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¿CÓMO EVITAMOS LA NEGATIVIDAD Y CÓMO NOS LIBRAMOS DE ELLA CUANDO APARECE?
¿Cómo impedimos que surja la negatividad y cómo nos libramos de ella
cuando ya ha surgido?
Antes de que surja has de detenerla estando muy presente. Pero no te
desanimes. De momento hay pocas personas en el planeta que puedan mantener
un estado de presencia continuada, aunque algunas se están acercando. Creo
que pronto habrá más.
Cuando notes que ha surgido alguna negatividad dentro de ti, no la
consideres un fallo, sino una señal muy útil que te está diciendo:
«Despierta. Sal de tu mente. Mantente presente».
Aldous Huxley escribió una novela titulada La isla en los últimos
años de su vida, en los que prestó una atención especial a las enseñanzas
espirituales. Cuenta la historia de un hombre que naufraga en una isla
lejana, sin ninguna comunicación con el resto del mundo. Esta isla
contiene una civilización única. Lo que tiene de especial es que sus
habitantes, a diferencia de los del resto del mundo, están cuerdos. La
primera cosa de la que se da cuenta el hombre son los periquitos de
colores posados en las ramas de los árboles que repiten constantemente:
«Atención. Aquí y ahora. Atención. Aquí y ahora». Más adelante nos
enteramos de que los isleños les enseñaban a repetir esas consignas para
recordarse continuamente que habían de estar presentes.
De modo que cuando sientas surgir la negatividad en tu interior, tanto si
está causada por algo externo como si está provocada por un pensamiento o
por nada concreto de lo que seas consciente, considérala una voz que te
dice: «Atención. Aquí y ahora. Despierta». Hasta la más leve irritación es
significativa y tiene que ser reconocida y registrada para que no haya una
acumulación de reacciones no observadas. Es posible que al darte cuenta de
que no quieres tener ese campo energético negativo en tu interior, de que
no tiene ningún propósito, simplemente renuncies a él. Pero, si es así,
asegúrate de soltarlo completamente. Si no puedes hacerlo, acepta que está
ahí y lleva tu atención a la sensación de ese campo energético negativo.
Como alternativa, puedes hacer desaparecer la emoción negativa
imaginándote que te has vuelto transparente a la causa externa de esa
reacción. Te recomiendo que al principio lo practiques con cosas pequeñas,
incluso triviales. Digamos que estás tranquilamente sentado en tu casa. De
repente oyes el sonido penetrante de una alarma de automóvil que suena en
la calle. Surge la irritación. ¿Qué propósito tiene esa irritación?
Ninguno en absoluto. ¿Por qué la has creado? No la has creado, la ha
creado tu mente. Ha sido una reacción totalmente automática, totalmente
inconsciente. ¿Por qué la ha creado la mente? Porque cree
inconscientemente que esa resistencia, que tú experimentas como
negatividad o infelicidad, disolverá en cierto modo la situación
indeseable. Esto, evidentemente, es una ilusión. La resistencia, creada
por la reacción —la irritación o el enfado en este caso— es mucho más
molesta que la causa original que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en una práctica espiritual. Siéntete como si
te estuvieses volviendo transparente, por así decirlo; como si no tuvieras
la solidez de un cuerpo material. Ahora permite que el ruido, o cualquiera
que sea la causa de la reacción negativa, te atraviese. Ya no golpea con
una «pared» sólida en tu interior. Como he dicho, al principio es mejor
practicar con cosas pequeñas: la alarma del coche, el ladrido del perro,
los gritos de los niños, el atasco de tráfico. En lugar de tener un muro
de resistencia dentro de ti, golpeado constantemente por cosas «que no
deberían estar ocurriendo», deja que todo te atraviese.
Imagina que alguien te dice algo grosero o con intención de molestarte. En
lugar de caer en la reacción inconsciente y en la negatividad, en lugar de
atacar, ponerte a la defensiva o retirarte, deja que las palabras te
atraviesen limpiamente. No ofrezcas resistencia. Es como si ya no hubiera
nadie que pudiera sentirse herido. Eso es perdón. Así es como te vuelves
invulnerable. Puedes seguir diciendo a esa persona que su conducta es
inaceptable, si eso es lo que eliges. Pero esa persona ya no tiene el
poder de controlar tu estado interno. Entonces eres dueño de ti mismo, no
estás bajo el poder de otra persona, y tampoco te dejas controlar por tu
mente. Tanto si se trata de una alarma de automóvil, de una persona
grosera, de una inundación, un terremoto o de la pérdida de todas tus
posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.
He venido practicando la meditación durante algún tiempo, he asistido a
cursos, he leído muchos libros sobre espiritualidad e intento estar en un
estado de no resistencia, pero si me preguntas si he encontrado la paz
verdadera y duradera, honestamente tengo que contestar que no. ¿Por qué no
la he encontrado? ¿Qué más puedo hacer?
Sigues buscando fuera y no puedes dejar de buscar. Quizá el próximo curso
tenga la respuesta; quizá esa nueva técnica. A ti, personalmente, te digo:
no busques la paz. No busques ningún estado diferente del que tienes; así
no producirás conflicto interno ni resistencias inconscientes. Perdónate
por no estar en paz. En el momento en que aceptas completamente tu falta
de paz, la no-paz se transforma en paz. Cualquier cosa que aceptes
plenamente te llevará allí, al estado de paz. Éste es el milagro de la
rendición.
***
Puede que hayas oído la frase «Pon la otra mejilla», que un gran maestro
de la iluminación dijo hace dos mil años. Estaba tratando de transmitir
simbólicamente el secreto de la no-resistencia y de la no-reacción. Al
hacer esta afirmación, como en todas las demás, sólo le preocupaba tu
realidad interna, no tu conducta externa.
¿Conoces la historia de Banzan? Antes de convertirse en un gran maestro
Zen, dedicó muchos años a buscar la iluminación, que siempre parecía
eludirle. Un día, mientras caminaba por el mercado, escuchó una
conversación entre un carnicero y su cliente: «Dame la mejor pieza de
carne que tengas», dijo el cliente. Y el carnicero le contestó: «Todas las
piezas que tengo son las mejores. Aquí no hay ninguna pieza que no sea la
mejor». Al oírlo, Banzan se iluminó.
Veo que estás esperando una explicación. Cuando aceptas lo que es, cada
pieza de carne —cada momento— es la mejor. Eso es iluminación.
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