrado. El sicólogo común quizás incluiría esto bajo la denominación de frustración sexual, pero el esoterista no lo considera así. Podrá haber una plena satisfacción sexual o una completa liberación de su aferramiento y, sin embargo, el amor magnético externo del sujeto sólo hallará frustración y falta de respuesta.
 
Donde haya estos tres tipos de frustración existirá, frecuentemente, una vida de sueños vívida y malsana, impedimentos físicos de diversa índole e infelicidad cada vez más profunda.

 

9) Por ejemplo, cuando la energía del centro sacro es elevada al plexo solar, aparecerán muchas dolencias que afectarán, como ya hemos observado, a los intestinos. Cuando las energías de los centros inferiores que están debajo del diafragma (pero no a lo largo de la columna vertebral), son elevadas al centro plexo solar, surgirán dolencias que abarcarán frecuentemente la vesícula biliar y los riñones. Hablando en sentido oculto, cualquier proceso de ascender o "elevar", produce automáticamente la muerte, la cual afecta a los átomos de los órganos involucrados y origina las etapas preliminares de la mala salud, la enfermedad y la desintegración, porque la muerte no es otra cosa que el retiro de la energía y la desintegración. Cuando la ciencia de transferir la energía de un centro inferior a otro superior sea comprendida, entonces se arrojará luz sobre el problema de la muerte, y la verdadera Ciencia de la Muerte vendrá a la existencia, liberando a la raza del temor que le inspira.


 
Los estudiantes harían bien en detenerse en esta etapa y considerar cuidadosamente los siguientes puntos:
 
1. Cuáles son las zonas controladas por los cinco centros que se hallan a lo largo de la columna vertebral y por los dos centros de la cabeza.
 
2. Los tres puntos principales de transferencia son: el plexo solar, el centro laríngeo y el centro ajna en la cabeza. El centro cardíaco y el centro más elevado de la cabeza, como puntos de transferencia, sólo conciernen al iniciado.
 
3. La condición cambiante y fluida que se produce por el proceso de despertar, transferir y enfocar las energías en el centro superior. Estas tres actividades principales son condicionadas por las etapas intermedias de:
 
a. Radiación activa del centro inferior.
 
b. Respuesta del centro inferior a la atracción magnética del superior.
 
c. Interacción posterior de los centros superior e inferior, condicionados al principio por una repulsión y atracción rítmicas. Este es un reflejo de la actuación de las dualidades durante el transcurso de la existencia del ser humano.
 
d. Esto va seguido por una concentración de la energía inferior en el centro superior.
 
e. Luego los puntos focales superiores de energía y su interacción rítmica controlan el o los centros inferiores.
 
 

Entre estas diferentes etapas hay "puntos de crisis" de mayor o menor importancia. La intensa actividad interna que se lleva a cabo durante la vida subjetiva de la humanidad produce efectos buenos y malos y reacciones sicológicas y fisiológicas. En la actualidad la transferencia masiva de las fuerzas del centro sacro al plexo solar, es responsable de la mayoría de las modernas incapacidades físicas de la raza. Debido también al retiro lento, en escala racial, de las fuerzas sacras llevadas al plexo solar, se está formando una condición que a veces se denomina "suicidio racial", y para contrarrestarla es necesario el esfuerzo de muchos gobiernos a fin de detener el rápido decrecimiento de la natalidad en los respectivos países.
 
El resumen dado anteriormente acerca de la triple actividad que se lleva a cabo continuamente en el cuerpo humano, dará una idea de la tensión bajo la cual debe actuar el individuo y explica, por lo tanto, gran parte del malestar y las enfermedades de esa zona del cuerpo humano regida y controlada por determinado centro. Quisiera agregar los siguientes puntos a la información ya dada:
 
1. La intensa actividad del centro sacro producirá a menudo enfermedades y anormalidades fisiológicas vinculadas a los órganos de reproducción (tantos femeninos como masculinos). Estas dificultades son de dos tipos:
 
a. Aquellas a que está propensa la humanidad normal, muy conocidas por los médicos, cirujanos y sicólogos.

b. Las que son el resultado del excesivo estímulo, debido al exitoso esfuerzo realizado por el místico para hacer descender la energía de los centros superiores y de fuentes que están fuera de la estructura humana.
 
2. En todos los casos de transferencia la intensa actividad que se produce causará todo tipo de tensión y reacción, trayendo como resultado congestión, inflamación y enfermedades de los órganos vitalizados. Esto sucede hoy particularmente en relación con los centros sacro y plexo solar. Las glándulas -mayor y menor, endocrina y linfática- ubicadas en la zona abdominal, son poderosamente afectadas, y debido a su hipersensibilidad o "deficiencia causada por la abstracción" (como se denomina esotéricamente), constituyen una fructífera fuente de desórdenes.

 

10) Cuando la raza haya logrado un correcto control emocional, desaparecerá gradualmente el fenómeno del cáncer. Dije correcto control emocional; la inhibición y la represión de los impulsos del deseo, por la fuerza de la voluntad, no es correcto control. Es interesante observar que aunque tanto los hombres como las mujeres sufren de cáncer, la causa general no es idéntica, pero sí lo es la causa básica (la reacción por una excesiva expresión de la vida sexual mediante el desarrollo de la naturaleza del deseo). Debido a los riesgos que corren las mujeres durante el embarazo por haber dirigido el énfasis de la vida al aspecto sexual de la misma, se han rebelado en gran escala (como hicieron los atlantes) contra este tipo de expresión de vida, y en esta línea -el sexo- se hallan sus principales inhibiciones. Ellas no sufren tanto la inhibición de la expresión emoción-deseo-sentimiento, pero sí el hombre, y tiene una tradición o marcada tendencia a poseer mayor control emocional que las mujeres en el manejo de la vida. Los hombres no requieren ni adquieren un control tan marcado del sexo. El campo de su tendencia vital inhibida es, por lo tanto, de mayor extensión y en consecuencia (si se puede confiar en las estadísticas) más hombres que mujeres sufren de cáncer, aunque todos le temen a esta terrible enfermedad.
 
En la correcta transmutación reside el secreto de la cura del cáncer, y con el tiempo esto será comprendido. Empleo esta frase no sólo simbólicamente sino también técnica y científicamente. Esto se verá más adelante. El secreto que oculta el correcto vivir rítmico y la correcta proporción del énfasis puesto sobre todas las fases de la vida, traerá (y llegará rápidamente) la total inmunidad a la tuberculosis. El secreto que oculta la correcta comprensión de los tiempos y ciclos y de la periódica procreación creadora, hará que la raza se libere de los males que acarrean las enfermedades sociales.

 

11) Inmediatamente después de la muerte y particularmente si ha tenido lugar la cremación, el hombre, en su cuerpo kama-manásico, está tan consciente y atento a su medio ambiente como cuando estaba vivo en el plano físico. Esta fraseología concede cierta elasticidad respecto a la amplitud de la percepción y observación; por lo tanto la misma elasticidad debe tenerse en cuenta para quienes se hallan en el plano físico. No toda la gente está igualmente despierta ni es consciente de las circunstancias o de la experiencia inmediata. No obstante, debido a que la mayoría de las personas son más conscientes emocionalmente que físicamente, y viven en gran medida enfocadas en sus vehículos astrales, el hombre está bastante familiarizado con el estado de conciencia en que se encuentra. Recuerden que un plano es esencialmente un estado de conciencia y no un lugar, según creen muchos esoteristas. La persona autoconsciente reconoce esto por medio de la reacción enfocada, que constantemente y en forma característica son conscientes de sí mismas, sensibles al tema de su medio ambiente y de sus deseos exteriorizados o (en lo que respecta a las personas evolucionadas que actúan en niveles más elevados del plano astral) son sensibles a la exteriorización del amor y la aspiración; el hombre siempre es absorbido por aquello que ocupó su atención e involucró el principio kámico durante su experiencia en la encarnación. Vuelvo a recordar que en ese momento no hay cerebro físico que responda a los impactos generados por el hombre interno, y también que el sexo, tal como se lo comprende en sentido físico, no existe. Los espiritistas harían bien en recordar esto y en darse cuenta de la estupidez y también de la imposibilidad de concretar esos matrimonios espirituales que ciertas escuelas de pensamiento enseñan y practican. El hombre, en su cuerpo astral, se halla libre de sus impulsos estrictamente animales que, en el plano físico, son normales y correctos, pero ahora nada significan para él en su cuerpo kámico.

 

 

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