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TRIBUS URBANAS
Cuando el adolescente se desprende de la familia como única fuente de
refugio y seguridad, precisa la continuidad natural del contacto con el
colectivo humano, y busca el grupo, la pandilla de amigos, la banda o la
tribu...
El adolescente tiene varias formas de reaccionar frente a las crisis
existenciales en que se encuentra y frente al entorno social que le
desagrada. Una de ellas consiste en fabricarse una identidad con ayuda de
cosas, como, por ejemplo, la moto-potencia, el cine-televisión-evasión, etc.
Es un intento de apropiarse del mundo y de la sociedad a través de los
objetos. Otra fórmula es la contestación, con una generosa e inteligente
radicalización de posturas, pero con el equivocado objetivo de derribar el
sistema mediante la violencia. O bien la separación, cuya única salida es
situarse fuera de la sociedad establecida, constituyendo una antisociedad, y
como ejemplos tenemos los movimientos históricos beatnik y hippy y las
actuales tribus urbanas.
También la pandilla de amigos de "tomar copas" puede radicalizarse y tomar
otros derroteros para "pasar el rato". Las tribus urbanas, con todo el
abanico de posibilidades que ofrecen, atraen al joven. Son los hijos de la
televisión, viven al día, quieren tener sus propias guerras, y se sienten
unidos y divididos por la música y la forma de vestirse. "¿Para qué
estudiar, si el grupo ya nos da los conocimientos que queremos?", dicen.
Hay tribus más pacíficas y otras más violentas. La primera noticia de la
existencia de los skinheads (cabezas rapadas), por ejemplo, la tuvimos en
los estadios de fútbol (hooligans, ultras, tiffosi, etc.). Derivaban de sus
homónimos británicos (que en la actualidad están en vías de extinción en el
Reino Unido), y fueron en su inicio un movimiento antirracista, imitando en
su vestimenta a los rude boys que habitaban en los guetos de emigrantes
jamaicanos. Su ideario era el antimilitarismo, el rechazo del poder y la
anarquía como forma de vida. Su uniforme, la cazadora Harrington, las botas
Doctor Martens y el pelo "al cero" (para imitar a los negros).
Históricamente, los skinheads británicos son herederos de una escisión de
los mods de finales de los sesenta y de los punkies de los años setenta.
Ahora, algunas tribus han cambiado de ideario y los fines de semana se
dedican a la caza del negro, los "sudacas" y los magrebíes... y se enzarzan
en violentas batallas con las tribus de punkies (sus enemigos naturales; se
dice que una tribu no vive si no tiene otra enfrente); en el mundo de los
skinheads no acostumbra a haber chicas, y a los 23-24 años ya no se es
skin...
Sin ánimo de agotar el extenso repertorio de las tribus que pueblan
determinadas ciudades, regiones o países (cada uno cuenta con sus propios
especímenes), hagamos una rápida revisión de las más descollantes. Los bad
boys o brack boys hacen graffiti en las paredes con la ayuda del aerosol,
practican el break dance y llevan el pelo rapado en los laterales de la
cabeza. Los hardcore-skateboard tienen su música (el hardcore) y practican
el monopatín (también se llaman skaters). Los heavies lucen melena, "chupa"
(cazadora negra llena de chapas y clavos) y pantalones muy estrechos, y no
reivindican nada ("ser heavy es vivir la música", dicen). Los motarás viven
para su moto. Los okupas se dedican a invadir pisos y locales desocupados.
Los punkies o punks llevan los pelos pintados, peinado muy tieso en forma de
cresta y rapados los laterales de la cabeza, beben cerveza (la popular
"litrona"), fuman porros y su música es el rock duro; el color rosa es su
preferido; se consideran basura, mierda, podridos (enfrentados a los
skinheads, considerados "puros" o "niños limpios"); un auténtico punky a los
30 años o lo matan o muere (se tiran al metro: "ritual de morir"). Los
rockers siguen el rock y la moda americana (hay varias familias: los
teddy-boys, los rockabillies, los psychobülies). Los bakalaeros suelen ir en
manada los fines de semana, de discoteca en discoteca, y cuando circulan en
coche lo hacen con el aparato de música a todo volumen. Los grunges
constituyen un movimiento neohippy con toques ecologistas, visten prendas
que les van grandes o demasiado pequeñas, siempre de segunda mano, lucen
melena larga y despeinada en ambos sexos, y ellos perilla mal cuidada. Los
rappers surgieron en las calles del Bronx de Nueva York hacia los años
ochenta, al son de la música de origen africano rap que incita a la
violación y a matar (el expresidente Clinton la consideraba "enemigo público
por encima de la droga") y enloquece a los adolescentes (practicantes del
break-dancing), precisan vestir chándal, sudaderas, gorras con la visera
hacia atrás (todo ello con tallas superiores a las necesarias), y el pelo
rapado, a veces con complicados dibujos hechos a cuchilla.
Todo muy folclórico, variopinto e incluso ofreciendo una "estética" gratuita
a las ciudades. El problema surge cuando algunas de estas tribus urbanas se
ponen en pie de guerra (obviamente, las que tienen un ideario de violencia)
y se radicalizan, poniendo en práctica su eslogan: "Vive rápido, muere joven
y harás un bonito cadáver."
Estas personas que viven al límite de lo marginal, y las que forman las
llamadas tribus urbanas, son, quizás, los seres humanos que mejor recibirían
la más elevada enseñanza espiritual si se les ofreciera, pues su inquietud,
su eterno descontento, debería impulsarlos a transitar por otro camino bien
distinto del que recorren, a andar por el sendero de la Luz. Este camino
encauza todo su vigor en el objetivo de ser conscientes y de obrar
adecuadamente, de trabajar y rebelarse contra todo lo que no debe ser. Y de
que no sea así todos somos responsables. |
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