Siempre
que en la vida nos encontramos con dificultades es porque hay algo que hacer:
debemos cambiar algo, o bien en relación con el exterior o con nuestro interior.
La adversidad, que en ocasiones nos llega en forma de enfermedad y malestar, no
es algo que que la vida dirige contra nosotros, no es algo que se nos mande.
La adversidades un modo natural de funcionar de las cosas que se opone a nuestro
modo no natural de ver las cosas.
Las
dificultades nos están regalando, si estamos despiertos para verlo, una lección
de verdad, de la verdad; nos obligan a que descubramos que en nosotros hay algo
que funciona mal, algo que está equivocado o que está poco desarrollado.
Y en este sentido es muy importante que sepamos ver las causas reales y
primeras de nuestro propio dolor y sufrimiento, de manera que podamos
realmente sanarlo, y no lanzarnos inconscientemente a simplemente paliar los
efectos de un ser y obrar equivocados.
En este sentido, una alimentación sana y equilibrada basada en el consumo de
productos naturales, debería aportar todos los nutrientes —en forma de
vitaminas, minerales y aminoácidos— que necesita el organismo. El problema es
que en la forma de vida y de alimentación actual suele haber falta de aporte de
nutrientes esenciales. Y esto disminuye la salud y el bienestar.
La cocina
rápida, la cocina basura, los alimentos transgénicos... Muchos de los alimentos
esenciales que se adquieren en el mercado son poco frescos o están demasiado
refinados y abundan los alimentos congelados, preparados o enlatados, que en los
distintos procesos de elaboración o conservación han perdido parte de su valor
nutricional. Respetar una forma de alimentación sana, natural y equilibrada
suele exigir un aprendizaje de años e implica la asunción de unos hábitos que,
en muchos casos, está reñida con el ritmo de vida de las sociedades urbanas.
Los
suplementos dietéticos están pensados para cubrir las carencias que deja este
déficit, y serán muchas las personas que los necesitarán para mantener una buena
salud. Pueden ser un recurso muy eficaz para optimizar el rendimiento de nuestro
organismo y servirán de refuerzo en determinados estados como convalecencias,
vejez, infancia, durante el embarazo o la menopausia. Muchas dolencias pueden
experimentar mejoría o alivio con tratamientos a base de suplementos dietéticos.
Pero es preciso señalar que, a pesar de que no son medicamentos y de que sus
efectos secundarios son mínimos, en algunos casos es posible que su prescripción
deba realizarse contando con el consejo de un especialista.
La dosis
óptima en cualquier suplemento dietético ha de ser la mínima para que se consiga
el efecto deseado y la suficiente para cubrir el déficit nutricional detectado.
No todos
los suplementos dietéticos son iguales, ni inciden de la misma manera en nuestra
salud. En una primera clasificación establecemos cinco categorías básicas, en
función de su biodisponibilidad.
•
Suplementos naturales. Se obtienen de una parte o extracto de planta o de
materia animal, tal como se encuentre en la naturaleza, y solamente se
comercializan envasados. Es el caso de los productos derivados de la colmena,
como el polen, la miel, la jalea, o de los polvos de plantas medicinales o
levadura de cerveza.
•
Nutrientes aislados. Se obtienen a partir de fuentes naturales tras un breve
proceso de refinado, con el fin de aislar uno o más de sus componentes. Es el
caso de los enzimas digestivos, de determinados aminoácidos o de nutrientes
extraídos de las algas.
• Cultivos en levaduras. Se practican en laboratorio para obtener un producto
directamente asimilable por nuestro organismo. Es el caso de algunas vitaminas y
minerales.
•
Suplementos idénticos a los naturales. Se obtienen en el laboratorio
reproduciendo con la mayor exactitud la estructura molecular original. Es el
caso de muchos productos dietéticos con vitaminas B y C.
•
Productos sintéticos. Se manufacturan en el laboratorio con el propósito de
optimizar su aplicación terapéutica. Contienen vitaminas y aminoácidos
sintéticos.
La
autoprescripción de suplementos dietéticos puede provocar un exceso en el
consumo o que, en cambio, éste sea insuficiente para alcanzar el efecto deseado.
Cada persona requerirá dosis y periodos de toma adaptados a sus necesidades
específicas, pero esto ha de ser determinado por un especialista. Muchas
personas confían en las orientaciones del herborista o del empleado de la tienda
para determinar el producto concreto que necesitan y las dosis. Sin desmerecer
la experiencia y la capacidad de estos profesionales, es siempre aconsejable
contar con el asesoramiento de un especialista, un médico naturópata que, con un
estudio detallado de las características de la persona será quien establezca las
pautas del tratamiento.
Una de
las terapias que se han revelado como más eficaces para tratamientos con
suplementos dietéticos es la llamada nutrición ortomolecular. Postulada por el
científico Linus Pauling en la década de los setenta, consiste en tratar las
enfermedades físicas y los trastornos psíquicos mediante dosis altas y
concentradas de vitaminas y minerales. Unas y otros se emplean como verdaderos
medicamentos, más que como simples suplementos alimenticios. Se trata de
prescribir la molécula justa, en el momento adecuado y en la dosis correcta.
Para ello, es preciso realizar un estudio personalizado y a fondo de cada caso,
que se irá adaptando a la respuesta que vaya ofreciendo el paciente y que se
acompañará de una dieta adecuada para cada estadio del tratamiento.
Este
espacio incluye la mayor parte de los suplementos dietéticos que se pueden
encontrar en el mercado. En muchos casos un mismo producto obedecerá a las
características de dos o más categorías, por lo que será tratado en una y
solamente aparecerá citado en el resto.
|