ALGUNAS TEORÍAS SOBRE LA ENURESIS
Aunque la
enuresis es un problema evolutivo de la infancia y, por tanto, se resuelve con
el tiempo, se han formulado algunas teorías que tratan de explicar por qué, en
algunos casos, se retrasa el control de esfínteres y la micción voluntaria.
Una de
ellas es que el sueño especialmente profundo en los casos de niños que mojan la
cama impide que las contracciones de los músculos de la vejiga les despierten
antes de iniciar la micción. Sin embargo, los estudios electroencefalográficos,
los escáneres y termografías cerebrales no han podido constatar diferencias que
pudieran justificar la enuresis de algunos casos. También asociado al sueño se
ha señalado la posibilidad de que los espasmos nocturnos de la vejiga fueran
demasiado débiles para provocar el despertar, al mismo tiempo que se ha
propuesto que la presión de los esfínteres para mantenerlos cerrados fuera
deficiente. Lo cierto es que en la mayoría de los casos de enuresis no se han
podido confirmar deficiencias en el tono o la tensión muscular por parte de
niños que ejercían control, y, de todos modos, algunos autores han propuesto
tratamientos farmacológicos de dudosa eficacia.
Se ha
sugerido también que los niños con enuresis presentan una vejiga más pequeña de
lo normal y, por tanto, no pueden aguantar toda la noche sin evacuar la orina.
Sin embargo, la mayoría de ellos tiene una capacidad media de la vejiga (CMV)
similar a la de los no enuréticos. (CMV = 150 ml) aunque hay algunos en los que
la capacidad de la vejiga está claramente reducida y asociada a retenciones de
día inferiores a dos horas.
La teoría
comúnmente mantenida respecto a la enuresis es que ésta es debida a que se trata
de una habilidad compleja que comporta muchos pasos y que requiere un correcto
entrenamiento, lo que no quiere decir que haya que ocuparse activamente de que
el niño aprenda sino que hay que facilitar que se den las condiciones para el
aprendizaje que ya hemos reseñado. Esta teoría señala:
A) que
los niños tienen que aprender a discriminar la sensación de llenado de la vejiga
y que cualquier acción que lo impida dificultará el aprendizaje, como por
ejemplo poner a los niños en el orinal cada poco tiempo para que no se lo hagan
encima,
B) que
los niños tienen que conocer las consecuencia del comportamiento adecuado (cama
seca) y no adecuado (cama mojada) y que el entrenamiento laxo, debido a
diferencias de actuación entre los padres, mimos excesivos o la flexibilidad de
progenitores que hayan sufrido enuresis, no facilita el aprendizaje,
C) que el
entrenamiento prematuro de los niños, cuando su nivel madurativo es insuficiente
para este aprendizaje, puede inducir fobia al inodoro y rechazo de todo lo
relacionado con este aprendizaje,
D) que
los niños que tienen alta deprivación de la atención de los padres tratan de
llamar la atención de muchas maneras, mostrando dificultades y problemas de
diversa índole y también del control de la micción.
Cada una
de estas teorías no dan cuenta de todos los casos, pero constituyen una guía
para el experto que analiza el caso. Téngase en cuenta que se considera que el
tratamiento intensivo (con ayuda de los padres a partir de los 5 años o
exclusivamente dirigido al niño a partir de los 7 años) logra un completo
control en unos pocos meses.
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