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APARATO
HIGIÉNICO-TERAPÉUTICO PARA LA ENURESIS
El
aparato de Mowrer o Pipistop está basado en diferentes experimentos llevados a
cabo por Mowrer y Mowrer (1938). El modelo que se utiliza actualmente es
básicamente igual pero, obviamente, modernizado por los aportes de la
electrónica moderna.
Se trata
de una cajita de plástico de reducidas dimensiones que va cogida en el pecho con
un imperdible. Está dotada de un zumbador, un interruptor y un sensor de humedad
colocado en la parte extrema de un hilo eléctrico de un metro de largo. El
sensor de humedad mide 13x31 mm y se introduce en un salva-slip pegado al
calzoncillo o a las bragas lo más próximo posible al pene o vulva. De esta
manera, inmediatamente que el usuario empieza o orinar, se humedece el sensor y
suena el zumbador sin existir apenas demora entre el comienzo de la micción y la
puesta en marcha del zumbador. Esto hace que el niño se despierte
inmediatamente. Dos o tres gotitas de orina son suficientes para conseguir
activar el zumbador y que el usuario interrumpa la micción y se despierte. La
consecución de unos cuantos ensayos adecuados son suficientes para que el niño
deje de orinarse.
El
aparato despertador por sí mismo no funciona, del mismo modo que repartir entre
los analfabetos buenas novelas no facilita los conocimientos básicos de lectura
y escritura, sin embargo, resulta fundamental para que el niño aprenda a
despertarse justo antes de iniciar la micción. El aparato despertador, usado en
las condiciones adecuadas al caso, permite anticiparse al momento de la micción,
y que el niño se despierte para ir al baño, mediante un proceso de aprendizaje
llamado condicionamiento clásico.
El
entrenamiento aplicado a niños de 5-12 años depende de la autonomía de éstos, de
su capacidad para entender las instrucciones del clínico y de su grado de
motivación (como en todo tipo de aprendizaje). Los padres juegan uno u otro
papel dependiendo de estas variables. Si el niño no está motivado, es decir, no
muestra interés activo, con la ayuda de los padres hay que lograr motivación
adicional (premios o ventajas por hacer el trabajo o lograr el control). El
psicólogo, sabedor de estas cuestiones, no recomendará el entrenamiento sin
motivación demostrada por no mojar la cama. En niñas de más de 7 años y en niños
de más de 8, se recomienda que los padres no intervengan directamente, de manera
que el tratamiento sea una cuestión entre el psicólogo y ellos. En casos de
niños más pequeños, la labor de los padres es fundamental y requiere
entrenamiento para decidir cómo actuar en cada fase del proceso, al igual que
una comprensión del problema y del procedimiento de entrenamiento.
El plan
de tratamiento más habitual en niños de 7-8 años suele constar, en primer lugar,
de dos semanas de evaluación inicial diurna y nocturna junto a sesiones clínicas
de explicación del entrenamiento y del procedimiento de uso del aparato. Se
suelen dedicar de cuatro a ocho semanas de entrenamiento con el aparato
despertador hasta que el niño anticipe y no moje la cama durante ocho días
seguidos. Después se prepara un plan de generalización y desvanecimiento del uso
del aparato de dos semanas de duración, volviendo atrás cada vez que haya un
fallo de control. Cuando el niño no sólo no haya mojado la cama durante dos
semanas seguidas sino que no se levante a orinar más de una vez por semana, se
inicia el periodo de seguimiento de un mes, pasado el cual sin problemas, se
suele dar por resuelto el caso.
Aunque
desde el punto de vista epidemiológico la enuresis es un problema evolutivo
importante y potencialmente incide en otros de rendimiento escolar y de
autoestima del niño, el tratamiento que actualmente aplican los psicólogos en
estos casos los resuelve con gran eficacia permitiendo un rápido aprendizaje.
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