EL TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN ADOLESCENTE
Las perspectivas de recuperación son optimistas y la mayoría de los
adolescentes con depresión mejoran. De hecho, el trastorno no siempre
necesita de un «tratamiento». En casos leves, algunos adultos cercanos al
adolescente (padres, familiares, maestros o amigos) pueden apoyarle y
ayudarle a superar el problema, ya que para algunos de ellos es suficiente
hablar con alguien sobre sus preocupaciones y sentimientos, ordenando sus
emociones y afectos.
Esto sin duda es muy positivo. Sin embargo, la situación se puede prolongar
mucho en el tiempo y los síntomas provocar un gran sufrimiento, hasta el
punto de incapacitar al adolescente para seguir adelante en su vida
cotidiana con una razonable normalidad, interfiriendo en sus relaciones
interpersonales, familiares y escolares. En estos casos, la búsqueda de
ayuda de un profesional puede ser decisiva, máxime si se identifican en el
adolescente sentimientos profundos de desesperanza y pensamientos de
suicidio.
No existe un tratamiento único para los trastornos depresivos en la
adolescencia. Hay una variedad de métodos que se utilizan para tratar la
depresión y en la mayoría de los casos se recomienda una combinación de
diferentes enfoques.
El profesional determinará cuál es el mejor tratamiento y podrá incluir la
utilización de psicoterapia o psicofármacos, o la combinación de ambos según
la gravedad de la depresión.
Psicoterapia
Las técnicas psicológicas más utilizadas y más eficaces para conseguir los
objetivos terapéuticos son la terapia cognitiva-conductual, el entrenamiento
en habilidades sociales y la terapia familiar.
Por medio de estos tratamientos los adolescentes aprenden a comprender la
influencia de su forma de pensar en sus emociones y comportamientos.
Aprenden a controlar los pensamientos que ellos creen «insuperables» a
través de su reevaluación. La terapia se centra en las creencias
disfuncionales que conducen a la depresión y en adecuarlas a la realidad. El
papel del adolescente es activo, siendo su participación esencial en el
éxito terapéutico. Una característica importante es que son terapias
limitadas en el tiempo y se mantienen reuniones regulares con el adolescente
(semanales o quincenales). Las pautas o estrategias que se proponen para el
tratamiento son:
• Ayudar al adolescente a cambiar las expectativas que tiene de los sucesos
desagradables o de las contrariedades de la vida, haciendo el entorno más
placentero, reforzando y ayudándole en la consecución de metas que sean
realistas.
• Cambiar las atribuciones y percepciones que el adolescente hace de las
situaciones. La visión negativa de sí mismo se basa en una autopercepción de
insuficiencia y falta de valía, así como en la atribución de las
experiencias desagradables que piensa que ocurren por culpa de él. Este
patrón negativo está distorsionado, es poco realista, exagerado y basado en
cogniciones erróneas que han de ser modificadas.
• Disminuir el retraimiento social y aumentar el acceso a las experiencias
gratificantes y de éxito. Esto permitirá que el adolescente desarrolle un
mayor sentimiento de dominio y de confianza, siendo necesario realizar un
entrenamiento de las habilidades sociales que le permitan obtener las
recompensas de su entorno y aprender a disfrutarlas.
• Proporcionarle las habilidades necesarias, mediante un entrenamiento en
resolución de problemas o en toma de decisiones, para la identificación de
las fuentes de su desánimo, para que aprenda a combatirlo y prevenir
recaídas.
• Sesiones con los padres o tutores con el fin de discutir los progresos del
adolescente y para ofrecerles algunas estrategias que favorezcan un ambiente
familiar protector y preventivo para el futuro.
Psicofármacos
Para los episodios depresivos moderados y graves, la psicoterapia se suele
combinar con algunos antidepresivos, observándose que los resultados son más
eficaces si se combinan ambos tratamientos que si se prescribe sólo
medicación. Los antidepresivos más utilizados y más eficaces son los
inhibidores de la recaptación de la serotonina (IRSS) y los de acción dual.
El tratamiento se puede prolongar entre seis meses y un año antes de
proceder a su discontinuidad.
Cuando los antidepresivos se utilizan bajo la supervisión de un profesional
y con una completa información sobre su uso, pueden ser muy beneficiosos
para los adolescentes. Incluso en algunos casos de depresión muy grave, en
los que el adolescente está muy confuso y se siente incapaz de expresar con
palabras lo que siente, la mejoría de su estado de ánimo puede facilitar la
participación futura en una intervención psicoterapéutica en la que se
requiera un papel más activo del paciente. |