QUÉ NECESITA EL ALUMNO HIPERACTIVO
Un
colegio que le acepte como es
Dentro de
su proyecto educativo ha de contemplar el tratamiento a la diversidad. En
general, hoy en días partimos de un sistema educativo que favorece la atención a
la diversidad y la concepción de que todos somos diferentes en estilos
cognitivos, en intereses, en ritmos de aprendizaje. Existen medidas, como la
adaptación curricular, los agrupamientos flexibles, programas de apoyo... Así
pues, lo normal es que todo niño, sea cual fuere su dificultad, reciba del
sistema educativo los apoyos necesarios y el tratamiento adecuado a su
diversidad.
La
realidad no se corresponde con lo anterior. La falta de medios y de preparación
de los profesores hace que, en muchos colegios, las necesidades de estos niños y
las medidas educativas de apoyo que precisan no estén contextualizadas dentro
del diseño general del centro, quedando sólo a merced de la buena voluntad y
predisposición del profesor.
Un profesor que le quiera entender y ayudar
• Que
esté dispuesto a informarse sobre las características de su forma de ser, que
comprenda que su comportamiento no es debido solamente a una mala educación. Que
no le perciba desde el inicio como una amenaza.
• Que se
interese por él; que tenga en consideración los informes de los especialistas,
que los padres aportan; que respete sus características peculiares.
• Que le
facilite un clima de comprensión, manifestándole unas actitudes y
comportamientos de ayuda, de confianza en sus posibilidades, demostrándole que
entiende su estilo de aprendizaje, y que le favorezca con recursos que le ayuden
a aprender, a adquirir un buen concepto de sí mismo y a solucionar la
frustración. Es importante tener claro que entenderle no es ser débil con él.
• Los
niños hiperactivos requieren más esfuerzo por parte del profesor, una
predisposición negativa haría que se cumpliera el efecto Pigmalión (*) y que las
expectativas condicionaran el comportamiento del profesor y predispusieran a un
mal comportamiento del alumno hiperactivo.
• Que
manifieste una relación tranquila, sin dejarse llevar por el comportamiento
provocador que, a veces, tiene el hiperactivo, prestando atención a sus
comportamientos adecuados, que, si los sabemos ver, siempre los tiene, e
ignorando, en la medida de lo posible, las conductas inadecuadas y
perturbadoras.
(*) El
efecto pigmalión es uno de los sucesos que describe cómo la creencia que una
persona tiene sobre otra puede influir en el rendimiento de esta otra persona.
Esto supone, por tanto, algo importante de conocer y estudiar para los
profesionales del ámbito educativo, laboral, social y familiar.
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