TENDENCIA A REACCIONAR EN LUGAR DE ACTUAR: REACTIVIDAD, RENCORES Y
AGRAVIOS
Mientras que el resentimiento suele ser la emoción que acompaña a las
quejas y lamentos, también puede venir acompañado de una emoción más
fuerte como la ira u otra forma de malestar. De esa forma trae una carga
de energía mayor. Las quejas se convierten entonces en reactividad, otra
manera de fortalecerse el ego. Hay muchas personas que siempre están a la
espera de la siguiente cosa contra la que reaccionar, sentirse enojadas o
perturbadas: y nunca tienen que esperar demasiado. "Esto es una
vergüenza", exclaman. "¿Cómo se atreve...?" "Esto no me gusta". Son tan
adictas a la ira y el enojo como otras lo son a las drogas. Al reaccionar
contra una cosa u otra afirman y fortalecen su sensación y sentido del yo
.
Cuando un
resentimiento dura, pasa a se rencor o agravio. Cargar con un rencor es estar en
estado permanente de "oposición" y por eso es que los rencores constituyen una
parte significativa del ego en muchos casos. Los rencores o agravios colectivos
pueden perdurar durante siglos en la psique de una nación o tribu, y alimentar
un círculo interminable de violencia.
Un rencor es una emoción negativa intensa conectada con un suceso que pudo
ocurrir en el pasado distante pero que se mantiene vivo gracias a un pensamiento
compulsivo, repitiendo la historia en la cabeza o en voz alta: "esto fue lo que
me hicieron" o "esto fue lo que alguien nos hizo". Un rencor también contamina
otros aspectos de la vida. Por ejemplo, mientras pensamos y revivimos el rencor,
la energía negativa puede distorsionar nuestra manera de ver un suceso que
ocurre en el presente, o influir sobre la forma como hablamos o nos comportamos
con alguien en el presente. Un rencor intenso es suficiente para contaminar
muchos aspectos de tu vida y mantenerte preso en las garras del ego.
Se necesita consciencia y honestidad para saber si todavía guardamos rencores,
si hay alguien en tu vida a quien no hayas perdonado totalmente, o a quien
consideres tu "enemigo". Si es así, debes tomar conciencia del agravio tanto a
nivel mental como de emotivo; eso implica tomar conciencia de los pensamientos
que lo mantienen vivo y sentir la emoción con la cual el cuerpo responde a esos
pensamientos. No te esfuerces por deshacerse del agravio. El esfuerzo de
perdonar y de soltar no sirve. El perdón se produce naturalmente cuando vemos
que el rencor no tiene otro propósito que reforzar un falso sentido del ser y
mantener al ego en su lugar. Ver es liberar. Cuando Jesús enseñó que debemos
"perdonar a nuestros enemigos" básicamente se refería a deshacer una de las
principales estructuras egotistas de la humanidad.
El pasado no tiene poder para impedirnos estar en el presente. Los agravios y
rencores del pasado sí. ¿Y qué es un rencor? El peso de viejas emociones y
viejos pensamientos rancios.
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