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CUANDO LLEGA
LA REGLA/MENSTRUACIÓN
El fenómeno que separa a las adolescentes de las niñas, al menos desde su
propia perspectiva, es la aparición de la menstruación. Se trata de una
vivencia totalmente nueva y llena de significado. Muchas adolescentes no
saben qué esperan, ignoran cuáles son las manifestaciones menstruales
normales y cuáles son patológicas y, al mismo tiempo, son remisas a hacer
preguntas al respecto.
El resultado es que los mitos e interpretaciones incorrectas de lo que les
sucede son comunes. Empecemos, pues, por conocer el ciclo menstrual normal.
El promedio de edad de la menarquia (término médico con el que se designa la
aparición de la primera menstruación) está en torno a los 12 años y medio,
con unas posibilidades de variación que oscilan entre los 9 y los 16 años.
La menarquia acostumbra a tener lugar dos años después de iniciarse el
desarrollo mamario y al año del estirón puberal. Para ilustrar cuan
diferentes -pero igualmente normales- pueden ser dos niñas al encarar esta
situación menstrual, pondremos como ejemplo a Carmen y Rosa, dos niñas de 14
años. Carmen tuvo su menarquia dos meses antes de cumplir los 12 años. A los
11 años creció muchísimo y aumentó 10 kg. Rosa todavía no tiene la regla.
Creció y aumentó de peso mucho menos que Carmen. Mientras Rosa está
preocupada pensando que nunca va a desarrollarse ni a menstruar. Carmen
padece de gran ansiedad creyendo que va a seguir creciendo y ganando peso.
La verdad de esta historia es que ambas niñas son sanas y normales. Lo que
sucede es que Carmen simplemente fue púber antes que Rosa, pero ambas, a la
postre, llegarán al mismo resultado, un ciclo menstrual y una estatura
adulta normal, cuando tengan 15 o 16 años.
Es interesante saber que las primeras reglas suelen ser anovulatorias (es
decir, que ocurren a pesar de que los ovarios no liberan un óvulo en la
trompa de Falopio). Las hormonas sexuales se producen en el ovario aun en
ausencia de la ovulación, y dichas hormonas actúan sobre el endometrio (la
superficie carnosa que cubre el interior del útero) produciendo un
incremento de su grosor: el endometrio se prepara para una posible
concepción. Si no hay embarazo, se desprenderán pedazos del endometrio que
serán expulsados por la vagina, y se manifestará en forma de leves manchas
de sangre o como sangrado intenso y prolongado. La ovulación habitualmente
comienza dentro del año de producirse la menarquia, pero no se dará todos
los meses hasta uno o dos años después, que es cuando los ciclos menstruales
se harán más predecibles.
Una buena costumbre es que las adolescentes aprendan a evaluar su propia
regla, para lo cual es muy útil anotarla en un calendario. El ciclo se mide
desde el primer día del período al primer día del siguiente. La duración
oscila entre los 21 y 45 días, pero para cada persona en particular la
longitud del ciclo menstrual tiende a ser constante. Cuando Rosa comenzó a
menstruar, tres meses después de cumplir los 15 años, sus ciclos duraron un
promedio de 30 días. Para Carmen, cada ciclo era de 24 días.
El flujo menstrual normal dura de dos a siete, días (no debe durar más de 8
a 10 días), siendo más pronunciado en los dos primeros días. La pérdida de
sangre en total es de 30 a 40 ml, el equivalente a dos o tres cucharadas de
sangre, que impregna unos 15 tampones o compresas. Pero la cantidad parece
mucho mayor, debido a que la sangre viene mezclada con trozos de endometrio
y secreciones vaginales que la acompañan.
Una de las preguntas más comunes que se hacen las adolescentes es si deben
usar tampones o compresas. Las compresas son seguras y protectoras pero
pueden resultar incómodas, especialmente durante días calurosos o durante el
ejercicio físico y la actividad deportiva. Los tampones, usados de manera
correcta, son seguros pero puede haber un riesgo -mínimo- de infección. Por
esta razón, es recomendable que la jovencita tome las siguientes
precauciones: lavarse las manos antes de colocarse el tampón; cambiar el
tampón como mínimo cada cuatro o seis horas; usar una compresa durante la
noche para evitar dejar colocado el tampón por un tiempo prolongado, y, por
supuesto, acordarse de sacar el último tampón en seguida que termine la
regla. |
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