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EFECTO DE LA
PALABRA SAGRADA SOBRE LOS CENTROS Y CADA UNO DE LOS CUERPOS
Están en
lo cierto al considerar que las condiciones actuales no son deseables. El mundo
entero avanza rápidamente hacia una crisis reconstructiva, aunque al observador
le parezca destructiva. En todas partes se están destruyendo las antiguas
formas, aunque no se haya realizado el trabajo totalmente. Sin embargo, se ha
efectuado bastante como para poder erigir la estructura del nuevo edificio.
Mediante la serenidad y la firme adhesión al deber inmediato se simplificará el
trabajo a realizar.
Aquí vamos a tratar los efectos de la Palabra sobre los diversos centros en cada
cuerpo, y su utilidad en el alineamiento de los cuerpos con el vehículo causal.
Éste fue nuestro cuarto punto. Los dos primeros están íntimamente relacionados,
porque la Palabra Sagrada, enunciada adecuadamente, actúa sobre los diversos
cuerpos, por mediación de los centros y sus contrapartes astral y mental.
Algunos de los efectos como, por ejemplo, la eliminación de la materia
indeseable y la construcción de la nueva, así como el efecto protector de la
Palabra y su acto de estabilización y purificación, ya los hemos tratado. Ahora
concentraremos mayormente la atención en los centros y en el resultado obtenido
sobre los mismos, al entonar la Palabra.
Los
siete centros y la Palabra Sagrada.
Como de costumbre dividiremos nuestras ideas en varios subtítulos. Las
clasificaciones tienen sus ventajas, sistematizan el conocimiento, contribuyendo
a la ordenada disposición del cuerpo mental, y facilitan la memoria por medio de
la visual.
1. Enumeración de los centros y comentarios sobre los mismos.
2. Crecimiento y desenvolvimiento de los centros.
2. Efecto de la meditación sobre los centros.
4. Interrelación de los centros en el trabajo de alineamiento.
Ante todo diré que debo abstenerme de dar cierta información que parece ser la
natural consecuencia y el corolario de lo que voy a impartir. Los peligros que
encierra el desarrollo irreflexivo de los centros es demasiado grande para
aventurarnos a dar instrucciones plenas y detalladas. Tratamos de desarrollar
Maestros de Compasión, dispensadores del amor en el Universo. No tratamos de
desarrollar Maestros en las Artes Negras ni especialistas en la autoexpresión
despiadada, a expensas de los no iniciados. Ciertos hechos ya han sido dados y
pueden ser impartidos. Este conocimiento conducirá al desarrollo de la intuición
e inspirará, a quienes buscan la luz, a realizar un mayor esfuerzo. Otros
deberán ser reservados, porque serian armas muy peligrosas en manos de los
inescrupulosos. Por lo tanto, si les parece que lo impartido sólo es suficiente
para despertar interés, sepan que ésa, precisamente, es mi intención. Cuando se
haya desarrollado suficientemente el interés de ustedes y el de todos los
aspirantes, nada les será vedado.
Enumeración de los centros.
Los centros físicos, como bien saben, son:
1. La base de la columna vertebral.
2. El plexo solar.
3. El bazo.
4. El corazón.
5. La garganta.
6. La glándula pineal.
7. El cuerpo pituitario.
Esta enumeración es correcta, pero, basado en hechos que impartí anteriormente,
daré otra clasificación relacionada con el sistema solar. Estos siete centros
pueden reducirse a cinco si eliminamos el bazo y contamos como uno los dos de la
cabeza. Los cinco centros así especificados son aplicables a nuestra quíntuple
evolución, en este segundo sistema solar.
En el anterior sistema solar se desarrollaron los tres centros inferiores, con
los cuales nada tiene que hacer el ocultista; constituyen la base del
desenvolvimiento del cuaternario inferior antes de la individualización, pero ya
han sido trascendidas, y el fuego divino debe enfocarse en otros centros más
elevados.
El
bazo.
El bazo, el tercer centro, tiene una finalidad específica y su analogía en el
tercer aspecto o actividad, y en el tercer rayo o Rayo de Actividad
(adaptabilidad), siendo la base de todas las actividades fundamentales del
microcosmos y las consecuentes adaptaciones de éste al medio ambiente, a sus
necesidades y al macrocosmos. Controla los procesos selectivos del microcosmos;
toma la tuerza vibratoria y la energía del macrocosmos y la trasmuta para uso
del microcosmos. Podemos denominarlo el órgano de transmutación, y cuando sus
funciones sean mejor comprendidas se verá que proporciona el eslabón magnético
entre el consciente y reflexivo triple hombre y sus vehículos inferiores,
considerando a éstos como el no-yo, animados por entidades que los conforman. Su
propósito consiste en que la fuerza de la vida establezca contacto con estas
entidades.
En su contraparte emocional, el bazo es el órgano de la vitalidad emocional, con
la misma finalidad de proporcionar un vínculo. En el plano mental llena en
cierta manera idéntico objetivo, sólo que en este caso, por mediación del mismo,
las formas mentales son vitalizadas mediante la voluntad energetizadora. Por
consiguiente, fuera de estas indicaciones generales, no trataré con mayor
amplitud dicho centro. Pocos poseen la facultad de estimularlo por medio de la
Palabra, y tampoco es deseable hacerlo. Se desarrolla normalmente si el
aspirante progresa como una totalidad: si su cuerpo físico recibe una dosis
adecuada de fuerza vital del sol, si su cuerpo emocional es impulsado por
elevados deseos y se abre a la influencia de fuerza que desciende de los niveles
causal e intuitivo, y si su vida mental es intensa, vibrante y está animada por
una fuerte voluntad. Entonces el bazo, con sus contrapartes internas, progresará
y estará en condiciones saludables.
Por lo tanto, no trataremos dicho centro en estos escritos.
Los centros fundamentales.
Los tres centros fundamentales y de vital importancia desde el punto de vista
del hombre medio, polarizado en su cuerpo emocional y que vive la vida normal
del hombre mundano, son:
1. La base de la columna vertebral.
2. El plexo solar.
3. El centro cardiaco.
Los tres centros principales para el individuo que se acerca al Sendero de
Probación y para quien aspira a una vida altruista, después de haber
experimentado las atracciones de los tres mundos, son:
1. La base de la columna vertebral.
2. El centro cardíaco.
3. El centro laríngeo.
Se ha de dejar que el plexo solar funcione normalmente, pues ha servido su
propósito como centro para el enfoque emocional. Así, la actividad del fuego se
centraliza más en el laríngeo.
Los tres centros principales para el hombre que se halla en el sendero, en su
doble división, son:
1. El cardíaco.
2. El laríngeo.
3. El coronario.
La actividad divina ha desarrollado el centro plexo solar, está controlando
todos los centros debajo de éste y ascendiendo en ordenada progresión hasta
enfocarse en los centros de la cabeza, a los cuales vivifica.
Anteriormente dividimos la vida del hombre en cinco períodos principales,
siguiendo el desenvolvimiento de cada uno. Si generalizamos detalladamente
podemos aplicar lo mismo a los cinco centros.
Primer periodo - donde el centro de la base de la columna vertebral está más
activo, en sentido estrictamente rotativo y no cuatridimensional. El fuego
interno está enfocado en la vivificación de los órganos genitales y en la vida
funcional física de la personalidad.
Segundo periodo - donde el plexo solar es el foco de atención del fuego y la
contraparte emocional vibra en forma sincronizada. Dos centros vibran así aunque
el ritmo es lento; los otros están activos, y se los puede ver palpitar, pero
aún no hay movimiento circular.
Tercer período - donde el fuego divino asciende al centro cardíaco y los tres
giran al unísono en forma ordenada y medida. Diré que la vibración de cualquier
centro causa la intensificación de la fuerza de todos, y que también en la
cabeza hay siete centros (tres mayores y cuatro menores) que corresponden
directamente a uno de los centros del cuerpo. Constituyen su síntesis, y cuando
son estimulados los centros correspondientes, se produce en ellos un análogo
poder rotativo.
Cuarto periodo - señala la definida estimulación del centro laríngeo. La
actividad creadora del triple hombre físico, emocional y mental, asciende para
prestar servicio, su vida empieza a emitir ocultamente un sonido. El hombre es
ocultamente productivo. Se manifiesta y su sonido va adelante de él. Ésta es la
afirmación de un hecho oculto perfectamente evidente para quienes poseen visión
interna. Se evidencia la coordinación de los centros; se intensifíca la
rotación, cambiando ellos de apariencia; se despliegan y el movimiento giratorio
se hace cuatridimensional, girando internamente sobre sí mismo. Los centros son
entonces núcleos radiantes de luz y los correspondientes cuatro centros
inferiores de la cabeza, se hallan análogamente activos.
Quinto periodo - señala la aplicación del fuego a los centros de la cabeza, y su
total despertamiento.
Antes de la iniciación, todos los centros girarán en orden cuatridimensional,
pero después de la iniciación aparecen como ruedas llameantes y, vistas
clarividentemente, son de belleza extraordinaria. Entonces es despertado el
fuego kundalínico, ascendiendo en espirales adecuadas. En la segunda iniciación
se despiertan similarmente los centros emocionales. En la tercera iniciación
llega a los centros del plano mental. El iniciado puede hallarse entonces ante
la Presencia del Gran Rey, el Iniciador Uno.
Quiero puntualizar que el estudiante debe recordar que aquí solo hay
generalizaciones. La complejidad del desarrollo del microcosmos es tan grande
como la del macrocosmos. El despertar de los centros y su orden particular
dependen de varios factores:
a. El rayo del Espíritu o Mónada.
b. El rayo del Ego, Yo superior o Hijo, o el subrayo.
c. La raza y la nacionalidad.
d. El especial tipo de trabajo a realizar.
e. La dedicación del estudiante.
Por lo dicho se darán cuenta que, para el desarrollo de los centros, no tiene
objeto dar reglas ni formular métodos con el fin de hacer circular el fuego,
hasta que el trabajo en el plano físico esté a cargo de instructores entrenados,
dotados de gran conocimiento y de facultades clarividentes. No es deseable que
los aspirantes se concentren en alguno de los centros, porque corren el riesgo
de sobreestimularlos. Tampoco que se esfuercen en dirigir el fuego a un punto
determinado; el manejo ignorante produce demencia y enfermedades mentales. Si el
aspirante sólo desea lograr el desarrollo espiritual, sinceridad de propósito y
compasivo altruismo, y si con serena dedicación se aboca a subyugar el cuerpo
emocional y a ampliar el mental, y cultiva el hábito de pensar en forma
abstracta, por lógica, se producirá el desarrollo deseado de los centros,
evitándose todo peligro. Cuando estos triángulos constituyen los senderos del
triple fuego, emanando de la base de la columna vertebral, cuando se logra el
entrelazamiento y el fuego circula en el sendero, de un centro a otro, en forma
correcta, y cuando esto lo efectúa el rayo primario del hombre en el orden
debido, entonces el trabajo ha terminado. El quíntuple hombre ha logrado la
perfección para el actual ciclo mayor y ha alcanzado la meta.
(Obsérvese que este orden se ha de mantener también en los centros de la
cabeza).
Más adelante encararemos un estudio más especifico de los centros y los
describiré parcialmente, indicando el efecto que produce en la vida el despertar
de estas ruedas.
Crecimiento y desarrollo de los centros.
Nuevamente enumeraré los centros, considerando esta vez sus correspondencias
síquicas, e indicaré los colores y la cantidad de pétalos.
1. Centro en la base de la columna vertebral. Cuatro pétalos. Están dispuestos
en forma de cruz, irradiando fuego de color anaranjado.
2. Centro plexo solar. Diez pétalos. Color rosado con mezcla de verde.
3. Centro cardíaco. Doce pétalos. Color oro resplandeciente.
4. Centro laríngeo. Dieciséis pétalos. Color azul plateado, predominando el
azul.
5. Los centros de la cabeza son dos:
a. Entre las cejas. Noventa y seis pétalos. La mitad del loto de color rosa y
amarillo; la otra mitad, azul y púrpura.
b. En la cima de la cabeza. Doce pétalos principales, de color blanco y oro, y
960 pétalos secundarios, dispuestos alrededor de los doce pétalos centrales.
Esto hace un total de 1068 pétalos, en los dos centros de la cabeza, o sea 356
triplicidades. Estas cifras tienen un significado oculto.
Esta descripción se refiere a los centros etéricos, los cuales son la
manifestación, en el plano físico, de los correspondientes vórtices en el plano
emocional, a través de los cuales actúa la vitalidad emocional. Tienen su
contraparte mental, y al despertarlos, como ya mencioné, mediante el crecimiento
y desarrollo de los mismos, viene la final vivificación y la resultante
liberación.
La conexión entre los centros, el cuerpo causal y la meditación, está oculta en
la siguiente indicación: la desintegración del cuerpo causal se efectúa mediante
la rápida rotación e interacción de estos centros y la intensificación de su
fuerza por medio de la meditación -la meditación ocultista ordenada. Cuando el
fuego interno circula por cada centro y el kundalini asciende en espiral, exacta
y geométricamente, de un vórtice a otro, la intensificación interactúa en tres
direcciones:
a. Enfoca la luz o conciencia del Yo superior en los tres vehículos inferiores,
haciéndola descender para expresarse plenamente y ampliar su contacto en los
tres planos de los tres mundos.
b. Hace descender, del triple espíritu, cada vez más fuego, realizando para el
cuerpo causal lo que el Ego hace para los tres vehículos inferiores.
c. Obliga a la unificación de lo superior con lo inferior, y atrae la vida
espiritual. Cuando se ha realizado esto, cuando cada vida consecutiva percibe
una acrecentada vitalización de los centros y cuando el kundalini, en su
séptuple capacidad, hace contacto con cada centro, entonces, hasta el cuerpo
causal resulta inadecuado para la afluencia de vida que desciende de lo alto.
Los dos fuegos se unen, si puedo expresarme así, y con el tiempo el cuerpo
egoico desaparece; el fuego consume el Templo de Salomón, se destruyen los
átomos permanentes y todo queda reabsorbido en la Tríada. La esencia de la
personalidad, las facultades desarrolladas, el conocimiento adquirido y el
recuerdo de lo que ha ocurrido, forman parte del bagaje del Espíritu y, con el
tiempo, llega al Espíritu o Mónada en su propio plano.
Ahora permítanme enumerar aquello sobre lo cual no es posible dar mayor
información, porque implica demasiado peligro:
1. El método para despertar el Fuego Sagrado.
2. El orden de su progresión.
3. Las formas geométricas que adquiere al elevarse.
4. El orden en que se desenvuelven los centros, de acuerdo
al rayo del Espíritu. La complejidad es excesiva.
Se habrán dado cuenta que cuanto más se estudia el tema, más abstruso se hace.
Se complica por la actuación de los rayos, por el lugar que el individuo ocupa
en la escala de evolución, por el despertar desigual de los diferentes centros,
en relación al tipo de vida que lleva el hombre; su complejidad aumenta por la
triple naturaleza de los mismos (etérica, emocional y mental), por el hecho de
que algunas personas tienen un centro emocional completamente despierto, el cual
se manifiesta etéricamente, aunque la contraparte mental esté aún pasiva; otros
tienen sus centros mentales despiertos, no el emocional, que etéricamente se
halla pasivo. Esto pone de manifiesto, en consecuencia, cuán grande es la
necesidad de instructores conscientes y clarividentes, capaces de trabajar
inteligentemente con los estudiantes, estimulando los centros dormidos o
perezosos, por medio del conocimiento y los métodos científicos, alineándolos de
manera que la corriente afluya alternativamente entre los vórtices externos y el
centro interno. Más adelante el instructor podrá entrenar al estudiante para que
despierte sin peligro el fuego interno, lo cultive y trasmita adecuadamente,
instruyéndolo sobre el orden requerido para su circulación por el sendero de
triángulos, hasta llegar a los centros de la cabeza. Una vez que el kundalini
haya recorrido esas líneas geométricas, el hombre es perfecto, la personalidad
ha servido su objetivo y se ha alcanzado la meta. Por eso todos los centros
tienen un número de pétalos múltiplo de cuatro, porque el cuatro es el número
del yo inferior, el cuaternario. La cantidad total de pétalos en los centros (si
eliminamos el bazo, que tiene un fin determinado, y los tres órganos inferiores
de la procreación) es de mil ciento diez, número total que representa la
perfección del microcosmos -diez el número de la personalidad perfecta, cien el
número de la perfección causal y mil el número de la realización espiritual.
Cuando cada pétalo vibra en todas las dimensiones, se alcanza la meta para este
manvantara. Entonces el loto inferior e halla en todo su esplendor y refleja al
superior con precisión.
Efectos de la meditación ocultista sobre los centros.
Estudiaremos ahora efectos de la meditación ocultista sobre los centros y su
consiguiente vivificación, presentando una meditación iniciada siempre con el
empleo de la Palabra Sagrada, pronunciada de acuerdo con la regla.
Nos referiremos también a la meditación practicada bajo la dirección de un
Instructor. Por lo tanto, el individuo meditará en forma correcta o lo más
correcto que pueda; por eso hoy consideraremos el factor tiempo en relación con
los centros, porque la tarea es lenta y necesariamente gradual. Haré aquí una
pausa, para insistir que es necesario recordar que en todo trabajo realmente
ocultista, los efectos esperados llegan siempre muy lentamente. En el caso de
que un individuo, en una encarnación dada, progrese en forma espectacular, se
debe a que está poniendo de manifiesto algo adquirido anteriormente (la
manifestación de las facultades innatas, adquiridas en pasadas encarnaciones) y
se está preparando para un nuevo periodo de esfuerzo lento, cuidadoso y
minucioso. En la vida presente recapitula los procesos superados en el pasado y
pone los cimientos para un esfuerzo renovado. Este esfuerzo lento y laborioso,
método general para todo cuanto evoluciona, no es al fin y al cabo más que una
ilusión de tiempo, debido a que actualmente la conciencia de la mayoría está
polarizada en los vehículos inferiores y no en el causal. Los estados de
conciencia se suceden unos a otros con aparente lentitud, y en esta progresión
lenta reside la oportunidad para el Ego de asimilar el fruto de estas etapas.
Toma largo tiempo para establecer una vibración estable y un tiempo igualmente
largo para desintegraría e imponer un ritmo más elevado. El crecimiento
constituye un largo periodo de construcción, para una final destrucción, de
organización para una posterior desorganización, de desarrollo de ciertos
procesas rítmicos, a fin de romperlos y luego obligar al antiguo ritmo a que
ceda su lugar a otra nuevo. Lo que la Personalidad ha tardado muchos cientos de
vidas en establecer, no será fácilmente alterado, cuando el Ego actuando en la
conciencia inferior- trate de efectuar un cambio. La trasferencia de
polarización del emocional al mental, de éste al causal y, más tarde, al triple
Espíritu, necesariamente implica un período de gran dificultad, de violento
conflicto, tanto interno como con el medio ambiente, de sufrimiento intenso y de
aparente oscuridad y desintegración; todo esta caracteriza la vida del aspirante
o del discípulo. ¿Cuál es la causa y por qué es así? Las siguientes razones
ponen de manifiesto por qué el sendero es tan difícil de hollar y el proceso de
ascender la escala se hace (a medida que se alcanzan los escalones más altos)
más complicado y difícil. Se debe:
1. Disciplinar a cada cuerpo por separado, a fin de ser purificados.
2. Reajustar y alinear.
3. Repolarizar.
4. Reconstruir prácticamente.
5. Dominar cada subplano, del cuarto en adelante, pues en el cuarto se inicia la
vida del aspirante.
6. Despertar gradual, cuidadosa y científicamente cada centro; intensificar la
rotación y electrificar la radiación (sí se me permite utilizar este término y
aplicarlo a los centros), y manifestar su fuerza a través de la dimensión
superior.
7. Vincular magnéticamente cada centro etérico plenamente alineado con los
centros correspondientes de los cuerpos mental y emocional, de modo que no se
entorpezca la afluencia de fuerza.
8. Despertar nuevamente cada centro mediante el Fuego Sagrado, hasta que las
radiaciones, la velocidad y los colores, se hayan armonizado con la nota egoica.
Esto es parte del trabajo de Iniciación.
Debido a que todo cambio se hace gradualmente, responde a la misma ley que rige
el crecimiento cíclico del macrocosmos:
1. Primeramente se produce el choque entre el ritmo viejo y el nuevo.
2. A esto le sigue un período en que gradualmente domina el nuevo, eliminando al
viejo y estabilizando la nueva vibración.
3. Finalmente se produce la desaparición, y luego la repetición del proceso.
Esta tarea se realiza en los cuerpos y en los centros por la meditación y el
empleo de la Palabra Sagrada, lo que contribuye a reajustar la materia, a
vitalizarla por el fuego, permitiendo al aspirante trabajar de acuerdo a la ley.
Este desarrollo de los centros es un proceso gradual, paralelo al trabajo
realizado sobre los cuerpos, al refinamiento de los vehículos y al lento
desenvolvimiento de la conciencia causal.
Observaciones finales.
Al concluir esta clasificación sobre el empleo de la Palabra Sagrada durante la
meditación, quisiera explicar ciertas cosas, aunque sólo es posible dar
indicaciones. Es algo que, me doy cuenta de ello, resulta difícil comprender. La
dificultad reside en que no se puede decir mucho sobre el correcto empleo de la
Palabra sin correr peligro, pues es uno de los secretos de la iniciación; por
tanto, no debe ser divulgado, y lo que pudiera decirse es de poca utilidad para
el estudiante, aparte de incitarlo a un prudente intento de experimentación;
experimento que se ha de llevar a cabo bajo la dirección de alguien que
conozca. No obstante, voy a indicar ciertas cosas que, si se reflexiona
inteligentemente, traerán iluminación.
Al meditar sobre el centro cardíaco, imaginarlo como un loto dorado y cerrado.
Al enunciar la Palabra Sagrada, imaginen este loto expandiéndose lentamente,
hasta ver el centro o vértice interno como un radiante remolino de luz
eléctrica, más azul que dorada. Formar allí la imagen del Maestro, en materia
etérica, emocional y mental. Esto implica retraer más internamente la
conciencia. Una vez que la imagen esté completamente formada, emítase otra vez
suavemente la Palabra y, mediante un esfuerzo de la voluntad, retraerse aún más
internamente y vincularse con el centro de doce pétalos de la cabeza, el centro
de la Conciencia causal. Hacer esto lenta y gradualmente, manteniendo una
actitud de paz y calma perfectas. Existe una relación directa entre los dos
centros de doce pétalos y la meditación ocultista; la acción del fuego
kundalínico revelará más adelante su significado. Esta visualización lleva a la
síntesis, al desenvolvimiento y a la expansión causal y, con el tiempo, conduce
al hombre a la presencia del Maestro.
El plexo solar es el asiento de las emociones, y no hay que concentrarse en él
durante la meditación. Es la base de la curación física, y más adelante será
mucho mejor comprendido. Es el centro de la actividad -actividad que más tarde
será intuitiva, el centro laríngeo actúa radiantemente cuando es transferida la
polarización del átomo físico al átomo mental permanente, como ya se ha
explicado. Entonces el átomo mental permanente se convierte en el centro de la
razón pura o pensamiento abstracto. Luego llega un momento en el
desenvolvimiento de la conciencia, en que la fuerza emocional, que rige a la
generalidad, es trascendida y reemplazada por la fuerza del intelecto superior.
A menudo marca un período en que el individuo es guiado puramente por la razón,
y sus emociones ya no lo gobiernan. Esto se puede manifestar en el plano físico
como inflexibilidad intelectual. Más tarde, el átomo emocional permanente cede
su lugar al intuitivo, y la intuición pura y la comprensión perfecta, por medio
del amor, constituyen el poder motivador, además de la facultad de razonar.
Entonces el plexo solar se caracteriza por la preponderancia del color verde de
la actividad, porque el cuerpo emocional es el agente activo de lo superior, y
engendra muy poco el color rosa del deseo humano.
En la rotación de la fuerza, a través del vórtice (rotación que forma los
pétalos del loto), se observará que ciertos pétalos resaltan sobre los demás, y
cada centro manifiesta una cruz de modalidad peculiar, excepto en los dos
centros de la cabeza, síntesis de las cruces inferiores. La cruz de cuatro
brazos del tercer Logos se halla en la base de la columna vertebral, y la cruz
de la cuarta Jerarquía humana en el corazón.
Cuando el aspirante medio entona la Palabra Sagrada, lleva la fuerza al etérico
a través de todos los centros internos, y causa un definido estímulo en los
pétalos de cada centro. Si el loto está abierto parcialmente, sólo algunos
pétalos reciben el estímulo. Esto da origen a una vibración (especialmente en el
centro sobre el cual el individuo medita -el coronario o el cardíaco), lo cual
da origen a una acción refleja en la columna vertebral, hasta su base. Esto, por
sí mismo, no es suficiente para despertar el fuego; sólo se puede hacer en forma
correcta, en la clave adecuada y sujeto a ciertas reglas.
Cuando la meditación se hace en el corazón, mediante la entonación correcta de
la Palabra Sagrada, y de acuerdo a las leyes ocultas, la fuerza llega a través
de los centros emocionales, desde los niveles intuitivos. Cuando se realiza en
la cabeza, la fuerza llega por los centros mentales desde los niveles manásicos
abstractos y, más tarde, desde el átmico. Uno imparte intuición espiritual y el
otro, conciencia causal.
Hombre avanzado es aquel que une los dos centros mayores -coronario y cardíaco-
en un instrumento sintético, y cuyo centro laríngeo vibra al mismo ritmo.
Entonces tiene la voluntad y el amor fusionados en servicio armónico, y la
actividad del físico inferior es trasmutada en idealismo y altruismo. Al llegar
a esta etapa el hombre está preparado para despertar el fuego interno. Sus
cuerpos están suficientemente refinados para resistir la presión y la
precipitación; nada contienen que sea perjudicial para su progreso; los centros
son objeto de una sintonización suficientemente elevada, como para recibir el
nuevo estímulo. Cuando esto se ha realizado llega el momento de la iniciación,
en que el servidor, en cierne, de la humanidad, llega ante su Señor con el deseo
purificada, el intelecto consagrado y un cuerpo físico que es su servidor y no
su amo.
Terminaremos este escrito aquí. Sin embargo, puede ser muy importante que
estudies el espacio
Peligros que deben evitarse
de la práctica y meditación ocultista
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