ES
POSIBLE CAMBIAR EL MUNDO SIENDO AHORA
¿Es
posible cambiar el mundo sencillamente siendo en el ahora?
Es un
hecho que podemos mejorar, mediante la vibración de la propia energía, el campo
de energía de otras personas. Pero ¿Podemos por medio de estas mismas energías
que emitimos influir no sólo en las cualidades de un individuo, sino incluso en
todo un grupo de personas? La respuesta es un "sí" rotundo.
Ya se ha
documentado ampliamente lo poderosa que es la energía que emite una persona que
Es en el Ahora, y qué pocas personas se necesitan para cambiar el mundo que nos
rodea. Aquí incluiremos sólo dos investigaciones representativas que han causado
mucha sensación.
En 1972,
bajo la dirección de Maharishi Mahesh Yogi, se llevó a cabo un estudio
interesante en más de 24 ciudades norteamericanas de más de 10.000 habitantes.
Él había explicado que la violencia y el delito se reducirían de manera clara si
en las comunidades respectivas sólo el uno por ciento de la población utilizaba
una determinada técnica de meditación, la llamada Meditación Trascendental. Esta
meditación consiste en llevar a cabo una experiencia interior de paz. Maharishi
afirmaba que esta paz interior, que los participantes en la meditación
generarían en ellos mismos, inevitablemente se reflejaría también en el entorno.
Los
resultados fueron más que sorprendentes. Si bien en este estudio sólo participó
cada vez un porcentaje ínfimo de la población, el cambio fue claramente medible.
Mientras duró la meditación, los hechos delictivos disminuyeron de manera
demostrable. Hubo menos robos con lesiones, menos hurtos, menos violencia e
incluso menos accidentes. Incluso se redujeron los casos urgencia de los
hospitales.
Y esto no
sólo en una ciudad. No, este resultado se confirmó en las 24 ciudades. No se
trataba, pues, de ningún caso aislado. Si bien el resultado no se pudo explicar
científicamente, no se pudo negar. Desde entonces, a este fenómeno se le ha
llamado «efecto Maharishi».
Unos años
más tarde el «International Peace Project in the Middle East» llevó a cabo un
experimento parecido. Los resultados absolutamente sorprendentes fueron
publicados en 1988 en el Journal of Conflict Resolution.
También
en este experimento se pidió a personas, que estaban entrenadas en la técnica de
la Meditación Trascendental, que meditaran y establecieran la paz interior. Sin
embargo, esta vez las condiciones eran mucho más difíciles. A principios de los
años ochenta los conflictos armados entre el Líbano e Israel habían alcanzado ya
su punto más alto y escandalizaban el mundo por su crueldad. Precisamente en esa
región en crisis se había de llevar a cabo el experimento. Para ello llevaron a
los participantes en días determinados a horas bien definidas en la zona del
conflicto. Y, efectivamente, el resultado fue absolutamente desconcertante.
Mientras
los participantes se entregaban a la meditación y conseguían la paz interior, se
redujo el número de delitos y de ataques terroristas. Incluso los accidentes de
tráfico se redujeron y los ingresos por urgencia en los hospitales disminuyeron.
En cuanto
los participantes en el experimento terminaron su meditación, todo volvió a su
curso habitual.
En este
experimento se registraron todas las probabilidades que pudieran haber influido
en los resultados. Se observaron los días festivos, los días de la semana e
incluso los ciclos lunares. Se empezaron los experimentos también en días en los
que el número de ataques y de accidentes debía haber aumentado, pero cada vez se
redujeron durante los experimentos. Los resultados fueron tan claros y
significativos, que los científicos que intervinieron pudieron confirmar, sin
lugar a dudas, cuál era el número necesario de participantes, de manera que la
paz interior pudiera también trasladarse al exterior.
Lo
verdaderamente más sorprendente de esto es que son necesarias menos personas de
lo que se pudiera suponer. Sólo se necesita la raíz cuadrada de un porcentaje de
la población sobre la que se quiera influir. Parece complicado pero es muy
sencillo. En una población de un millón se trata de 100 personas.
• Una
ciudad de un millón de habitantes sólo necesita 100 personas para ser influida
por ellas.
• Toda la
población mundial de casi 6.000 millones de personas necesita sólo unas 8.000
personas para ser influida.
Si sólo
una pequeña parte de la población realiza la paz dentro de sí, esta paz se
refleja de manera medible en nuestro entorno. Para la física cuántica y la
bioenergética esto es absolutamente explicable. Los resultados de los
experimentos demuestran lo que se creía desde hace tiempo, es decir, que la
fuerza de nuestro estado de Ser en el Ahora se potencia cuando un grupo adopta
ese estado y lo irradia hacia su exterior.
Nuestro estado de Ser cambia el mundo.
Nuestro
estado de Ser consigue esto de lo que hablamos en este mismo instante, ahora.
Aunque muchas personas creen que en el vasto mundo, con toda su complejidad, ya
no se pueden resolver los problemas... ni los de los muchos habitantes de esta
tierra. Usualmente se cree que uno mismo puede hacer bien poco, o casi nada ¿Qué
puede hacer un individuo contra seis mil millones? Pero si cedemos a la opinión
generalizada de que todos los problemas de este mundo ya no se pueden resolver,
que corremos hacia el precipicio a gran velocidad, que la violencia aumentará
cada vez más, entonces nos hacemos cómplices de la ignorancia y la
inconsciencia, y participamos en la construcción de este mudo de terror y de
expectativas negativas.
Naturalmente, al principio podemos pensar así. Incluso parece evidente. Pero
deberíamos saber que también esto no es más que una idea falsa, y que el estado
de Ser en el Ahora tiene el poder de moldear el mundo, de crear un mundo nuevo
ahora.
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