ANGÉLICA (Angelica archangelica)
Se trata de una hermosa
planta que se emplea como remedio desde hace relativamente poco tiempo,
quizá porque al ser propia de climas fríos, no se conocieron sus virtudes
hasta la época en que se cultivó en la Europa medieval.
CARACTERÍSTICAS
Es una hierba de algo más de
un metro de altura que vive dos años. Las hojas tienen la forma de las del
perejil, pero son mucho mayores, de casi 50 cm. Se acoplan al tallo, hueco,
rodeándolo; éste, recto, culmina con lo que se denomina una umbela: de un
punto común surgen numerosísimos rabillos al final de los cuales aparecen
unos pomos de pequeñísimas floréenlas. De su raíz, robusta, se desprende un
jugo lechoso al cortarla.
LOCALIZACIÓN
Vive en estado salvaje en
los países fríos del norte de Europa, pero se adapta al cultivo en climas
templados. Basta con sembrar los frutos (que pueden conseguirse en un
arbolario) al final del verano y trasplantar los primeros brotes en
primavera. Al segundo año fructificará.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Toda la planta, es decir,
raíz, tallo, hoja y frutos contienen esencia y una sustancia (entre otras
muchas más) denominada ácido angélico.
PROPIEDADES MEDICINALES
Se ha usado para combatir la
peste, y aunque tiene propiedades diuréticas y expectorantes, se usa casi
exclusivamente para favorecer la digestión por su acción estimulante de los
jugos gástricos.
RECOLECCIÓN
En la práctica se utilizan
la raíz, los frutos y las hojas: los frutos se recogen bien maduros (se
cortan las umbelas con sus rabillos) durante el verano del segundo año. Sin
embargo, la raíz debe arrancarse antes de la floración, por lo que no nos
servirá la misma planta para obtener raíz y frutos. Las hojas pueden ir
cortándose a medida que vayan creciendo lo suficiente, aunque es a
principios de verano cuando poseen más principios activos.
USOS Y APLICACIONES
Decíamos que la angélica
favorece la digestión. En efecto, tanto la raíz como las hojas y los frutos
se utilizan como estomacales. Se toma en infusión, preparada a partir de
raíz, cortada a pedacitos, o de hojas, asimismo troceadas, o de los frutos:
se pone agua a hervir (un cuarto de litro) y cuando arranca la ebullición se
echa una cucharadita de raíz u hojas (o ambas a la vez), se apaga el fuego,
se tapa el recipiente y se espera unos cinco o diez minutos. Debe tomarse
caliente, después de las comidas.
Forma parte de muchas de las
bebidas llamadas «estomacales» que se venden en los comercios. Una forma
artesana de preparar una bebida semejante sería la siguiente: colocar en un
recipiente de vidrio de boca ancha un par de cucharaditas de raíz de
angélica (mejor la raíz que los frutos), unas hojas de menta y manzanilla y
unos granos de anís. Llenar el recipiente hasta un litro con alcohol de 96
grados especial para bebidas (no el de las farmacias) y dejar macerar
durante una «novena» (nueve días) en un lugar fresco. Filtrar y añadir unos
dos litros de almíbar (azúcar disuelto en agua en cantidades iguales). Dejar
nuevamente en maceración, ahora durante un mes como mínimo. Cuanto más
tiempo, mejor sabor. Filtrar antes de tomarlo.
Las hojas también pueden
comerse hervidas, como si fueran verdura. |