La capacidad conocida como velocidad perceptiva supone ser capaz de percibir detalles con rapidez y precisión y de cambiar la atención de un ítem al siguiente con celeridad. Los tests de velocidad perceptiva suelen estar cronometrados y requieren comparar dos cadenas de letras o cifras para comprobar si son idénticas. Parece que ésta es la aptitud básica necesaria para la mayoría de los trabajos burocráticos.

De forma reiterada, en estos tests, las mujeres se desenvuelven mejor que los hombres. Esta diferencia de género aparece muy pronto. En consecuencia, parece improbable que las diferencias de género se deban a la práctica, pues es difícil que las niñas de 5 años, edad a partir de la cual empiezan las investigaciones, tengan más práctica burocrática que los niños de la misma edad. El entrenamiento en problemas de velocidad perceptiva no elimina las diferencias de género, salvo que sólo los varones sean los que lo efectúen; es decir, mediante el entrenamiento, los varones pueden llegar al nivel de las mujeres no entrenadas, pero si hombres y mujeres reciben el mismo entrenamiento, la actuación de las mujeres sigue siendo superior a la de los varones.