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EL VIAJE FINAL
Cualesquiera sean nuestras habilidades, esfuerzos, aspiraciones y acciones,
la muerte ha de venir al encuentro de todos. Fuertes o débiles, inteligentes
o ignorantes, ricos o pobres, buenos o malos, todos tendremos que
inclinarnos ante el gran nivelador. La muerte es la única constante absoluta
de la vida, y también sigue siendo el enigma más grande. Pues a pesar de lo
científicamente sofisticados que nos volvamos, no podremos resolver el
misterio de lo que nos sucede cuando muere el cuerpo. Los seres humanos han
creído desde siempre que sobrevive algo más allá del cascarón físico, y los
mitos han expresado siempre en modo imaginativo nuestros temores humanos,
nuestras fantasías y expectativas ante la muerte. Las religiones han
intentado siempre ofrecer certezas sobre la vida después de la muerte,
enseñándonos que nuestra adhesión a determinados dogmas durante la vida nos
garantizará unas condiciones favorables después de la muerte.
El mito nos introduce una nueva alternativa: las metáforas e imágenes. Éstas
no garantizan nada, pero, de algún modo, comunican un significado y un valor
a la muerte que la hace parte de la vida. Además, nos presenta a la muerte
como una etapa necesaria en un círculo cósmico más amplio. Los tres mitos
siguientes se refieren al tema de la muerte. Aun cuando ninguno ofrece
respuestas, todos nos recuerdan la profunda paradoja de la muerte, que
combina la naturaleza transitoria de la vida como mortales con la eterna e
indestructible naturaleza de una vida superior de la cual formamos parte.
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