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RENDICIÓN EN LAS RELACIONES PERSONALES

¿Qué hay de las personas que quieren usarme, manipularme o controlarme? ¿Debo rendirme a ellas también?

Están separadas del Ser, por lo que intentan inconscientemente tomar energía y poder de ti. Es cierto que sólo una persona inconsciente intentará usar o manipular a las demás, pero es igualmente cierto que sólo una persona inconsciente puede ser usada y manipulada. Si te resistes o luchas contra el comportamiento inconsciente de otros, tú mismo te vuelves inconsciente. Pero rendirte no significa permitir que te utilice la gente inconsciente. En absoluto. Es perfectamente posible decir «no» a una persona con firmeza y claridad o salir de una situación estando, al mismo tiempo, en un estado interno de completa no-resistencia. Cuando dices «no» a una persona o situación, esa negativa no ha de venir de la reacción, sino de la intuición, de una toma de conciencia clara de lo que es correcto para ti en ese momento. Haz que sea un «no» no-reactivo, un «no» de alta calidad, un «no» libre de toda negatividad que no cree más sufrimiento.

 

En el trabajo estoy en una situación desagradable. He tratado de rendirme a ella, pero me resulta imposible. Siguen surgiendo muchas resistencias en mí.

Si no puedes rendirte, actúa inmediatamente: expresa tu queja, haz algo que pueda cambiar la situación, o retírate serenamente de ella. Asume la responsabilidad de tu vida. No contamines tu hermoso y radiante Ser interno ni la Tierra con negatividad. No des a la infelicidad, en ninguna de sus formas, un lugar donde habitar en tu interior.

Si no puedes emprender una acción, por ejemplo porque estás en prisión, entonces te quedan dos opciones: resistencia o rendición. El cautiverio o la libertad interna de las condiciones externas. El sufrimiento o la paz interna.

 

¿La no-resistencia debe practicarse en nuestra conducta externa, como la no-resistencia a la violencia, o es algo que sólo concierne a nuestra vida interna?

Basta con que te ocupes del aspecto interno; eso es lo primordial. Por supuesto, esto también transformará tu conducta en la vida externa, tus relaciones y circunstancias...
La rendición hará que tus relaciones cambien profundamente. Si no puedes aceptar lo que es, eso implica que nunca puedes aceptar a las personas como son. Las juzgarás, las criticarás, las etiquetaras, las rechazarás o intentarás cambiarlas. Además, si siempre haces del ahora un medio para un fin futuro, también convertirás a cada persona con la que te encuentres o con la que te relaciones en un medio para un fin. La relación —el ser humano— será entonces de una importancia secundaria para ti, o no tendrá ninguna importancia. Lo primordial será lo que puedas sacar de la relación, sea una ganancia material, una sensación de poder, placer físico o algún tipo de gratificación para el ego.

Dejadme ilustrar cómo puede funcionar la rendición en las relaciones. Cuando te veas envuelto en una discusión o en alguna situación conflictiva, tal vez con tu pareja u otra persona cercana a ti, empieza por observar cómo te pones a la defensiva cuando atacan tu posición, o siente la fuerza de tu propia agresión cuando atacas la posición de la otra persona. Observa el apego a tus puntos de vista y opiniones. Siente la energía emocional-mental que está detrás de tu necesidad de tener razón y de señalar que la otra persona está equivocada. Ésa es la energía de tu mente egotista. La haces consciente reconociéndola, sintiéndola tan plenamente como puedas. Entonces, un día, en medio de una discusión, de repente te darás cuenta de que tienes una opción, y quizá decidas abandonar tu reacción simplemente para ver qué pasa. Te rindes. No me refiero a que dejas de reaccionar diciendo verbalmente: «De acuerdo, tienes razón», con una mirada condescendiente que en realidad está diciendo: «Estoy por encima de esta inconsciencia infantil». Así sólo consigues desplazar la resistencia a otro terreno, con lo que la mente egotista sigue estando al mando y reivindicando su superioridad. Estoy hablando de soltar todo el campo de energía mental-emocional que estaba luchando por el poder en tu interior.

El ego es astuto; por eso tienes que estar muy alerta, muy presente, y ser totalmente honesto contigo para ver si realmente has renunciado a tu identificación con una posición mental, liberándote así de la mente. Si te sientes de repente muy ligero, diáfano y en profunda paz, eso es una señal inequívoca de que te has rendido realmente. Observa entonces lo que le ocurre a la posición mental de la otra persona cuando dejas de energetizarla mediante la resistencia.

Cuando la identificación con las posiciones mentales se deja de lado, comienza la verdadera comunicación.

 

¿Y qué pasa con la no-resistencia ante la violencia, la agresión y situaciones similares?

No resistirse no significa necesariamente no hacer nada. Lo único que implica es que la acción no va a ser reactiva. Recuerda la profunda sabiduría que subyace en la práctica oriental de las artes marciales: no te resistas a la fuerza del oponente. Cede para vencer.

«No hacer nada» cuando estás en un estado de intensa presencia es un poderoso transformador que sana a las personas y situaciones. El taoísmo describe esta actitud con un término llamado wu wei, generalmente traducido como «actividad sin acción» o «sentarse tranquilamente sin hacer nada». En la antigua China, éste se consideraba uno de los más elevados logros o virtudes. Es radicalmente diferente de la inactividad en el estado de conciencia ordinario —o más bien de inconsciencia— que surge del miedo, de la inercia o de la indecisión. El verdadero «no hacer nada» implica ausencia de resistencia interna e intensa alerta.

Por otra parte, si es necesario actuar, ya no reaccionarás desde tu mente condicionada, sino que responderás a la situación desde tu presencia consciente. En ese estado, tu mente está libre de conceptos, incluyendo el concepto de no-violencia. De modo que... ¿quién puede predecir lo que harás?

El ego cree que la fuerza reside en resistirse, cuando en realidad la resistencia te separa del Ser, el único estado de verdadero poder. La resistencia es debilidad y miedo disfrazados de fuerza. Lo que el ego considera debilidad es tu Ser en toda su pureza, inocencia y poder. Lo que consideras fuerza es debilidad. Por tanto, el ego existe y se mantiene mediante la resistencia continua, y representa papeles falsos para encubrir tu «debilidad», que en realidad es tu poder.

Hasta que se produce la rendición, buena parte de la interacción humana se limita a cumplir papeles inconscientes. Cuando te rindes, ya no necesitas las máscaras del ego ni sus defensas. Te vuelves muy simple, muy real. «Eso es peligroso», dice el ego. «Te sentirás herido. Serás muy vulnerable.» Lo que el ego no sabe, por supuesto, es que sólo abandonando la resistencia, haciéndote «vulnerable», puedes descubrir tu verdadera y esencial invulnerabilidad.

 

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