CÓMO AYUDAR
A LOS NIÑOS TÍMIDOS, RETRAÍDOS E INSEGUROS
•
Reforcemos cada avance que el niño realice, por pequeño que sea. Los cambios se
hacen de forma gradual. Reforcemos todo el proceso, de esta forma favorecemos el
resultado final. No perdamos la paciencia. Todos los progresos requieren tiempo
y mucha dedicación.
• No le
castiguemos por mostrarse tímido e inseguro, con ello le hundiríamos aún más.
• No le
critiquemos, ni nos burlemos de él, ni permitamos que otros lo hagan.
• No le
infravaloremos ni le comparemos con otro hermano, primo o amigo más extravertido
que él.
• No
permitamos que se aísle de los demás. Proporcionémosle situaciones en las que
habituarse a los contactos sociales, como actividades extraescolares,
acompañarle a parques, jardines, clubes deportivos... cuando vayamos a estos
sitios, no debemos dejarle que coja una consola o juego que le permita jugar en
solitario. Favorezcamos su integración con los otros niños.
•
Esforcémonos en mostrarnos seguros y extravertidos. Ya hemos mencionado que los
niños aprenden por modelado. Practiquemos nuestras habilidades sociales delante
de él, de esta forma le enseñaremos mucho más que con cualquier discurso. Seamos
su mejor ejemplo.
• No le
suplantemos hablando por él o presentándole a más niños para que jueguen con él.
De esta forma no le daremos la oportunidad de poner en práctica sus habilidades
sociales. Recordemos que sobreprotegiéndolo sólo aumentaremos su inseguridad.
•
Ensayemos con el niño situaciones cotidianas, haciendo un role-playing, por
ejemplo, de cómo pedir que le dejen participar en un juego, así le mostraremos
la forma de realizarlo. Practicar este comportamiento provee a los niños de la
confianza necesaria para comportarse de esta manera en la vida real. Cuando esta
situación esté dominada, propondremos otras de mayor dificultad, como que sea él
quien proponga un juego o inicie una conversación. Es importante que le
enseñemos habilidades sociales y cómo conseguir una comunicación eficaz.
• No le
forcemos a hablar con otros niños, antes le entrenaremos en habilidades sociales
para que se sienta más seguro.
•
Marquemos unas metas objetivas y posibles, que no sean ni muy bajas ni muy
altas, pero que sepamos que en un primer momento puede conseguir. De esta forma
aumentaremos su autoestima y seguridad, y reforzaremos sus habilidades sociales.
•
Fomentemos su independencia. Es bueno que se le permita que haga cosas por sí
mismo y que empiece a tomar decisiones, de esta forma favoreceremos su
seguridad. Es un gran estímulo para su amor propio cuando se ve a sí mismo
responsable e independiente.
•
Busquemos actividades extraescolares que le gusten y en las que pueda
sobresalir. Ayudémosle a que vea sus habilidades.
• Es
importante mantener un diálogo fluido con los profesores, que nos permita
conocer cuáles son los avances del niño y las situaciones en las que tiene más
dificultades.
•
Enseñémosle a confiar en sí mismo, a no dejarse llevar por los amigos, a que sea
capaz de decir no, si no quiere hacer algo, o dar una opinión aunque difiera del
grupo.
•
Forjemos también una relación de confianza con el niño. La consistencia,
honestidad y franqueza son factores importantes. No hagamos promesas que no
vayamos a cumplir. Seamos honestos y francos con él. La confianza es una
relación recíproca; los padres deben aprender a confiar en sus hijos para que
sus hijos confíen en ellos.
• Desde
pequeño, introduzcamos al hijo en situaciones sociales diferentes para que
conozca otras realidades. No vale con quedarnos en casa con él todos los días, o
que su única relación social sea ir a ver a la familia.
• No le
etiquetemos como «tímido» ni permitamos que otros lo hagan; de esta forma sólo
reforzaremos su conducta y, en cierto modo, él se sentirá justificado y no se
esforzará por cambiar.
• No
dramaticemos; mostrarnos pesimistas no le va a beneficiar en nada; seamos
pacientes con él y reforcemos los pequeños pasos.
•
Invitemos a sus amigos a casa. En este contexto, él se sentirá más seguro,
estará en su territorio. Sacará los juegos que domina y esto le facilitará mucho
la interrelación con los otros niños.
•
Marquemos pautas y normas de conducta en casa. La disciplina, además de aumentar
su seguridad, le permitirá aprender los comportamientos adecuados, qué es lo que
se espera de él.
• No
abusemos de los castigos; el niño funcionará mejor si reformamos las conductas
positivas y extinguimos las que no queremos que se produzcan.
•
Demostrémosle nuestro amor. Las muestras de afecto y cariño siempre son
positivas. Los niños necesitan sentirse queridos. Aprovechemos todas las
oportunidades para reforzarle con hechos y palabras.
•
Enseñémosle a ver lo positivo. Los niños inseguros detectan todo lo negativo que
les rodea, la mínima posibilidad de fracaso la viven y la sienten como real.
Potenciemos sus habilidades y mitiguemos sus defectos. Podemos hacer un
ejercicio al final del día con él, que consistirá en enumerar todas las cosas
buenas que han pasado durante la jornada. Al principio le tendremos que ayudar a
buscarlas, pero con la práctica sabrá detectarlas solo.
Hay
casos más graves de timidez que necesitan la ayuda de un especialista, pero esto
no nos debe impedir aceptarles como son. Podemos intentar ayudarles siempre,
utilizando las pautas que hemos mencionado.
|