IDENTIFICACIÓN DEL EGO CON EL CUERPO-DOLOR
Este proceso que acabo de describir en el espacio anterior es muy
poderoso, pero también muy simple. Podría enseñare a un niño, y es de
esperar que algún día sea una de las primeras cosas que los niños aprendan
en la escuela. Una vez aprendido el principio básico de mantenerte
presente como observador de lo que ocurre dentro de ti —entendiéndolo» por
experiencia directa— tienes a tu disposición la más potente herramienta de
transformación.
Esto no niega que puedas hallar intensas resistencias internas a soltar la
identificación con tu dolor. Esto ocurrirá particularmente si has vivido
muy identificado con tu cuerpo-dolor durante casi toda tu vida, y toda o
la mayor parte de tu identidad está invertida en él. Esto significa que a
partir del cuerpo-dolor te has fabricado un yo infeliz y te identificas
con esa ficción mental. En tal caso, el miedo inconsciente a perder tu
identidad creará una fuerte resistencia a cualquier desidentificación. En
otras palabras, preferirás sentir dolor —ser el cuerpo-dolor— que dar un
salto a lo desconocido y arriesgarte a perder tu familiar identidad
desgraciada.
Si esto es aplicable a tu caso, observa tu resistencia interna. Observa el
apego a tu dolor. Mantente muy alerta. Observa el peculiar placer que te
proporciona ser infeliz. Observa la tendencia compulsiva a hablar o a
pensar en tu desdicha. La resistencia cesará si la haces consciente.
Entonces puedes llevar tu atención al cuerpo-dolor, mantenerte presente
como testigo e iniciar así su transmutación.
Tú eres el único que puedes hacerlo. Nadie puede hacerlo por ti. Pero si
tienes la suerte de encontrar al alguien que es intensamente consciente,
si puedes estar con esa persona y unirte a ella en el estado de presencia,
eso te ayudará y acelerará las cosas. Tu propia luz pronto se fortalecerá.
Si ponemos un tronco que está empezando a arder junto a otro que ya está
ardiendo intensamente, y después de un rato volvemos a separarlos, el
primero arderá con mucha más intensidad. Después de todo, es el mismo
fuego el que arde en ambos. Una de las funciones del profesor espiritual
es ser ese fuego. Algunos terapeutas también pueden realizar la misma
función, siempre que hayan ido más allá del nivel de la mente y puedan
crear y mantener una intensa presencia consciente mientras trabajan
contigo.
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