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RELACIONES CON LOS ABUELOS
Los
abuelos, que bastante han hecho con educar a sus hijos, ahora desean y merecen
disfrutar de sus nietos. Algunos buscan transmitir valores y cuidarlos en
consonancia con las pautas y normas que dan los padres. Otros se sorprenden por
la laxitud y permisividad de los padres de los niños, pero, naturalmente, se ven
incapaces de modificar esa deriva. Hay también, los que, contra el criterio de
sus hijos, malcrían a sus nietos. Su posicionamiento —aunque no verbalizado— es:
«Si me dejas a tu hijo, me dejas hacer». Esto supone una incontinencia en la
compra de «chuches», unos horarios de regreso a casa que se dilatan en el
tiempo, una aportación económica para el «gasto de bolsillo» que desborda la
asignación propugnada por los progenitores...
Hoy hay
muchos niños que pasan muchas horas con abuelos o «la señora que está en casa»;
por variadas razones (algunas obvias), éstos no desean enfrentarse con el niño,
adolescente o joven, cuando solicita, demanda o exige.
Así las
cosas, se precisa una educación coordinada, en la que los padres marquen las
pautas de forma clara, explícita, flexible y coherente. El resto de actores, sin
perder su autonomía, han de ceñirse a esas pautas. De no ser así, el niño o
joven encontrará grietas por donde alcanzar sus apetencias, generando al mismo
tiempo desavenencias entre quienes comparten su educación.
Desde el
nacimiento, las relaciones entre familia nuclear y global deben partir del
respeto y la «porosidad» respecto al niño. No deben ser tan próximas hasta el
punto de que se confundan, pero tampoco alejadas o no mantener ninguna. Un
riesgo es la vivencia de invasión, y lo contrario vivir de forma aislada y
egocéntrica.
Los
abuelos no deben desautorizar a los hijos ante los nietos. Tampoco tratar a sus
hijos como cuando dependían de ellos, sin percatarse de que ya son padres a su
vez, que han creado su propia familia.
Por
cariño, por no hacerles un feo, por agradecimiento, por comodidad (se les pide a
los abuelos que vengan a ayudar, que se queden a cuidar al niño alguna noche
para que la pareja pueda salir...), hay padres que no defienden su papel, el de
padres.
Los abuelos pueden y deben visitar al niño con regularidad, pues tienen que
desempeñar un papel muy importante en la vida del pequeño, pero no han de
invadir la privacidad de los padres, ni usurpar sus funciones y
responsabilidades o, lo que es igual, usurpar lo gratificante que resulta cuidar
y educar.
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