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DISOLUCIÓN DE LA
INCONSCIENCIA ORDINARIA
¿Y cómo podemos
librarnos de esta aflicción?
Hazla consciente. Observa los diversos modos en que la intranquilidad, el
descontento y la tensión surgen en ti como consecuencia de juicios
innecesarios, resistencias a lo que es y la negación del ahora. Lo
inconsciente se disuelve cuando lo iluminas con la luz de la conciencia.
Cuando aprendas a disolver la inconsciencia ordinaria, la luz de tu propia
presencia brillará con fulgor, y será más fácil afrontar la inconsciencia
profunda cuando sientas su atracción magnética. Sin embargo, puede que la
inconsciencia ordinaria no resulte fácil de detectar, porque es muy común.
Acostúmbrate a hacer un seguimiento de tu estado emocional y mental mediante
la autoobservación. Una buena pregunta que puedes plantearte frecuentemente
es: «¿Estoy relajado en este momento?». O también puedes preguntarte: «¿Qué
está ocurriendo dentro de mí en este instante?». Interésate al menos tanto
por lo que ocurre dentro de ti como por lo que pasa fuera. Si consigues que
lo de dentro esté bien, lo de fuera encajará en su lugar. La realidad
primaria está dentro; la secundaria, fuera. Y no te respondas a estas
preguntas inmediatamente. Dirige tu atención hacia dentro. Mira dentro de
ti. ¿Qué tipo de pensamientos está produciendo tu mente? ¿Qué sientes?
Dirige tu atención al cuerpo. ¿Notas alguna tensión? Cuando detectes cierto
nivel de incomodidad, el ruido de fondo, observa cómo estás evitando,
resistiéndote o negando la vida por negar el ahora. Hay muchas maneras de
resistirse inconscientemente al momento presente. Te voy a poner en los
espacios posteriores algunos ejemplos. Con la práctica aumentará tu poder de
autoobservación, tu capacidad de hacer un seguimiento de tu estado interno.
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