LAS DIFERENCIAS NOS ACERCAN CUANDO SABEMOS COMPRENDERLAS
Todas las
personas somos únicas, pero es innegable que, en general, los hombres se parecen
más entre ellos que si los comparamos con las mujeres.
Con
frecuencia, las diferencias nos asustan, y podemos llegar al convencimiento de
que los hombres y las mujeres están condenados al desencuentro. Esta creencia es
profundamente errónea. Es cierto que a veces nos despistamos en la forma de
relacionarnos, de comunicarnos y de entendernos, pero el conocimiento de
nuestras diferencias potenciará nuestro acercamiento.
Hay
muchas personas que parecen haber tirado la toalla y renuncian a potenciar esa
comunicación; presas de relaciones insatisfactorias intentan evitar nuevas
frustraciones, sin darse cuenta de que han elegido el camino equivocado. No se
trata de aislarnos, ni de convencernos de que ellos o ellas son muy difíciles;
esa actitud de cerrazón, lejos de abrirnos opciones, bloqueará cualquier
posibilidad de apertura y conocimiento.
Los
hombres son el contrapunto perfecto de las mujeres, y viceversa. Llevamos miles
de años juntos, unos sin los otros no podríamos existir; no tiene sentido que,
en esta etapa de la humanidad en que intentamos conocer hasta los últimos
rincones del universo, nos empeñemos en cerrar nuestras mentes y nuestros
corazones a las personas que tenemos al lado.
Si nos
limitamos a relacionarnos únicamente con hombres, o con mujeres, una parte de
nosotros quedará bloqueada, de la misma forma que permanecerá inerte una parte
de nuestras emociones.
Adentrémonos en ese conocimiento que posibilitará la superación de nuestras
diferencias.
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