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EXPECTATIVAS DE FUTURO Y POSIBILIDADES DE PREVENCIÓN DE LA DEPRESIÓN INFANTIL
La
evidencia científica muestra que el debut o el primer episodio de depresión
ocurre cada vez a edades más tempranas y, como en el caso de los adultos, este
episodio puede volver a ocurrir en el futuro. Asimismo, la depresión infantil
puede sobrevenir al mismo tiempo que otras enfermedades físicas y puede preceder
a la aparición de otros trastornos psicológicos; por tanto, un diagnóstico y un
tratamiento precoces, así como el seguimiento adecuado, serán aspectos claves
para la prevención de futuros episodios y aparición de nuevas patologías,
controlando las consecuencias que la depresión puede tener sobre el desarrollo
futuro del niño, en la adolescencia y en la edad adulta.
La
infancia está llena de situaciones y condiciones que pueden hacer que un niño se
entristezca y se desanime. Son generalmente cotidianas (deseos no satisfechos,
promesas no cumplidas, dificultades de relación con los demás, cosas que le
avergüenzan, etcétera) y no tienen por qué generar en el niño un desánimo y una
tristeza ininterrumpidos en el tiempo. En otras ocasiones, las situaciones
pueden tener mayor entidad (muerte de seres queridos, separaciones, cambios de
ambientes...) y el efecto negativo se puede prolongar. Los padres, tutores y
personas cercanas deberán vigilar si los síntomas depresivos se prolongan en el
tiempo, se agravan en su intensidad y si empiezan a repercutir en la vida
cotidiana del niño (escuela, relaciones con amigos, cambios en los
intereses...). Un contexto de apoyo y protector (no sobreprotector) puede
facilítar el ajuste en estos niños, pero si no es así, se debe acudir a un
profesional para llevar a cabo un programa de prevención secundaria, antes de
que el episodio depresivo se convierta en un trastorno importante. Hay que
evitar los prejuicios. Algunos padres podrían fácilmente negar que su niño tiene
una depresión y quizás mostrarse reticentes a buscar la ayuda de un profesional
de salud mental, debido a los estigmas sociales asociados a los trastornos de
este tipo. Sin embargo, es muy importante que se le dé al problema la relevancia
que tiene, permitiendo que el niño reciba el tratamiento adecuado, y así pueda
continuar creciendo física y emocionalmente de una manera sana, mejorando sus
expectativas de futuro.
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