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EL ORIGEN DEL MIEDO
Has mencionado que el miedo es parte de nuestro dolor emocional subyacente
básico. ¿Cómo surge el miedo y por qué está tan presente en la vida de la
gente? ¿No resulta útil una pequeña cantidad de miedo como sana
autoprotección? Si no tuviera miedo del fuego, podría meter la mano en él
y quemarme.
No evitas meter la mano en el fuego porque le tengas miedo, sino porque
sabes que te quemarías. No necesitas tener miedo para evitar peligros
innecesarios; basta un mínimo de inteligencia y sentido común. En asuntos
tan prácticos, es útil aplicar las lecciones aprendidas en el pasado.
Ahora bien, si alguien te amenazara con fuego o con violencia física,
posiblemente sentirías miedo. Te alejas instintivamente del peligro, pero
éste no es el estado de miedo psicológico que estamos comentando aquí. El
estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e
inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad,
nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos
siempre se refiere a algo que podría ocurrir no a algo que ya está
ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el
futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu
mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de
ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento
presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental;
no puedes afrontar el futuro.
Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu
vida, como señalé anteriormente. Debido a su naturaleza fantasmal, y a
pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e
inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue
siendo cierto aunque externamente se muestre muy poderoso y seguro. Ahora
bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué
mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo
fabricado por la mente?: Peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera
este mensaje continuo?: Miedo, por supuesto.
El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso,
miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos
los miedos pueden resumirse; en el miedo del ego a la muerte, a la
aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la
esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la
muerte afecta a todos los aspectos de tu vida. Por ejemplo, algo tan
aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener
razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender
la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la
muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás
equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo
una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes
permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas
guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.
Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o
estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que
esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener
razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes
expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tu
expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido
de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro
de ti, no de la mente. Observa cualquier actitud defensiva que surja en
ti. ¿Qué estás defendiendo?: una identidad ilusoria, una imagen mental,
una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón, observándolo,
puedes romper tu identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a
disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia. Éste es el final de
todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las
relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El
verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.
De modo que cualquiera que esté identificado con su mente y, por lo tanto,
desconectado de su verdadero poder, de su yo profundo enraizado en el Ser,
tendrá en el miedo a su constante compañero. El número de personas que ha
ido más allá de la mente es muy reducido; por eso puedes considerar que
prácticamente todos aquellos que te encuentras o que conoces viven un
estado de temor. Únicamente varía su intensidad, que fluctúa entre la
ansiedad y el pavor, en un extremo de la escala, y una vaga intranquilidad
y una lejana sensación de amenaza en el otro. La mayoría de la gente sólo
toma conciencia del miedo cuando adopta alguna de sus formas más agudas.
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